nuevo papa
La untuosa reverencia
Por qué la prensa no se hace más eco de que el Vaticano es uno de los Estados que no reconoce los derechos (humanos) de las mujeres, al igual que otros países, por ejemplo, Irán o Yemen; por qué silencia que la Iglesia católica se alía sin excepción con los países más insultantemente machistas.
¡Dios, que buen vassallo, si oviese buen señore!
El espectáculo que nos han servido desde el Vaticano en estos días es muy elocuente: además de anacrónico, es antievangélico: ninguna mujer, todos clérigos, nombrados por cooptación de los papas anteriores, tocados por el mismo talante conservador. En este panorama se oye con mayor fuerza el mandato de Jesús: "Francisco, reforma esta Iglesia".
La libertad de la Iglesia
La Iglesia ha demostrado su libertad. El Espíritu Santo y la Iglesia, con una sola voluntad, no buscan lo que conviene sino lo que necesitan. El cauce de esa decisión son los señores cardenales que dedican horas a la oración para hacer la voluntad de Dios, con independencia de la oportunidad, de la conveniencia.
El papa Francisco
Ha sorprendido que después de los años de predominio de tendencias conservadoras de grupos eclesiales (Comunión y Liberación, Kikos, etc) fomentadas, también a mi modo de ver, desafortunadamente por Juan Pablo II, haya pasado a primerísimo plano un jesuita.
El espíritu santo no lee los periódicos
Los móviles permiten a los fieles de la plaza saber que el nombre anunciado en latín corresponde a Jorge Bergoglio. Cuando el nuevo Papa sale al balcón, unas monjas no paran de repetir: "Pobrecillo, está asustado".