Una reputada neuropediatra relaciona a los niños dormilones y comilones con el cerebro

Una reputada neuropediatra relaciona a los niños dormilones y comilones con el cerebro

Para la especialista, estos comportamientos tienen mucho que ver con la adolescencia.

Un joven comiendo espaguetis. Canon R5Getty Images

Los niños, especialmente cuando alcanzan la pubertad o la adolescencia, suelen aumentar las cantidades de comida que ingieren, así como el tiempo que pasan durmiendo en la cama, en muchas ocasiones hasta bien entrado el día los fines de semana.

Esto no se debe a que sean más rebeldes o a que quieran llevar la contraria a sus padres, sino que está muy relacionado con los cambios cerebrales que se producen durante esa etapa. Así lo explica en una entrevista con La Voz de Galicia la neuropediatra María José Mas Salguero.

Tal y como explica Salguero, en la adolescencia se dan más cantidad de cambios que en otras franjas de edad. "Aparecen las hormonas, y por otro, es una época de inseguridad, de mucho rechazo a la familia, porque, como tienen la misma inteligencia que un adulto, piensan que son más listos que sus padres, solo que les falta experiencia", apunta al citado medio. 

Salguero califica esta época como una en la que "el cerebro vive una revolución terrible" más allá de la materia hormonal por las decisiones que tienen que tomar durante esos años. "Hay un montón de cambios a nivel del sistema analítico que tienen que volver a encajar, porque vienen de un razonamiento muy lógico propio del niño pequeño", señala en La Voz de Galicia.

Estos cambios, más bruscos que en la infancia a nivel cerebral, necesitan "mucha energía", de ahí que cambien sus hábitos alimenticios y de descanso. "El adolescente come mucho porque, lo que sucede en su cuerpo, son procesos biológicos que necesitan combustible; y después, para que se consoliden, precisa dormir. Así que nos encontramos con unos jóvenes que comen y duermen mucho", recalca. 

En este sentido, apunta que estos cambios a nivel hormonal alteran también los horarios, ya que las hormonas sexuales se segregan por la noche. "Así que la mayoría se acuesta tarde, como muy pronto, se van a dormir a las doce. Y claro, el adulto no lo entiende", destaca Salguero.