'El caso Asunta': una radiografía de los hechos con Candela Peña y Tristán Ulloa en estado de gracia
La miniserie sobre el asesinato de Asunta Basterra en 2013 llega este viernes a Netflix.
Durante la promoción de El caso Asunta, la nueva serie sobre el asesinato de Asunta Basterra, Candela Peña ha insistido en lo duro que fue el rodaje mientras algunas personas que los veían por la calle les gritaban “asesinos”. En Santiago de Compostela, donde se produjo el crimen y donde se rodó gran parte de la serie, el homicidio de la niña de doce años a manos de sus padres, Rosario Porto y Alfonso Basterra, causó auténtica conmoción y una década después algunas heridas todavía siguen abiertas.
La nueva producción de Netflix en la que Candela Peña y Tristán Ulloa se meten en la piel de los protagonistas llega siete años después de que Bambú Producciones, que también ha liderado esta miniserie, produjera un documental sobre el mediático caso. Ramón Campos, productor ejecutivo de la compañía, aseguró en una presentación que entonces muchas personas del entorno de la familia no quisieron hablar con ellos, pero que después de la emisión decidieron explicar lo que sabían. De esos nuevos testimonios surge El caso Asunta donde, a través de seis episodios, se intenta reflexionar sobre por qué Porto y Basterra decidieron matar a su hija.
El primer capítulo comienza mostrando a los espectadores una imagen recurrente mientras se informaba de la muerte de Asunta. La de la niña con sus padres en una terraza del centro de Santiago dando una entrevista en la que contaban cómo habían adoptado a la joven de origen chino en 2001, cuando todavía era un bebé.
A partir de ahí, los seis capítulos, que van desde que dos hombres que vuelven de fiesta se encuentran el cadáver de Asunta en una carretera de Teo —a pocos kilómetros de Santiago— hasta el juicio, se desarrollan mezclando el presente con flashbacks para entender cómo era la vida familiar de los Basterra Porto. Desde la muerte de los padres de Rosario Porto hasta la infidelidad de la madre de Asunta que termina en divorcio.
La miniserie intenta hacer una reconstrucción de los hechos para que el espectador recuerde cómo sucedió todo y reflexione sobre por qué Porto y Basterra mataron a su hija, algo que la sentencia que los condenó a 18 años de cárcel nunca pudo dilucidar y que es probable que nunca se sepa ya que Porto se suicidó en 2020 y Basterra es completamente hermético.
Candela Peña y Tristán Ulloa, dos intérpretes completamente entregados a la causa
Tanto Candela Peña como Tristán Ulloa han hablado largo y tendido sobre las dificultades de encarnar a los padres de Asunta, tanto al nivel más puramente técnico como emocional, por la carga que supone dar vida a dos personas reales que protagonizaron un caso tan mediático.
El resultado es redondo y es imposible para el espectador apartar la mirada de las escenas en las que aparecen los intérpretes, que son las piedras angulares de la serie. Ulloa es completamente escalofriante como Alfonso Basterra y Candela Peña es Rosario Porto después de un largo trabajo de dicción y acento necesarios para que la actriz consiguiera emular la voz de la madre de Asunta, en un estado muy particular por su medicación.
Esa transformación, tanto física como de su forma de hablar, no fue fácil para Peña, que ha revelado que la primera vez que le pusieron la peluca de Rosario Porto tuvo una reacción visceral fruto del miedo. ''Cuando me pusieron la peluca empecé a vomitar como si no hubiera un mañana”, aseguró la actriz en el Late Xou de Marc Giró, que inicialmente iba a interpretar otro papel en la ficción. "Peleé mucho por hacerlo y es un personaje de los que más lejos me ha llevado como actriz en la vida y de los que más contenta estoy", confirmó a EFE.
En el caso de Ulloa, tampoco iba a interpretar a Basterra, pero por decisión propia. “No me encontraba muy fuerte como para afrontarlo”, confesó en una entrevista en El País en la que aseguró que fue “duro” interpretarlo y que le hizo falta tomar distancia con el personaje. A pesar de las dificultades, la postura corporal y el punto de soberbia del padre de Asunta son innegables.
Las reflexiones sobre los medios de comunicación, la justicia y la familia
Tanto los creadores como los propios Ulloa y Peña no querían que la serie fuera una mera reconstrucción de los hechos, sino que permitiera a los espectadores reflexionar no sólo sobre los padres de Asunta, sino también sobre el papel de los medios, de la justicia y de las relaciones familiares.
La cámara de El caso Asunta no entra únicamente en las casas de Basterra y Porto, también aborda la dificultad del personaje de María León —una agente de la Guardia Civil— para quedarse embarazada o la relación del juez, interpretado por Javier Gutiérrez, que termina ejerciendo un rol de padre y cuidador de su progenitor, al que apenas puede dejar solo.
Es la reflexión sobre los medios de comunicación, su relación con la justicia y la pelea con el morbo una de las que más espacio ocupa en los seis capítulos de la miniserie. En la ficción se narra cómo un enjambre de reporteros persiguieron durante días a los padres de Asunta en su casa, el tanatorio o incluso mientras prestaban declaración. Los fotógrafos llegaron incluso a captar imágenes a través de una ventana de Rosario Porto ante el juez.
La expectación era tal que los medios no solo se limitaban a perseguir cualquier movimiento de los padres de Asunta, el juez o personas relevantes para la investigación, sino que publicaban todo tipo de filtraciones de la defensa con la intención de que el ciclo de información sobre el crimen no cesara nunca. Según el creador de la serie, la intención es que los espectadores reflexionen sin juzgar a los todos los protagonistas del puzzle y saquen sus propias conclusiones ya que, más de diez años después, se desconoce qué motivo llevó a unos padres a matar a su hija.