Familias en proceso de desahucio: "Dependemos de la 'bondad' de los bancos hasta para comprar el pan"
José Luis se ha quedado en el paro y este mes no ha cobrado. Todavía no ha dejado de pagar su hipoteca, aunque en octubre ya se vio obligado a retrasar el pago. "Me cobraron 70 euros de gastos. No quiero que me vuelva a suceder, pero…", lamenta. Sabe que si no consigue pronto trabajo no podrá cumplir con las obligaciones con el banco. Por eso, ha intentando negociar. "Les pido que me den alguna opción de carencia o rebajar el importe del recibo. El banco no me dice no directamente (no sería políticamente correcto con la que está cayendo), pero asegura que lo van a estudiar y que casi seguro no es viable", explica.
José Luis está en la primera etapa. Si finalmente no puede hacer frente a los pagos de su hipoteca, es posible que el banco le desahucie. Un drama que sufren miles de personas en España. Según cifras del Consejo General del Poder Judicial, se produjeron cerca de 400.000 ejecuciones hipotecarias en España desde 2007 hasta el primer semestre de 2012. El número es muy superior al proporcionado por Miguel Temboury, subsecretario de Economía y Competitividad, que cifró entre 4.000 y 15.000 el número de desahucios en primera vivienda en los últimos cuatro años.
El suicidio el 9 de noviembre de una mujer en Barakaldo provocó que el Gobierno anunciara la creación de un parque de viviendas de alquiler a "precios bajos" para los desahuciados. Además, se paralizarán durante dos años los desahucios de familias que ingresen menos de 1.597 euros al mes (o 19.200 euros al año). El ministro de Economía, Luis de Guindos, rebajó a 120.000 las personas beneficiadas por el decreto, que cifró en 600.000 en un primer momento.
"¿CREEN QUE SOMOS TONTOS?"
Los que no reúnan esos requisitos tendrán que seguir buscándose la vida. "Mi solución sería que se quedaran con la casa por un precio justo, acorde al valor de su propia tasación de 2011 o una carencia de dos años, a ver si entre tanto encontramos trabajo", explica José Luis, que tiene 59 años y "43 cotizados a la seguridad social". "Jamás he devuelto un recibo, nunca he tenido un problema económico tan severo. Siempre hemos vivido de acuerdo a nuestras posibilidades [ahora han vendido el coche para conseguir un dinero extra], pero cuando falla la fuente de ingresos… eso es caótico y no se lo deseo a nadie. Es muy triste ver cómo todo aquello en lo que has fundamentado tu vida se va disipando segundo a segundo", lamenta.
No entiende cómo puede estar permitido dejar a alguien sin techo: "Deberían usar el sentido común. No se puede lanzar a la gente a la calle sin más y quedarse tan contentos". ¿Qué se podría hacer entonces? José Luis lo tiene claro: "Visto lo visto, creo que deberíamos empezar a declararnos insumisos en cuanto a la banca y los políticos. Cuando todo el tsunami de los suicidios, altos directivos de Bankia salieron a la palestra diciendo: 'Las soluciones hay que buscarlas antes de empezar a dejar de pagar, para que no se produzca el desahucio'. ¿Creen que somos tontos? ¿Quién no quiere ponerse el salvavidas antes? En mi caso, ¿dónde están esas soluciones para no llegar al desahucio?"
Y añade: "Deberíamos empezar a cambiar la forma en que hemos dejado entrar la banca en nuestras vidas hasta hacerse imprescindible para cualquier pequeño movimiento del dinero (tarjetas, recibos, nóminas, ahorros, etc.), dependemos de su 'bondad' hasta para comprar el pan. Ya basta", señala.
ESPERANDO EL DESAHUCIO
En una etapa más avanzada del proceso se encuentra Carmen, murciana de 30 años, viuda desde hace diez y en paro desde 2005. "Cuando falleció mi marido, me dejó un niño de cuatro meses, además tengo en casa a mi madre enferma, a mi hermano pequeño y a otro niño de cinco años", explica. Sus ingresos son de 545 euros al mes -la pensión de viudedad- y tenía que hacer frente a un hipoteca de 350. Ahora, su casa ha sido subastada y está esperando a que los echen. "Nunca me negué a negociar, lo intenté. Ponía sobre la mesa todo lo que tenía pero a ellos no les interesó. Además, me dijeron que no constaba que en diez años hubiese hecho nada ni me hubiese interesado por la situación", asegura.
Su situación se agrava porque sus suegros avalaron la hipoteca. "Se quedan también con su casa, y mi suegro está impedido", subraya. Carmen reconoce que no tiene un plan B y que no sabe dónde irán cuando se produzca el lanzamiento de su vivienda y la tengan que abandonar. "Al menos podían acceder a dejarme un alquiler social o la dación en pago, o al menos a mis suegros, que después de haber perdido a su único hijo no pierdan también la casa", indica.
Como José Luis, lamenta el comportamiento de bancos y políticos: "Se siente una gran indefensión. Parece que en lugar del Gobierno está gobernando la banca. Me siento traicionada y con miedo de qué va a ser de mis hijos y de mi hermano sin ayudas y con estas expectativas".
NEGOCIACIONES
Lauznete, que vive en un pueblo de Toledo, ya ha pasado por la situación de Carmen. Vive con su marido y con sus dos hijos menores y en enero la caja de ahorros les embargó. El lanzamiento fue el 3 de octubre, pero la asociación Vivienda digna de Toledo y los vecinos la apoyaron y consiguieron suspender el desahucio y negociar un alquiler social.
Ahora, siguen viviendo en su casa mientras siguen hablando con la entidad. Asegura que están negociando un alquiler social de 150 euros -tienen unos ingresos cercanos a los 400 euros- pero que la caja de ahorros les ha entregado un borrador en el que no aparecían cláusulas sociales. Por eso, solicitaron su modificación y ahora están pendientes de contestación. "Mi marido está en tratamiento psicológico y tengo miedo de que haga una locura debido a esta situación. Ver lo que hacen los políticos solo puede causarme impotencia, pero lucharé por mis hijos".