'Los días no vividos' del cine español (de bajo coste)
Jamás una ola de calor fue más oportuna para Alfonso Cortés Cavanillas. El director novel rueda estos días en el madrileño barrio de Lavapiés su primera película, Los días no vividos, una historia sobre el fin del mundo basada en una profecía maya según la cual una inusual radiación solar terminará con la tierra el 21 de diciembre de 2012.
En medio de un calor de 40 grados, el relato se centra en el joven David —interpretado por el actor Javier Godino— que vive sus últimos días ante el anuncio del inminente fin del mundo y que pasa sus últimas horas en casa con amigos y algunos invitados inesperados.
La producción de Los días no vividos ha trabajado durante tres semanas de este verano en un piso del centro de Madrid. Unas 30 personas con un guión sencillo y 80.000 euros han montado el rodaje con la convicción de que, para hacer cine en tiempos de crisis, no son necesarias subvenciones.
“Yo no creo que sea mal momento, aunque parezca raro. Hay más gente que está dispuesta a hacer cosas casi por amor al arte”, comenta Cortés en un descanso del rodaje. El momento es el año en el que el cine español ha sufrido los mayores recortes en su historia. El pasado abril, el Gobierno redujo un 35% las ayudas a la cinematografía para 2012.
Cortés ni siquiera soñó con lograr una subvención para dirigir su primera película, pero sí consiguió reunir a un equipo al que le atrajo el guión y que aceptó limitar algunos de los gastos, incluyendo el sueldo de los actores. “El valor humano me parece más importante que el valor del dinero. Cuando vi a la producción me ganaron”, asegura el veterano actor Mariano Venancio, quien interpreta a Eugenio, el comprensivo padre de uno de los protagonistas de esta historia apocalíptica.
ES EL MOMENTO DEL CAMBIO
Aunque la situación del cine español también parezca cercana a su fin, los actores y productores de Los días no vividos están convencidos en que es un momento de cambio. Si bien esta película es de bajo coste, las expectativas de su director son bastante amplias, tanto por su alianza con Canal+ para la distribución de la cinta como por la fecha de estreno: rondado el 21 de diciembre, día de la profecía maya.
Repitiendo el modelo de distribución, al que Paco León recurrió con éxito en Carmina o revienta, donde la película se estrenó en todos los formatos el mismo día, Cortés aspira a llegar a mayores audiencias que en seguir el modelo tradicional de distribución cinematográfica.
El director conoce la resistencia de los empresarios de salas de exhibición ante este nuevo modelo de distribución. “La gente es reticente porque quieren salvar el cine tal y como está; el cine se abarata y, o se llega a más gente, o se muere”, sentencia.
Hovik Keuchkerian y Asier Etxeandía, durante el rodaje
La pequeña producción de Los días no vividos ha aprovechado las vacaciones para rodar también en las calles de Lavapiés, la plaza de Tirso de Molina y el Templo de Debod. Han formado casi una familia que prepara cada escena con orden, por lo que algunos actores no han echado de menos el despliegue de las grandes producciones de cine, televisión y teatro.
Hovik Keuchkerian es uno de ellos. Durante lo últimos veranos había trabajado en la grabación de Hispania y, con una corta carrera como actor, decidió apostar por la historia del fin del mundo en la que interpreta a un 'camello'. “Hay diferencias (entre las grandes producciones y esta) pero a mí lo que me apasiona es trabajar. Cuando estoy en faena no pienso en el tamaño de la producción en la que estoy metido”, asegura.
Aunque Los días no vividos se enfoque en el fin del mundo, para sus actores no es más que el principio de un cambio en el mundo del cine, donde el bajo coste se sitúa por encima de renunciar a la industria.
“Es el presente, es lo que hay que hacer. Las antiguas fórmulas están caducas, tenemos que estar evolucionando. Lo único que espero es que este país sea inteligente, tolerante y que dé valor a la cultura”, comenta el actor Asier Etxeandía, que encarna a Jaime, el mejor amigo de David, protagonista de la historia.
En la tercera planta del piso de Lavapiés, los actores se preparan de nuevo mientras cae un sol de justicia . Un calor que contribute a plasmar la idea del fin del mundo en las calles de Madrid. La cámara empieza a rodar las escenas del filme que ha puesto sus esperanzas en los días que vendrán, en los no vividos.