Jeremic (ONU) lamenta lo "poco" hecho en Siria para detener el "baño de sangre" que deja ya más de 25.000 muertos (FOTOS)
El conflicto que vive Siria desde marzo de 2011 ha causado ya unos 25.000 muertos, mientras que 2,5 millones de personas necesitan ayuda humanitaria y más de 250.000 se han refugiado en los países vecinos, según las cifras de Naciones Unidas. Un atentado múltiple en Alepo, la capital económica del país, al norte, ha sumado a estas cifras al menos otros 33 muertos tras varias explosiones en el centro de la ciudad, cuyo control se disputan los rebeldes y las fuerzas del régimen.
En medio de los choques, el pasado fin de semana ardió el histórico zoco de Alepo, situado en su casco viejo, donde al menos 1.500 tiendas resultaron destruidas por las llamas.
La ciudad antigua de Alepo forma parte desde 1986 de la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en reconocimiento de "sus raros y auténticos estilos arquitectónicos árabes" y por ser testimonio "del desarrollo cultural, social y tecnológico desde el periodo de los mamelucos".
EL LAMENTO DE LA ONU
El nuevo presidente de la Asamblea General de la ONU, Vuk Jeremic, ha lamentado que la comunidad internacional haya hecho 'tan poco' para frenar el 'baño de sangre' en Siria y dijo que el actual rumbo que ha tomado el conflicto 'no llevará a una paz estable'.
"No soy el presidente del mundo, soy solo el presidente de la Asamblea General en los próximos doce meses, pero intentaré ser el catalizador de un debate que permita acabar con las muertes en ese país y después discutir el futuro de Siria", dijo en rueda de prensa en la sede de Naciones Unidas.
CADENA DE EXPLOSIONES
Las primeras explosiones en la céntrica plaza de Saad Alá al Yabri, cerca del Club de Oficiales y controlada por los efectivos gubernamentales, se registraron pasadas las 7 de la mañana de este miércoles. La agencia de noticias oficial siria, Sana, precisó que dos coches bomba fueron detonados por "terroristas suicidas" en las proximidades del hotel Al Nadi al Siahi, situado en esa plaza, que fue atacada poco después con proyectiles de mortero.
Tras este ataque, tres supuestos suicidas, vestidos con uniformes militares y con cinturones de explosivos, intentaron irrumpir en la plaza por su parte norte, pero fueron abatidos por las fuerzas del orden.
La televisión oficial siria mostró imágenes de los cuerpos inertes de dos de los supuestos atacantes, que yacían en el suelo rodeados por efectivos gubernamentales. Un tercer coche bomba estalló en el área de Tachmil Masharq, donde no se registraron víctimas.
Una de las explosiones en la plaza Saad Alá al Yabri ocasionó un enorme socavón y grandes destrozos en edificios colindantes, según las imágenes de la televisión, que enseñó los restos de una gasolinera destruida por el atentado y los daños causados en la fachada del hotel. Sana agregó que uno de sus reporteros resultó herido leve por los "atentados terroristas" en Saad Alá al Yabri.
Activistas opositores apuntaron que esa plaza era una de las bases de operaciones de las tropas del régimen, donde mantenían retenidos a los rebeldes que capturaban. De acuerdo a su versión, las víctimas son efectivos gubernamentales, lo que contrasta con la del régimen, que sostiene que entre los muertos figuran mujeres y menores.
El Parlamento sirio se apresuró a condenar este ataque, que calificó de "terrorista": "Alepo se despertó hoy con un crimen atroz, ya que este horrible ataque terrorista tuvo como blanco civiles", dijo su presidente, Mohamed Yihad al Laham.
Al Laham lamentó el atentado y condenó "a los países que conspiran apoyando a los terroristas", entre los que régimen sirio suele citar a las potencias occidentales, con EEUU a la cabeza, y a Catar, Arabia Saudí y Turquía. Tras estos sucesos, varias unidades de las fuerzas armadas ocasionaron "grandes pérdidas" entre los supuestos terroristas en operaciones lanzadas cerca de la mezquita de Sabqa y de dos colegios en el barrio de Kalasa, en Alepo, entre otros.
Por el momento, ningún grupo ha reivindicado de forma oficial el ataque, aunque rebeldes vinculados con el llamado Frente al Nusra, que se ha atribuido en los últimos meses varios atentados suicidas en Siria, aseguran que este grupo asume la autoría.
Estos sucesos no han podido ser verificados de forma independiente debido a las restricciones impuestas por las autoridades sirias a los periodistas para trabajar.
Desde finales de julio pasado, Alepo, la localidad más importante del norte de Siria, es testigo de enfrentamientos entre los leales al presidente Bachar al Asad y los rebeldes, que se han intensificado en los últimos días.
El jueves pasado, los insurgentes lanzaron una ofensiva que calificaron "decisiva" para tomar el control de Alepo y expulsar al ejército del régimen de la ciudad.
Este miércoles el periódico libanés Al Diyar informaba de una visita reciente de Al Asad a esta localidad, adonde ha ordenado el envío de 30.000 militares de refresco para reforzar la lucha contra los rebeldes, lo que no fue confirmado por las autoridades sirias.
En el resto del país, la violencia se cebó con la periferia de Damasco y la provincia septentrional de Idleb, donde una veintena de civiles murieron en los bombardeos sobre el pueblo de Sahen, y unos quince soldados leales al régimen sirio perecieron en combates con grupos rebeldes, según la oposición.