Cómo representar (mejor) a las mujeres en los medios y no lamentarse luego
Mujeres que a las que se les recorta la falda en directo, maniquíes esqueléticos, reinas que parecen mucho más jóvenes a los 45, empleadas a las que se van a "follar", prostitutas "escocidas" ofrecidas como productos gratuitos... Es consultar cualquier medio de comunicación y recibir más y más flashazos de sexismo, de esos que te nublan la vista durante unos segundos pero te dejan secuelas para toda la vida. Cuesta cambiar la mirada porque la tenemos tan viciada y cargada de estereotipos que caemos en ellos casi sin darnos cuenta, pero cada imagen cuenta, vaya si cuenta. Cada escena es una oportunidad, aprovechada o perdida, para actuar contra la desigualdad o por el contrario reforzarla aún más.
"Es sólo una broma, una acción puntual"
El primer error es pensar que las imágenes que lanzamos al mundo son entes aislados que no conviven ni se relacionan con los millones de imágenes que ya existían antes. Actuar así es demostrar muy poco conocimiento sobre tu materia. Primero, párate a pensar cómo te han influenciado todas esas imágenes que te han acompañado desde la infancia para que tú, aquí y ahora, decidas representar a una mujer de esa manera. ¿Por qué te has fijado sólo en su aspecto físico y no en otra cosa? ¿Será que tu forma de mirar también está condicionada? Si la broma de Juan y Medio fuese un caso aislado no supondría ningún problema, pero se trata del mismo mensaje que recibimos diariamente desde todos los medios: que las mujeres han de exhibir su cuerpo. Es sólo una imagen, que sumada a los millones de imágenes que también representan a las mujeres de esa forma, se acaba convirtiendo en un estereotipo, en un modelo que impone una forma de pensar.
"Yo soy libre para crear la imagen que me dé la gana"
Enhorabuena, gozas de libertad de expresión. ¿Pero qué ocurre con la libertad de las personas que reciben tus imágenes? La libertad es tener la posibilidad de elegir: quienes generan estereotipos la tienen, quienes los reciben no. Un ejemplo de libertad individual podría ser mostrar a las mujeres como cuerpos a disposición de los hombres ("compra este desodorante y te llevarás a todas las mujeres como si fueran animales", "cómprate estas gafas y estrena a las mujeres que quieras", "te mereces disponer ellas"...) Nadie pone en duda que quienes han realizado esos spots están ejerciendo su libertad de expresión, lo que es cuestionable es si también aportan libertad a los millones de hombres que los ven. Luego nos extraña que dirigentes de nuestro país o ciudadanos de toda clase salten con aquello de "me las voy a follar a todas" ¡Si es lo que llevan escuchando toda la vida!
"No soy sólo un cuerpo"
La mayoría de representaciones que se hacen de las mujeres en los medios son tan sólo como cuerpos o partes de cuerpos. Esta forma de retratar a alguien es deshumanizante, no se puede empatizar con un trozo de carne, no es una persona, no siente ni padece. La forma en la que nos relacionamos con los demás está muy influenciada por la forma en la que les categorizamos. Cuando nos relacionamos con alguien que creemos que no pertenece a nuestra "categoría" nuestro cerebro es incapaz de generar empatía, es decir, que las imágenes influyen físicamente en nuestro comportamiento. Cuando se habla de la cosificación de las mujeres nos referimos precisamente a esto, a lo dañino que es mostrar sólo su dimensión corporal porque nos impide empatizar.
"Lo que no está representado no existe"
La imagen es poder. Lo que es visible está normalizado y tiene presencia, lo que no se representa está estigmatizado y por lo tanto es perseguido y castigado. Es muy importante reflejar la diversidad para que ninguna persona, sea como sea, se sienta excluida. Representar al género femenino siempre a través de cuerpos jóvenes, caucásicos y extremadamente delgados hace que aquéllas que no cumplen estos requisitos sean consideradas defectuosas, tanto por las demás personas como por ellas mismas. Lamentablemente también nos valoramos en función de esas imágenes estereotipadas. Oysho y todas las marcas que retratan a las mujeres tienen un poder y por ello una responsabilidad. No hay nada malo en representar a mujeres delgadas, pero sí en que ese sea el único cuerpo visible.
Hay muchas cosas que se pueden hacer para practicar una representación consciente y comprometida con las mujeres. Lo más importante es conseguir plasmar la diversidad y procurar no caer en estereotipos limitantes . Mostrar, por ejemplo, cuerpos de diversas tallas, edades y rasgos. Visibilizar otras dimensiones femeninas, más allá del aspecto físico y corporal. No recrearse en los detalles escabrosos de cualquier tipo de violencia ejercida contra las mujeres, ni abusar de la representación de éstas sólo como víctimas. Recordemos que un mismo suceso puede contarse desde múltiples perspectivas ¿qué tal si hablamos de supervivientes, de valientes y de heroínas? Es importante tener en cuenta que las imágenes conviven con otras imágenes y que nuestras libertades individuales, para que sean reales, deben extender también las de quienes nos rodean. Las imágenes son sólo herramientas, en nuestras manos está decidir con qué objetivo las queremos utilizar.