El País Vasco cierra una campaña singular con la política imponiéndose al ruido

El País Vasco cierra una campaña singular con la política imponiéndose al ruido

Los partidos políticos ponen el broche final a quince días en los que los temas sociales han estado en el centro de un debate con una única certeza: el domingo habrá nuevo lehendakari.

Papeletas electorales con diferentes opciones políticas a las elecciones al Parlamento Vasco del 21 de abril.EFE / Luis Tejido

“Es una final y aquí estamos todos para ganarla”. Las palabras de Ernesto Valverde antes de la final que enfrentaría a su equipo, el Athletic, contra el Mallorca no difieren mucho de lo que cavilan este viernes en las sedes del PNV y EH Bildu, las dos formaciones que este domingo se disputarán la victoria en los comicios vascos. Con la campaña electoral ya terminada, el PNV se juega mantener su hegemonía frente a un EH Bildu en constante ascenso y a quien las últimas encuestas sitúan en primer lugar por primera vez en su historia. Nunca en el País Vasco las elecciones habían estado tan ajustadas.

Frente al ruido y la furia que desde hace meses enloda la política estatal, la campaña vasca, a su inicio, supuso una suerte de remanso extraño. Unos candidatos apenas conocidos emprendieron una contienda alejada del fango en la que los temas principales de disputa eran asuntos como la sanidad pública, la educación, la vivienda, el modelo de Ertzaintza o los pactos postelectorales. Cualquiera acostumbrado a la lógica política centralista miraba incrédulo. Los más acostumbrados al espectáculo podían incluso aburrirse en los debates. Se estaba hablando de política.

Pero la circunspección inaugural se vio interrumpida. El primer sábado de campaña, el Athletic Club se empeñó en que había que probar la flotabilidad de su gabarra. El equipo bilbaíno ganó la Copa del Rey el día 6, el lunes 8 murió el exlehendakari José Antonio Ardanza y el jueves 11 la gabarra volvió a surcar la ría de Bilbao. La campaña sorteó la incertidumbre hasta que, a inicios de esta última semana, los últimos sondeos apuntaron a un vuelco histórico en la política vasca: por primera vez, la izquierda abertzale podría obtener la victoria. Esto, sumado a unas declaraciones del candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, en la Cadena SER, donde aseguró que ETA era un “grupo armado”, tiznaron con cierto hollín la campaña electoral. O más bien la bifurcó. Pese a que este jueves pidió disculpas por sus palabras, el arrepentimiento no fue suficiente para el PSOE. “Hay que llamar a las cosas por su nombre”, dijo el presidente del Gobierno.

En Madrid, ETA comenzó a ser tema de debate, sobre todo por parte de un PSOE que busca explicar su veto a un pacto con EH Bildu, quien sí les apoya en el Estado. En el País Vasco, sin embargo, todo continuó igual. Como asegura un periodista que conoce bien la realidad vasca, “ETA se considera un asunto vintage”. Tanto en los actos de campaña como en los debates, las propuestas respecto a la gestión permanecieron en el centro, también después de que un hombre rociara con spray pimienta al candidato del PNV, Imanol Pradales, algo que él mismo consideró un “hecho puntual”.

El futuro Gobierno, probable pero incierto

Pradales comenzó su andadura como candidato con una posición complicada. Frente a él, la perspectiva de revalidar el Gobierno para el PNV pero con la posibilidad de perder las elecciones, o al menos no ganarlas. Los jeltzales siempre han sido los que más votos han obtenido en autonómicas y Pradales no quiere ser el primero en romper el histórico. Por otro lado, el candidato del PNV tuvo que hacer equilibrios entre las promesas para mejorar el País Vasco pero sin reprobar la gestión de Iñigo Urkullu. “Por supuesto que hay cosas que mejorar, pero yo estoy orgulloso de nuestra trayectoria”, aseguró hace unos días. El aspirante jeltzale quiere mantener el ciclo del PNV vivo y, para lograrlo, espera ganar o que la victoria de EH Bildu no sea arrolladora y pueda complicar la determinación del PSE de no apoyarles en una supuesta investidura.

Su principal competidor es otra cara nueva, la de un doctor en Ingeniería de Telecomunicaciones que desde hace años diseña la estrategia política de EH Bildu. Muy cercano a Arnaldo Otegi, Pello Otxandiano trató de mantener un perfil modesto centrado en la defensa de los servicios públicos, sobre todo Osakidetza, en la crítica a la gestión del PNV durante los últimos años y en la necesidad de abrir un periodo de cambio en el País Vasco. Sin abandonar el objetivo soberanista, es verdad que la independencia no ocupó lugar en su campaña, abierta al pacto con jeltzales, socialistas y la izquierda confederal. “Además de acentuar las diferencias, lo que espera la sociedad vasca es que seamos capaces de alimentar un debate político en el que también se identifiquen puntos de encuentro para desde ahí poder formular un proyecto de país”, comentó el primer día de campaña.

Ese perfil moderado, no obstante, sufrió un varapalo tras la entrevista en la Cadena SER. El conjunto de fuerzas políticas que compiten en las elecciones salieron en tromba a censurar sus palabras, aunque en EH Bildu creen que no afectará al voto y lo achacan al miedo a su victoria. “Nos dijeron que esta semana iban a venir con todo contra nosotros”, manifestó en una entrevista estos días.

Por su lado, desde el principio de la campaña, el PSE dejó claras sus pretensiones. Su lema de campaña, de hecho, no dejaba atisbo de duda: vota al que decide. Eneko Andueza se vendió desde el día 1 como la llave del futuro Gobierno. Si bien al comienzo atacó tanto a PNV como a EH Bildu - “juegan a ver quién es más nacionalista” - enseguida la diana de sus mensajes fue Otxandiano. “Seremos el dique de contención de EH Bildu”, dijo respaldado por Sánchez. Las declaraciones del candidato de EH Bildu fueron la excusa perfecta para el definitivo distanciamiento. Pese a que el PSOE gobierna en España con los apoyos de la formación abertzale, en principio revalidar un pacto con el PNV no va a suponer ningún escollo para el desarrollo de la legislatura. En EH Bildu no supeditan su apoyo a que el PSE les impulse a la lehendakaritza. Lo suyo, dicen, es una carrera de fondo.

En un segundo plano durante toda la campaña se han situado el PP, Elkarrekin Podemos, Vox y Sumar. El PP aspira a revalidar unos votos que, confían, puedan llegar a ser también clave en una investidura; Vox trata de mantener su única representación; y la izquierda confederal, Elkarrekin Podemos y Sumar, con un discurso casi idéntico, anhelan no repetir la experiencia de las elecciones gallegas y que ir por separado no les deje fuera del Parlamento vasco.

La campaña ha finalizado este viernes con tan solo una certeza: el País Vasco tendrá nuevo lehendakari y, con toda probabilidad, será del PNV con apoyo del PSE. A pesar de que Pradales no acaba de fiarse, el candidato socialista, Eneko Andueza, no ha parado de insistir en que no le darán Ajuria Enea a Otxandiano. La gran duda es, sin embargo, quién se hará con el primer lugar, disputado entre los jeltzales y la izquierda abertzale.