Nuevos padres, nuevos hombres
El modelo de relación de dominación-sumisión no es válido en el siglo actual. Los padres igualitarios o padres cuidadores sienten una profunda soledad. Carecen de referencias en las que mirarse. Sin modelos sociales, sin aplausos familiares, sienten que pisan un terreno de arenas movedizas por el que no saben bien cómo moverse.
Las mujeres del siglo XXI reclaman a sus compañeros mayor complicidad emocional, más comunicación, reparto igualitario de tareas y compartir los cuidados del bebé. Hoy en día, la implicación del padre en los cuidados de los hijos parece hasta natural. Ni siquiera se cuestiona. Claro que, sobre el papel, todo es armónico, como un bello concierto, hasta que la realidad desafina y nos despierta de esa dulce utopía.
Tradicionalmente, en su relación con las mujeres, se han situado en un plano superior o en un nivel de dependencia sentimental. Nunca en relaciones de igualdad. A muchos hombres les cuesta relacionarse igualitariamente con su pareja porque los espacios masculinos (trabajo, deportes, ocio...) siguen siendo competitivos y jerárquicos.
Educados para reprimir sus emociones, el modelo de relación aprendido de dominación-sumisión no es válido en el siglo actual. De pronto, se hallan perdidos, a la deriva en un mundo de exigencias igualitarias donde la autoridad del padre de familia, por suerte, ya no es sagrada. Hoy el respeto se gana, no se impone.
Estos padres igualitarios o padres cuidadores sienten una profunda soledad. Carecen de referencias en las que mirarse. Sin modelos sociales, sin aplausos familiares, sienten que pisan un terreno de arenas movedizas por el que no saben bien cómo moverse.
Los nuevos varones felicitan a las mujeres el 8 de marzo, las ensalzan, valoran, y apoyan sus reivindicaciones. Sin embargo, siguen "ayudando" en las tareas domésticas sin asumirlas como propias, evaden obligaciones con la excusa de la torpeza masculina o la ignorancia, lavan el coche pero no los baños...
Claro, que configurar esta nueva identidad no debe ser fácil. Aprender a construir una paternidad sin patriarcado, automodelarse, reconstruirse social y personalmente en un mundo tan cambiante, debe suponer un tremendo esfuerzo.
Resulta curioso y loable descubrir cómo algunos padres se han unido para revindicar estructuras más limpias, sanas e igualitarias en las relaciones personales y familiares. Como muestra, os dejo algunos enlaces de asociaciones y grupos de hombres que defienden y luchan por una nueva forma de pensar y relacionarse.
Si los hombres hablasen. Hacia un nuevo paradigma de paternidad y masculinidad.
Ahige. Todo hombre es una revolución pendiente, reza el eslogan de la web de la asociación de hombres por la igualdad de género.
Men Care. Una organización en más de 50 países que promueve que los padres se involucren en la crianza.
Felicito a estos hombres que quieren y han optado por disfrutar de la crianza y del hogar a pesar de las presiones inevitables del entorno social. Ayer mismo, una abuela regañaba a su yerno por cambiarle el pañal a su bebé, "con lo torpes que sois los hombres, déjame, anda".
Y es que, nos guste o no, debemos admitir que el discurso machista campa a sus anchas también entre las mujeres. Podía justificarlo por la edad o la educación recibida, pero lo triste es que también lo escucho en mujeres jóvenes.
Por suerte se van dando pasos, poco a poco, a pesar de los pesares. Hace unos meses, hablando con una pareja sobre los nuevos padres y su implicación en la crianza, el hombre confesó lo duro que fue para él el cuidado de su primer hijo. Su familia quería que él siguiera con el tradicional rol de hombre y dejara de hacer "cosas de mujeres".
Cuando su hijo cumplió tres meses, su mujer le regaló el poema de Mario Benedetti No te rindas en un pequeño marco de madera blanca. "No te puedes imaginar lo que lloré leyéndolo, aún me emociono al recordarlo. Me ayudó muchísimo. Claro, que eso no se lo conté a nadie. Tampoco hacía falta. Solo lo sabíamos ella y yo".
Para estos nuevos hombres, nuevos padres, mi pequeño homenaje en forma de este valioso poema de un hombre excepcional.