Huelva pide sus fresas a Segovia
Segovia, la 'X' de esta ecuación.
La fresa de Huelva nace, en realidad, en Segovia. Así de claro. Bueno, para ser exactos, no tanto la fruta de la fresa como la planta que permite que esta salga.
Porque en el pueblo segoviano de El Carracillo y su entorno se producen los primeros tallos, con raíces y hojas, que luego se trasladan a otras zonas del sur del país, como Huelva, que está a unos 700 kilómetros de allí. Cuando llega, se planta y arraiga de nuevo en la tierra para que crezca la pequeña mata de la que brotan las famosas fresas de Huelva.
La primera planta, o planta madre, se siembra en abril en esa zona de Segovia, donde va creciendo hasta octubre, momento en el que se recolecta e inicia su viaje al Sur de España.
Siete de cada diez de estas plantas madre que luego se plantan en el Sur salen de estas localidades segovianas, según calcula la Asociación Española de Viveristas de Plantas de Fresa. El resto proceden originariamente de otras zonas, como Ávila o Valladolid, siguiendo el mismo proceso.
La clave está en el tipo de terreno con el que cuenta esta zona segoviana, situada en Tierra de Pinares. Se trata de un suelo muy arenoso y bien drenado que, junto a los cambios de temperatura propios de esta zona, crean una entorno perfecto para que se desarrolle de forma adecuada esta planta madre de la fresa.
Pero la producción de este tipo de plantas madre de la fresa en estas zonas del Norte de España es mucho mayor que la que se traslada luego al Sur de España.
Esta asciende unos 900 millones de plantas, de las que aproximadamente la mitad acaban en Andalucía para acabar de desarrollar las fresas. ¿Y el resto? En realidad, a zonas de distintos continentes, tanto de África, Oriente Próximo, Europa y América