El Gobierno interino de Siria, con raigambre islamista, habla de "un desafío esperado" contra grupos leales a Assad, para el que pide "unidad a la nación". Lo que se ha vivido es una masacre en la costa contra la minoría alauita, la del dictador.
"Anunciamos el éxito de nuestras fuerzas, gracias Dios y a la determinación de nuestros hombres, en lograr todos los objetivos propuestos en esta fase", dice el Gobierno provisional islamista.
La masacre en la redacción del semanario satírico francés, que dejó 12 muertos, devuelve a primera plana un problema real, para el que la UE pide no bajar la guardia.
El Gobierno interino, liderado por islamistas, trata de moderar su imagen y llamar al frente común, mientras acelera los contactos internacionales que le den ayudas y estabilidad. Prioritario: lograr ayuda, levantar sanciones, constitución y elecciones.
El ataque islamista causó 12 muertos pero, sobre todo, una enorme conmoción en Francia y en buena parte del mundo, que se solidarizó con el eslogan "Je suis Charlie". La revista, pese a todo, ha sacado edición especial: "¡Indestructible!".
"Creo que es muy importante que tanto los actores regionales como los internacionales vean el panorama de la misma manera, y quieran que este país sea estable, pacífico", afirma Kallas.
El fin de la era Assad trae el cierre de una etapa antidemocrática y criminal pero abre la puerta al caos de su relevo: ¿mandarán los islamistas con la sharia por bandera? ¿Habrá un gobierno de unidad nacional estable? ¿Quién influirá desde fuera?
Empezó prometiendo apertura y ha acabado siendo más sanguinario que su padre. Parecía en su eterno trono sobre un país en ruinas, pero la fragilidad de su régimen se ha evidenciado con la presión de los rebeldes. La primavera ha llegado en otoño.
Chiíes son los miembros del partido-milicia libanés Hizbulá, apadrinado por Irán, donde está establecida la República Islámica, el país chií por antonomasia. Su mayor opositor, Israel aparte, es Arabia Saudí, suní.
La muerte del presidente en accidente de helicóptero no va a suponer una crisis de Gobierno, porque el poder real lo sigue teniendo Jamenei. El debate por la sucesión del líder supremo sí se dispara, porque el fallecido era el favorito.
El antisionismo es un despojo antiguo, y conviene vigilar que no tenga reminiscencias; el antiislamismo y la arabofobia están en cambio muy presentes en nuestro ámbito cultural, elitista y xenófobo.
Abu Hafs al Hashimi al Qurashi es que quinto "califa" de los yihadistas, desde el pasado agosto. Nadie sabe su nombre real, su nacionalidad o su biografía. Sólo dice su gente que es un "veterano". Está intentando que el grupo vuelva por sus fueros.