La OIT augura un negro porvenir para los jóvenes
Ser joven y español es una de las peores combinaciones posibles en 2012. Al menos si la aspiración se centra en encontrar un puesto de trabajo.
España tiene el triste logro de registrar una de las tasas de desempleo juvenil más alta de toda la zona euro. Según los últimos datos de Eurostat, la tasa entre los menores de 25 años en julio alcanzó el 52,9%, tres décimas más que en junio.
Sólo Grecia presenta datos peores, al rozar el 54%. La media en la eurozona es del 22,6% y aumenta, aunque de forma leve, mes a mes.
EL FUTURO, A PEOR
La realidad española es desoladora: el paro registrado volvió a subir en agosto respecto al mes anterior y sumó 38.179 desempleados más, después de cuatro meses consecutivos de bajadas. El total de parados se situó en 4.625.634 personas, según el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Y las perspectivas, sobre todo para los jóvenes, no son demasiado halagüeñas. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha presentado una informe particularmente pesimista respecto a la evolución de las perspectivas laborales para los jóvenes a nivel mundial. La conclusión fundamental: los datos no mejorarán a corto plazo.
Las nuevas previsiones muestran una disminución gradual de la tasa de desempleo juvenil en las economías desarrolladas, del 17,5% este año al 15,6% en 2017.
Pese a este descenso, no son buenas noticias. Por dos motivos:
El primero es que esta cifra es mucho más alta que la tasa de 12,5% registrada en 2007, antes del comienzo de la crisis.
El segundo, y más importante, es que gran parte de la disminución de la tasa de desempleo juvenil no se deberá a las mejoras en el mercado laboral, sino a que "un gran número de jóvenes ha dejado de buscar trabajo. Estos jóvenes desalentados no se cuentan como desempleados", reza el informe.
"Los jóvenes sin empleo de todo el mundo puede que no vean mejorar pronto su situación", reconoce la organización en un informe sobre el desempleo juvenil, donde asegura que el contagio de las dificultades de los países avanzados a las economías en desarrollo contribuye a empeorar la situación.
"En las economías desarrolladas, se espera que las tasas de paro juvenil desciendan en los próximos años (...) aunque será principalmente por el desánimo de los jóvenes que abandonarán el mercado laboral y no porque se vaya a producir una contratación más fuerte", apunta la institución.
Además de detectar el problema, la OIT propone soluciones. Nada fuera de las recetas habituales: regresar a una senda de crecimiento sostenido y lograr un fortalecimiento generalizado del mercado de trabajo.
"Sin la creación de puestos de trabajo adicionales, los jóvenes no pueden esperar encontrar empleo", apunta la organización que, advierte además de que, "debido a la magnitud del problema", incluso una rápida aceleración del crecimiento puede ser insuficiente para proporcionar suficientes oportunidades de trabajo a corto plazo.
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