Los ciclistas urbanos, totalmente en contra de la próxima obligación de llevar casco en las ciudades
Javier Umarán coge casi a diario su bicicleta para ir a trabajar. En el ritual habitual antes de montarse en la bici, Umarán prescinde siempre de un paso si únicamente se va a mover por la ciudad: ponerse el casco. “Llevo 35 años andando en bici y no lo llevo nunca ni nunca lo he llevado”, apunta. Asegura que no es una medida “que salve vidas ni evite accidentes”. “Ir en bici no es una actividad peligrosa”, subraya.
Pero, muy probablemente, Umarán tendrá que variar ese hábito en muy pocos meses. El borrador del anteproyecto del real decreto por el que se modifica el Reglamento General de Circulación, que podría entrar en vigor este mismo verano, incluye la obligatoriedad del uso del casco para los ciclistas también en ciudad, dado que hasta ahora únicamente era necesario llevarlo en vías interurbanas.
La medida ha encontrado la oposición absoluta de las principales asociaciones de ciclistas urbanos de España, de algunos Ayuntamientos, como el de Valencia, de la red de ciudades por la bicicleta y hasta del PSOE, que ha puesto sobre la mesa una proposición no de ley por la que insta al Gobierno a consensuar los cambios con los usuarios de la bici. “Es una medida que supone boicotear el uso de la bici en las ciudades”, ha asegurado el diputado socialista Odón Elorza.
CONSULTA EL BORRADOR DEL REAL DECRETO
Esa es, precisamente, una de las principales razones por las que los colectivos de ciclistas urbanos se oponen radicalmente a la obligatoriedad del casco. “Es un freno clarísimo para la promoción de la bici en España. Seríamos el único país europeo en padecer esta medida y sufriríamos las consecuencias, porque añadir cargas y obligaciones a una actividad tan sencilla y poco peligrosa no tiene justificación. Los sistemas municipales de préstamo de bicicletas van a ser más caros y van a tener menos éxito”, explica a El Huffington Post Manuel Martín, director técnico de Conbici, coordinadora nacional que agrupa a más de 50 organizaciones de promoción de la bicicleta.
Los detractores de la medida aseguran que en Australia y en Nueva Zelanda se produjo una disminución del uso de la bicicleta de un 30% cuando pusieron en marcha la obligatoriedad del casco en ciudad. Actualmente, únicamente Australia e Israel cuentan con una ley similar.
“ES MÁS PELIGROSO LLEVAR CASCO”
Ante esta oposición frontal a la medida, la pregunta parece obvia, ¿el casco no aumentaría la seguridad del ciclista? Jorge Fernández Díaz, ministro del Interior, aseguró hace unos meses que claramente sí: “Es una medida por la propia seguridad del ciclista, por su integridad. El mismo riesgo existe cuando está conduciendo en una ciudad que cuando lo hace en vías interurbanas”.
Un argumento que no convence en absoluto a las organizaciones de ciclistas urbanos. “No te libra de las consecuencias en caso de atropello. Para evitar las lesiones más graves, como las cervicales, habría que usar un casco integral como el de las motos. No es cierto lo que dicen de que la obligatoriedad del casco es la mejor forma para mejorar la seguridad del ciclista”, asegura Juan Manuel Mellado, presidente de A Contramano, una asociación que pertenece a la Federación Europea de Ciclistas.
Javier Umarán, portavoz de Biziz Bizi, va más allá y afirma que el uso del casco es contraproducente: “Hay estudios que demuestran que los conductores respetan menos la distancia de seguridad cuando llevas casco que cuando no porque con casco los coches se arriman más porque te ven más protegido. Por tanto, al final es más peligroso”.
DATOS A FAVOR DEL CASCO
Sin embargo, algunos datos siguen mostrando que el uso de la bici en España tiene sus riesgos. Cerca de tres millones de personas la utilizan casi a diario para alguno de sus desplazamientos y más de 15,5 millones la emplean con alguna frecuencia, según el Barómetro Anual de la Bicicleta.
Según la Fundación Mapfre, dos de cada 10 han sufrido algún accidente y el 75% han acabado en caída o atropello. En 2010 -último año del que hay datos- fallecieron en España 67 ciclistas. De acuerdo a esa misma fuente, el casco previene dos de cada tres lesiones graves en la cabeza y el cerebro, que son las principales responsables de la muerte de muchos ciclistas implicados en accidentes.
El National Highway Traffic Safety Administration señala que el casco ciclista correctamente ajustado reduce el riesgo de lesión en la cabeza hasta un 85% y el de lesión cerebral, en un 88%. También el Instituto Holandés para la investigación de Seguridad Vial recalca que un correcto uso del casco puede llegar a prevenir el 42% de las lesiones en todos los accidentes sufridos por ciclistas.
Pero desde A Contramano restan credibilidad a datos como los de la Fundación Mapfre. “Los informes más alarmistas los hacen siempre las compañías aseguradoras. ¿Intereses ocultos? No lo sé”, advierte el presidente de la organización, Juan Manuel Mellado.
Entonces, ¿qué medida habría que tomar para mejorar la seguridad? Mellado no tiene dudas: “La mejor manera es fomentar que haya más ciclistas, que los vehículos vayan a menos velocidad, respetar la distancia de seguridad, subirla de 1,5 metros a dos e insistir en las autoescuelas en el respeto al ciclista”.
A FAVOR DE LA OBLIGATORIEDAD
Pero no todos los que usan la bicicleta regularmente se oponen de manera tan frontal a la obligatoriedad del casco. Javier Fernández es presidente de la Federación Madrileña de Ciclismo: “Yo recomendaría su uso porque ha salvado vidas y ha evitado accidentes graves, pero quizá no se debería obligar. Eso no lo veo, pero no creo que la norma vaya en contra del uso de la bici. El quiera utilizarla, lo seguirá haciendo”, explica. Sí que reconoce que muchos ciclistas urbanos deberían tener más precauciones a la hora de circular. “Los problemas los tienen los conductores, que no respetan a las bicis, pero no todos los llamados ciclistas lo son. Los que no han pasado por una escuela no tienen tantas nociones de seguridad vial y no respetan los pasos de cebra, semáforos… Esos se tienen que dar cuenta de que también deben respetar las normas”.
Manuel usa la bici a diario, con el casco siempre puesto, y está a favor de su obligatoriedad. "Si el motivo por el que las asociaciones dicen que no aumenta la seguridad es por la mala calidad/efectividad de los cascos, entonces pienso que lo que deben hacer es presionar para que hagan cascos más efectivos y seguros para los ciclistas en vez de quejarse por la obligatoriedad de uso".
Señala, además, que cuando la medida se aplicó a las motos, en los años ochenta, también se generó una polémica similar. Buscando en la hemeroteca, es fácil comprobarlo. En una carta al director publicada en El País en 1982, cinco días después de que la norma entrara en vigor, un lector se quejaba amargamente: “Me da la impresión de que esos señores que han legislado sobre el uso obligatorio del casco en las ciudades han ido muy poco en moto (…) Considero una ley injusta y discriminatoria, estoy a favor de que se aconseje el uso del casco, sobre todo por carretera, pero obligar a llevarlo por capital, creo que no”.
Con todo, desde Conbici resaltan que no se puede hacer comparaciones de este tipo. “En las motos había otras justificaciones: Las motos van a más velocidad. No es igual ir a más de 50 por hora que a 10 o a 15, que es poco más que ir andando. Por esa regla de tres, hay más víctimas automovilistas por golpes en la cabeza. ¿Van a obligar también a ir en casco dentro del coche?”