La ministra alemana de Educación, Annette Schavan, sospechosa de plagio en su tesis doctoral
La ministra alemana de Educación, Annette Schavan, está bajo sospecha de haber plagiado su tesis doctoral, año y medio después de la dimisión por un caso similar del que fuera titular de Defensa, Karl-Theodor zu Guttenberg, que en esos momentos era la estrella del gobierno de Angela Merkel.
Según informaciones del semanario Der Spiegel, el informe de la Universidad de Düsseldorf encargado del caso ha concluido que en la tesis con que la ministra se doctoró en Pedagogía, en 1980, se aprecia una "intención de engaño". Tal conclusión ratifica las primeras sospechas lanzadas contra Schavan desde un blog anónimo de "cazadores de plagios", meses atrás, que apreciaron irregularidades en esa tesis presentada con el título "Persona y Consciencia".
A raíz de esas acusaciones, que la ministra rechazó contundentemente, la Universidad Heinrich Heine encargó un informe a un experto. El estudio, de 75 páginas, reconoce en el trabajo "las características propias de un plagio", afirma Der Spiegel, así como una "intención de engaño" que se plasma "tanto en el concepto global" como en "un número significativo de datos" contenidos en la tesis.
HACE 32 AÑOS
El semanario se remite a la conclusiones de ese estudio, de carácter interno, y a la espera de que el próximo miércoles se reúna la comisión de Doctorados de la Universidad para analizar el caso y, eventualmente, recomendar que se retire el título a Schavan.
Schavan, de 56 años y miembro de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que preside Merkel, se comprometió al saltar las primeras sospechas, a aclarar el asunto de su tesis, escrita 32 años atrás. Las sospechas suceden al caso de Guttenberg, aristócrata bávaro y hasta entonces el político mejor valorado del gobierno de Merkel, que tras un largo tira y afloja dimitió en marzo de 2011 tras reconocer haber cometido "errores".
El caso de Guttenberg, al que la Universidad de Bayreuth (Baviera) retiró el título, generó duras críticas en el ámbito académico y político. Entre las críticas más devastadoras estuvieron las de la propia Schavan, quien afirmó entonces que el caso le avergonzaba, tanto como miembro del Gobierno como personalmente.