Digan lo que digan Feijoó y Puigdemont, ahora toca Illa
"Tiempo habrá para analizar los resultados y negociar un nuevo Govern, pero de entrada ya se puede afirmar que la etapa del procés ha terminado".
Las urnas se abrieron y los ciudadanos y las ciudadanas decidieron. Este domingo, las catalanas y los catalanes han votado y han decidido pasar página, otorgando al PSC de Salvador Illa la primera victoria en votos y en escaños de la historia, y quitando a los grupos independentistas la mayoría que siempre habían tenido.
Catalunya ha decidido abrir un nuevo tiempo liderado por Salvador Illa como nuevo president. Tiempo habrá para analizar los resultados y negociar un nuevo Govern, pero de entrada ya se puede afirmar que la etapa del procés ha terminado. Y lo ha hecho sin conseguir nada bueno: ni han mejorado la financiación catalana, ni nos han preparado para afrontar la sequía, ni hemos destacado en nada que tenga que ver con la educación, la sanidad, o las infraestructuras, por ejemplo. O sí: para mal.
Las reacciones no se han hecho esperar. De hecho, en las noches electorales las primeras reacciones involuntarias suelen ser las caras de las personas que acompañan a cada candidato o candidata en su comparecencia para valorar los resultados. Las expresiones faciales de los acompañantes de Puigdemont, que, a diferencia de Jordi Pujol o Artur Mas, jamás ha ganado unas elecciones catalanas, demostraban que sus objetivos no se habían cumplido. Apenas ganaban un 1% del voto, mientras los otros grupos independentistas, ERC y la CUP, perdían 13 de 33 escaños y 5 de 9 escaños, respectivamente. Unos votos que no han sido capaces de capitalizar los de Puigdemont. Ni las encuestas cocinadas que apuntaban a un presunto empate entre Illa y Puigdemont pudieron influir en un electorado cansado de mucho show y pocos resultados.
No, Puigdemont no tiene ninguna posibilidad de ser president porque el independentismo se ha hundido y sus falsas promesas dirigidas más a emocionar que a racionalizar se han demostrado inútiles. Cualquier maniobra que ahora pretenda nada tiene que ver con la realidad, y sí más bien con la teatralización que nos recuerda a la estrategia, fallida, que Feijoó orquestó tras el 23J.
Sólo hay un candidato con posibilidades reales de ser el nuevo president y corresponder a la ciudadanía catalana con lo que ha votado: Salvador Illa. Y cualquier escenario en el que Illa no sea president nos llevaría a una repetición electoral tan innecesaria como irresponsable.
Los ciudadanos y ciudadanas, cuando votan, no se equivocan, aunque haya incluso cargos electos, como el alcalde de mi pueblo, Sant Feliu de Codines, que literalmente califiquen como “una mierda” lo que las catalanas y los catalanes han decidido libremente en las urnas. En estos momentos es cuando se ven los valores democráticos de cada cual y cuando caen las máscaras de quienes se han llenado la boca hablando de democracia, pero luego son incapaces de controlar sus emociones y pensamientos cuando un resultado democrático no les gusta.
A quien parece que tampoco le han gustado los resultados catalanes, aunque se esfuerce inútilmente en demostrar lo contrario, es al líder, con permiso de Ayuso, del PP. Dice Feijoó que les han ido muy bien las elecciones, aunque no han llegado ni al 12% de los votos y tengan 15 de 135 diputados en el Parlament como cuarta fuerza política. Pero aún más relevante es la reciente afirmación del líder popular, que considera que el procés aún no ha acabado. Como le suele pasar, confunde los deseos con la realidad. Los independentistas han perdido por primera vez la mayoría y un socialista ha ganado por primera vez en votos y en escaños. Su orgullo les impedirá reconocer que la política de concordia y diálogo del presidente Pedro Sánchez y del futuro president Salvador Illa ha dado sus frutos. Hoy, Catalunya ha pasado página a una década perdida. Todo lo contrario, a lo que ocurría cuando el PP gobernaba en la Moncloa. España no sólo no se rompe, sino que permanece más unida que nunca. Los conflictos territoriales no solo no aumentan, sino que se diluyen. Y estamos, en Catalunya y en el resto de España, en el mejor de los escenarios para centrarnos en aquello que sí afecta a la vida cotidiana de la mayoría social de nuestro país, y eso se basa en seguir promoviendo las políticas públicas para que todas y todos vivamos cada día un poco mejor.
Arnau Ramírez es diputado del PSOE en el Congreso y secretario LGTBI del PSC.