Las mujeres del Iregua recuperan huertas abandonadas
En el valle del Iregua (La Rioja) existe un pequeño pueblecito llamado Nalda. Allí, un grupo de mujeres emprendedoras ha conseguido devolver a la vida unas huertas abandonadas donde ahora crecen todo tipo de frutas y verduras. Pertenecen a El Colletero, una asociación dedicada a la búsqueda de yacimientos de empleo en Nalda y alrededores.
Su proyecto marcha. Desde su creación en 2009, han conseguido dar un empleo estable a Mercedes y Yolanda, dos paradas de larga duración. Gracias a su trabajo y al de otras 50 mujeres voluntarias, abastecen cada semana a un club de consumo que cuenta con un centenar de socios.
"Ofrecemos cuatro cestas al mes por 50 euros", describe Raquel Ramírez, una de las coordinadoras del proyecto. La mitad de los alimentos provienen de sus casi 30.000 metros cuadrados de regadío y de árboles frutales. La otra mitad, de cooperativas de agricultores de la zona.
Si Raquel y sus compañeras no estuvieran, nadie se haría cargo de las huertas, estarían abandonadas. "Todas provienen de familias que las donan de forma solidaria porque los padres fallecen y la nueva generación no las trabaja", explica.
ALIMENTOS TODO EL AÑO
Las mujeres de Nalda recogen toda clase de hortalizas durante el ciclo anual completo: alcachofas, cardo y escarolas en invierno, frutos secos en verano, patatas, tomates, pepinos... aunque el producto estrella es la ciruela Claudia de la variedad Reina Verde, que solo se encuentra en el Valle del Iregua y en el de Cidacos.
"Estas cestas generan empleo", comenta Raquel. "Mantenemos una escuela de formación en ciclos de agricultura para personas que perciben rentas muy bajas. En 2012, una entidad privada donó 18.000 euros, y gracias a eso hemos creado unas becas para que los interesados puedan formarse en este campo y reciban una pequeña asignación de 200 o 300 euros". "No da para vivir" -añade- "pero aumentamos la renta de diversas familias".
Familias que cada vez son más. En los últimos dos años, El Colletero ha visto triplicarse el número de personas que solicitan unirse a estos ciclos. "En parte provienen de los servicios de empleo de La Rioja, con quienes colaboramos", concreta.
Su esfuerzo se ha visto reconocido con algunos galardones, entre ellos, con el Premio a la Excelencia en Innovación para las Mujeres rurales del Ministerio de Medio Ambiente, pero aún así, Ramírez reconoce que no es el mejor momento para la agricultura. "Estamos preocupados por la subida del IVA, confiesa, ya que lo asumiremos nosotras, no queremos subir el precio a los consumidores".
"La agricultura es un valor económico interesante, y nos aporta soberanía alimentaria, nuestro objetivo también es fomentar el consumo responsable, el comercio justo, y dar valor a la cultura tradicional", comenta Ramírez. "Es muy difícil vivir de ella, pero tenemos mucho trabajo, alegría e ilusión", añade una orgullosa mujer que, junto a sus compañeras, han conseguido torear el fantasma de la crisis y llevar prosperidad donde antes solo había un vacío.