¿Los otros Chipre? Luxemburgo y Malta, países con sectores bancarios de gran tamaño, se desmarcan
Jeroen Dijsselbloem, el presidente del Eurogrupo, tiene un nombre impronunciable en buena parte de Europa, pero cada vez menos, y no por buenas razones. El sucesor del luxemburgués Jean-Claude Juncker al frente de las reuniones de ministros de Economía de la eurozona levanta ampollas en cada vez más países. Se ganó un tirón de orejas general al asegurar que la fórmula empleada para rescatar a Chipre, donde los grandes ahorradores dirán adiós a hasta un 40% de sus depósitos, sería una plantilla para futuros rescates, en caso de que haya más. Los últimos en molestarse han sido los pequeños países con reglamentación financiera laxa o grandes incentivos a la instalación de grandes empresas del sector.
Luxemburgo y Malta no son Chipre. Eso se afanan en aclarar ambos países en declaraciones a la prensa internacional. Luxemburgo y Malta son, de hecho, más Chipre que Chipre en cuanto al tamaño de su sector bancario. Una de las decisiones del Eurogrupo a cambio de rescatar al país consiste en la reducción del tamaño del sector, alrededor de ocho veces el de la economía de país, donde viven un millón de habitantes. Su tamaño es "insostenible" y tiene que "adaptarse", según el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso. La proporción es todavía más exagerada en el pseudo-paraíso fiscal luxemburgués, donde las empresas del sector son 20 veces lo que el PIB del país, de tan solo 500.000 habitantes.
En el caso de Malta, el país más pequeño de la Unión Europea (400.000 habitantes), es proporcionalmente un poco mayor que el de Chipre y de un tamaño similar al de Irlanda, un país ya rescatado por la burbuja inmobiliaria que también obligó a la eurozona a rescatar a los bancos españoles.
Para Dijsselbloem, la crisis de Chipre es una llamada de atención. ¿Qué deben hacer estos dos países? "Lidiar con ello antes de meterse en problemas. Fortalece tus bancos, arregla tus balances, date cuenta de que si un banco se mete en problemas, la respuesta ya no será que vendremos a hacernos cargo de tus problemas automáticamente", declaró en una entrevista con Reuters y Financial Times.
NO ES CUESTIÓN DE TAMAÑO
Sin embargo, no es una cuestión de tamaño, sino de cómo se use, destacan en Luxemburgo y en La Valeta. En un inusual comunicado, el Gobierno de Luxemburgo rechazó toda comparación. El sector bancario de Chipre estaba "desequilibrado estructuralmente", pero Luxemburgo "actúa como una importante puerta de entrada a la eurozona al atraer inversiones y por lo tanto contribuyendo a la competitividad general", según el texto. La descripción del sistema bancario que hace Luxemburgo es casi como el de un producto financiero de última generación: "una base de clientes diversificada, servicios de producto diversificados, mecanismo de supervisión eficiente y un riguroso respeto e implementación de las directrices internacionales", según el Gobierno.
El gobernador del Banco de Malta, Josef Bonnici, utiliza los mismos argumentos. En declaraciones a la prensa, Bonnici insistió en que el problema de Chipre no es el tamaño del sistema financiero, sino sus inversiones en Grecia. "Los problemas a los que se enfrentan los bancos chipriotas incluyen pérdidas por sus inversiones en bonos griegos, mientras que los bancos domésticos de Malta tienen una exposición limitada a países bajo un programa" de rescate, aseguró.
Tanto Malta como Luxemburgo insisten que buena parte del negocio financiero de su país se controla y opera desde fuera, "la mayoría son subsidiarios de bancos europeos y ofrecen una panoplia de servicios como financiación comercial, banca de inversión u operaciones de financiación de grupos", según un artículo de Mario Mallia, jefe del servicio de riesgos del Banco de Valletta, publicado en The Times of Malta. Lo que define el riesgo, según Malta y Luxemburgo, es la relación entre el sector bancario y la economía local, aspecto en el que ambos países aseguran diferenciarse de Chipre.
UN TAMAÑO EXCESIVO
Sin embargo, una UE que intentó "refundar el capitalismo" en 2008, en palabras del expresidente de Francia Nicolas Sarkozy, recela de los países con regulación financiera laxa. En repetidas ocasiones, Francia y Alemania intentó que Irlanda elevase el tipo de su impuesto de sociedades, más de diez puntos menor al de la media del euro y parte de la atracción fatal que sienten empresas tecnológicas. Con Luxemburgo, la UE ha batallado durante años para acabar con el secreto bancario parcial que mima el país.
¿Por se permite que algunos países actúen en la práctica como paraísos fiscales dentro de la eurozona multiplicando el tamaño del sector bancario y creando riesgos como el de Chipre? La pregunta es temida en estos países. "La lección de Chipre es que cuando el sistema bancario es muy grande, existe una gran fragilidad de las inversiones en deuda soberana", asegura Nicolas Veron, del prestigioso centro de estudios Bruegel y recoge The Wall Street Journal. "Los mercados se están centrando ahora en potenciales debilidades de países del euro donde el sector bancario es mucho mayor que su economía", en palabras de Christian Schulz, economista del Berenberg Bank de Londres. "Luxemburgo tendrá que explicar ahora por qué su sistema financiero es tan grande", añadió. "Sólo eso debería levantar preocupación de la gente que tiene grandes depósitos ahí", según él.