Preparar oposiciones en tiempos de crisis: Cuando conseguir una plaza se convierte en utopía
Verónica ha tirado la toalla. Al menos de momento. Después de varios años preparando las oposiciones de Tramitación Procesal y Administrativa (Grupo C de Justicia), en marzo de 2012 hizo el último examen, no tuvo suerte y aparcó el estudio. “Me iba a salir muy caro e iba a perder mucho tiempo. No hay que ser un lince para saber que no van a contratar a nadie ahora mismo y que quizás se acaben haciendo EREs en alguna Administración”, lamenta. Ahora, Verónica trabaja “en algo que tiene que ver con la oposición” que estaba preparando y descarta volver a estudiar, al menos en 2013.
No es la única opositora desanimada. Con 5.965.400 de parados y una tasa de desempleo superior al 26%, la más alta de la historia, según los datos de la última EPA, conseguir un trabajo fijo es casi un sueño. Además, la oferta de empleo público se ha reducido en los últimos años a la mínima expresión (un 85% en 2012 respecto al año anterior en los subgrupos A1 y A2 -licenciados y diplomados-, según denuncia la Central Sindical Independiente de Funcionarios). Todo ello ha provocado que conseguir una plaza también sea poco menos que una utopía. Por ejemplo, en octubre se presentaron 40.000 opositores para 600 vacantes en el Ayuntamiento de Madrid y 1.500 personas para 25 puestos de profesor de Secundaria en Cantabria.
Con este panorama, hasta las academias de oposiciones tiemblan. Algunas se han reinventado y, ante la posibilidad de que baje el número de alumnos, ofrecen ya otras opciones, como estudiar idiomas. “La gente está muy desanimada porque piensa que las oposiciones son poco menos que una pantomima. Hay alumnos que han sacado un 10 y no han conseguido nada porque se dan muchos puntos por haber trabajado antes”, explica Ana María Ochande, profesora de Audición y Lenguaje en la Academia Celeo de Cuenca. Subraya que, pese a todo, la gente sigue preparando oposiciones por “ver qué pasa” al ver que en la empresa privada tampoco hay oportunidades.
EL “CONTRATO INDEFINIDO”, LA MOTIVACIÓN
Ese es el caso de María José Martín, que decidió prepararse para ser funcionaria “ante el panorama de crisis y la dificultad de encontrar trabajo”. La mayor parte de los opositores reconocen que son las buenas condiciones de trabajo las que les animan a seguir estudiando.
Laura lleva un año y cuatro meses preparando las de Administración y Justicia y no pierde la esperanza: “Espero conseguir plaza, trabajo, estabilidad laboral, pero no grandes sueldos. También me motiva la posibilidad legal de promocionar. Y, por supuesto, toda estabilidad laboral supone una estabilidad personal que da opciones a hacer planes de futuro”.
Roberto, que desde 2009 prepara el acceso al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado, reconoce que la reducción de la oferta le afecta, pero advierte: “La cuestión es ser honesto con uno mismo, saber si incluso en estas circunstancias puedes seguir y tener opciones de aprobar la siguiente convocatoria”.
Josefa, tras muchos años estudiando, ha aprobado el examen de las de Administración General de la Junta de Andalucía. “Por una parte pensaba que no merecía la pena invertir tanto tiempo en ellas porque muchas de esas plazas habrán sido dadas de antemano. Pero, por otro lado, eso me servía de motivación para ir a por todas. Ahora lo he conseguido. Ya voy a ser funcionaria”.
LOS FUNCIONARIOS, CADA VEZ PEOR
Sin embargo, las condiciones de los funcionarios están empeorando últimamente. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció en julio la supresión de la paga extra de Navidad a los funcionarios y el BOE publicó a finales de año que los días de asuntos propios se reducían de seis a tres y que los empleados públicos verán descontada la mitad de su sueldo a partir del quinto día de baja aunque cuenten con un justificante médico. Al menos la mitad de las vacaciones habrán de ser disfrutadas entre el 16 de junio y el 15 de septiembre.
Todo ello no parece desanimar a los opositores. “Existen dos clases de funcionarios: los que quieren un trabajo fijo y los que tienen vocación hacia el servicio público. Yo me incluyo entre estos últimos”, explica Laura. Verónica va por otro lado: “Las condiciones de los funcionarios siempre, siempre, serán mejores que las que yo pueda tener en cualquier trabajo”.
LA REALIDAD
Pese a todo, los opositores son conscientes de que la preparación es un camino muy pedregoso. “Lo peor es quedar al margen del mercado de trabajo, perder oportunidades, quedarse atrás; también, espero que no en mi caso, acabar obsesionado y quemado”, reconoce Roberto.
Josefa lamenta el tiempo que ha tenido que dejar de dedicar a su familia. “Sin querer tienes que dejarles un poco al margen por la cantidad de horas que necesitas pasar estudiando, repasando, etc. Es una carrera de fondo. Sólo gana el que se deja la piel, no vale hacer como en los tiempos de instituto”.
EL LIMBO
Además, no todo termina cuando el opositor logra una plaza. María aprobó hace un año pero sigue en el paro “con la incertidumbre de no saber cuándo empezaremos a trabajar”. “La gente cree que una vez que apruebas las oposiciones ya llega inmediatamente la recompensa, pero al menos en el caso de las oposiciones de la Junta de Andalucía se trata de un proceso que dura ya casi tres años. La Oferta de empleo Público a la que yo me presenté es la del año 2010. El examen lo hicimos en diciembre de 2011, y aún no han ofertado nuestras plazas”.
Por eso, asegura que la tardanza es “absolutamente injustificada” y afirma que el año de espera está siendo peor para ella que los de preparación. “Llevo un año entero sin saber cuándo voy a trabajar, sin tener nada que hacer, sin tener ingresos y sin poder trabajar a pesar de haber obtenido una plaza de funcionaria. Es desesperante”.