Invertir en las personas está cambiando el mundo
El 'Informe sobre Desarrollo Humano 2013' de la ONU parte de una premisa sencilla: la verdadera riqueza de una nación está en su gente. Esta forma de concebir y medir el desarrollo, unida al cúmulo de datos empíricos que aporta, ha tenido un profundo impacto en las políticas de desarrollo en todo el mundo.
El jueves 11 de abril se presentó en Madrid el Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) 2013 de Naciones Unidas. El IDH se publica anualmente desde 1990, y más allá de los datos de crecimiento o de ingresos económicos, valora indicadores de desarrollo tales como un mayor acceso al conocimiento, mejores servicios de nutrición y salud, medios de vida más seguros, protección contra el crimen y la violencia, una adecuada cantidad de tiempo libre, libertades políticas y culturales y un sentido de participación en las actividades comunitarias. En palabras de Amartya Sen (creador del concepto Desarrollo Humano), se valora "el aumento de la riqueza de la vida humana en lugar de la riqueza económica".
El Informe sobre Desarrollo Humano parte de una premisa sencilla: la verdadera riqueza de una nación está en su gente. Esta forma de concebir y medir el desarrollo, unida al cúmulo de datos empíricos que aporta, ha tenido un profundo impacto en las políticas de desarrollo de las últimas décadas en todo el mundo.
El informe 2013 se centra en el notable aumento del desarrollo humano en países como Brasil, China, India, México, Chile, Indonesia, Ghana, Turquía, Malasia, Bangladesh, Vietnam o Laos... Un total de 18 Estados que han logrado mejoras en su desarrollo humano muy por encima de la media.
Un factor a tener en cuenta es que el mismo Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reconoce que las medidas para impulsar el desarrollo que han implementado la mayoría de estos países no han sido necesariamente las recomendadas por los organismos internacionales. Más bien, cada país ha creado sus propias fórmulas para avanzar tanto económicamente como en materia de desarrollo social.
Aunque las historias, sistemas políticos, perfiles económicos y prioridades de desarrollo de estos países son muy diferentes, lo cierto es que comparten algunas características clave: Brasil, China e India, han sabido tomar ventaja estratégica de las oportunidades ofrecidas por el comercio mundial. Es habitual escuchar referencias a su rápido crecimiento económico en la última década: hoy la suma de su Producto Interno Bruto (PIB) equivale al PIB combinado de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Estados Unidos. China e India duplicaron su producción económica per cápita en menos de 20 años, una tasa dos veces más rápida que la de la Revolución Industrial en Europa y América del Norte, y que afecta a miles de millones de personas.
Pero lo novedoso del IDH 2013 es que pone el foco en que las recetas aplicadas por estos países, considerados "firmemente desarrollistas", han apostado por invertir fuertemente en capital humano a través de programas educativos, de salud, y de otros servicios sociales básicos. Como indica el Informe, "es más importante determinar prioridades de políticas adecuadas que lograr precios adecuados".
El informe también señala que el papel de los Estados es fundamental para alcanzar el desarrollo, y su dedicación a mejorar el desarrollo humano y el bienestar social de sus ciudadanías. También incluye algunas recomendaciones para mantener e impulsar el crecimiento iniciado, como continuar impulsando políticas que garanticen una mayor equidad, permitir la libre expresión y la participación ciudadanas, hacer frente a las presiones ambientales y manejar el cambio demográfico.
La desigualdad y las medidas de austeridad lastran el desarrollo
En China, Brasil e India, la proporción de personas viviendo en la pobreza también ha disminuido significativamente: en 1990 el 60% de la población china era pobre. En 2008 esta cifra había bajado al 13%. Brasil bajó del 17 al 6% en el mismo periodo. Se calcula que para 2030 cuatro quintas partes de las clases medias mundiales vivirán en países en desarrollo.
Pero el IDH 2013 señala también que la desigualdad ha crecido en el mundo, haciendo que los países pierdan el 23% de su potencial de desarrollo. Casi la mitad de esta pérdida es debida a la desigualdad de género, especialmente grave en Estados como Irán, Siria, Egipto, República Dominicana y Venezuela.
Por otra parte, el informe advierte de que las estructuras políticas no receptivas pueden despertar el malestar civil, especialmente si las oportunidades económicas no se mantienen al ritmo de los avances educativos, como sucedió en 2011 en países como Túnez o Egipto. Tensiones similares aumentan hoy en muchos países desarrollados a causa de las dificultades que enfrentan millones de personas por las políticas de austeridad y el decrecimiento económico.
Al respecto, el informe advierte de que un abordaje inadecuado de las desigualdades y la falta de oportunidades para la participación ciudadana, unido a medidas de austeridad con poca visión de futuro podrían amenazar el progreso, y exige un mayor poder de toma de decisiones para las personas más pobres y vulnerables de nuestro planeta, que resultan más directamente afectadas por los problemas mundiales.
Interdependencia en un mundo global
La situación que refleja el IDH2013 significa un reequilibrio impresionante del poder económico mundial y señala una creciente interdependencia: en un mundo interconectado las decisiones y políticas nacionales afectan a los países vecinos y, a menudo, a todo el planeta.
Las interconexiones mundiales, especialmente Sur-Sur, son tanto virtuales (Brasil, China, India, Indonesia y México tienen actualmente una mayor circulación diaria de medios sociales que cualquier otro país, excepto Estados Unidos) como personales (la migración entre países en desarrollo ya supera a la migración desde el Sur hacia el Norte).
Esta interdependencia global supone un desafío para las instituciones de gobernanza mundial en su labor de promover un mundo más justo e igualitario. En relación a ellas, el informe señala que deben implementar reformas y aumentar su pluralismo, ya que sus estructuras están desactualizadas y no reflejan la nueva realidad económica y geopolítica. También pugna por una mayor representación del Sur en la gobernanza mundial y pide más transparencia y rendición de cuentas, resaltando el papel de la sociedad civil mundial en este aspecto.
En resumen, el IDH2013 resalta que el ascenso del Sur es el resultado de inversiones y logros continuos en desarrollo humano, y supone la oportunidad de lograr un mayor progreso humano a escala mundial. Convertir este progreso en realidad demandará una voluntad política clara y una formulación de políticas progresista e informada, tanto a nivel nacional como global.