La marca estadounidense de ropa Abercrombie & Fitch es conocida por su agresiva y polémica estrategia de marketing: publicidad protagonizada por jóvenes y esculturales cuerpos, inauguraciones de tiendas con bailarines de torso desnudo y dependientes perfectos cuidadosamente seleccionados (en España se llegó a ofrecer el trabajo a universitarios por la calle a lo 'cazatalentos').
En 2006, el consejero delegado de la empresa, Mike Jeffris, confesó a Salón que fichaban a dependientes así "porque la gente atractiva atrae a otra gente atractiva y queremos dirigirnos comercialmente a gente 'cool', atractiva. Solo queremos dirigirnos a eso". La polémica, siempre viva, se ha reactivado después de que Robin Lewis, autor de un libro sobre la compañía, dijera que Abercrombie no fabrica ropa de mujer mayor a la L porque no quiere que la marca sea llevada por mujeres de talla grande.
Así las cosas Greg Karber, un joven creador audiovisual de Los Angeles, ha decidido crear una campaña para "reorientar" la estrategia de marketing de Abercrombie & Fitch haciendo que otro tipo de público -que no es precisamente el veinteañero universitario blanco y perfecto que ellos quieren- lleve su ropa. Karber pide a la gente que regale sus prendas de la marca a personas sin hogar a través de un hashtag de Twitter (#FitchTheHomeless) y un vídeo que está siendo muy compartido en redes sociales: en dos días lleva más de 925.000 reproducciones.
Christy Turlington era la protagonista de este anuncio prohibido por la ASa en Reino Unido al considerar la imagen demasiado retocada. Pese a la letra pequeña colocada en la parte inferior de la campaña en la que Maybelline advierte de que es ...