Los líderes occidentales están "a un paso" de enviar tropas a Ucrania, denuncia Orbán en su arranque de campaña para las elecciones europeas. "Están jugando con fuego", dicen en un mensaje anti Bruselas.
El ultranacionalista comienza a desplegar su hoja de ruta: se carga la Fiscalía contra la corrupción y plantea reformar los medios públicos para su control total, mientras niega armas a Ucrania. Ahora hay presidenciales y Bruselas anhela un reequilibrio.
Orbán, el mejor amigo de Putin en Europa, eleva el tono de sus críticas a la Unión, que le tiene congelados 21.000 millones de euros por violar el estado de derecho.
La Eurocámara denunciará a Bruselas ante el Tribunal de Justicia de la UE por entender que no se puede "ceder al chantaje" que impone Orbán, investigado por violar en Estado de Derecho, sobre todo cuando hay que decidir sobre Ucrania.
Pese a haber tomado la decisión en abril de 2023, tomó repercusión pública la pasada semana, algo que le ha terminado por costar el puesto a la hasta ahora presidenta.
Hungría no ha aplicado su veto y esta semana, con retraso, se ha aprobado un fondo de 50.000 millones para Kiev. El ultraderechista lo vende como una victoria porque ha logrado alguna condición.
El húngaro ya impidió en diciembre que se aprobasen 50.000 millones para Kiev y ahora amenaza con repetir. Pero Bruselas está ya muy cansada y estudia réplicas.
El belga se tiene que ir antes de que acabe su mandato y, si no hay candidato claro, será el húngaro el que asuma el papel, al presidir el semestre del Consejo.
Ucrania y Hungría están preparando una reunión entre sus mandatarios en un futuro próximo, según Kiev. Falta hace porque Orbán está bloqueando el dinero de la UE para su aliado y complicando su proceso de adhesión.
Después de ausentarse en la votación para aprobar la apertura de negociaciones de adhesión con Ucrania, Hungría bloquea la ayuda de 50.000 millones de euros.