Dinamarca enviará un nuevo lote de cazas F-16 a Kiev, a la par que llama a invertir directamente en la industria militar local para ayudarle ante la invasión rusa.
Los antiguos aviones de combate daneses Lockheed Martin F-16 han tumbado misiles de crucero rusos durante los ataques aéreos contra ciudades ucranianas del pasado lunes.
"Siempre esperamos, como mi madre me esperaba a mí después de la escuela. Esto es lo mismo pero mucho más grave", ironiza con pesar el presidente de Ucrania.
Kiev no sólo no gana terreno, sino que lo pierde. Rusia lleva la iniciativa y se espera para verano una ofensiva fuerte que le permita ahondar en su poder. Pinta regular.
"Un solo sistema no puede cambiar la situación en el campo de batalla. No es una bala de plata que pueda cambiar el curso de la guerra", sostiene Stoltenberg.
Les ha dado garantías de que agilizará las aprobaciones necesarias para asegurar la cesión, que necesita su visto bueno. Kiev dijo ayer que no llegarán ya en 2023.
La esperanza de Ucrania de que lleguen los modernos F16 para reforzar la contraofensiva de Kiev pronto parecen desvanecerse: no hay posibilidad de que se utilicen este otoño e invierno.
"Esto no sucede con frecuencia, pero el incidente de hoy demuestra la importancia de un despliegue rápido", dice Ámsterdam, después de que los aviones amenazantes se dieran la vuelta.
Antiterrorismo, UE, F-16... El presidente turco, una vez más, arranca a Occidente ganancias concretas al levantar su veto sobre Estocolmo. Pesca en río revuelto.