10 razones por las que no deberías llamar tímido a tu hijo
En ocasiones, los padres piensan que sus hijos necesitan cambiar, cuando es su entorno el que necesita un cambio. No todo el mundo trabaja bien en grandes grupos. Puede que el trabajador silencioso y reservado no sea el que más destaque, pero quizás es el más eficaz.
Educar a un niño socialmente inadaptado es más complicado que ponerle a tu hijo la etiqueta de "tímido". Puede que sea su carácter o su forma natural de evitar a la gente sobreestimulante y sociable. Puede que tu hijo no se parezca a ti si eres extrovertido. Puede que esa diferencia te haga sentir incómodo, pero no significa que tenga que ser algo problemático para él.
La sociedad tiende a alabar a los extrovertidos y a pensar que hay algo que no va bien si a un niño le gusta estar solo o tener solo unos pocos amigos leales. Sin embargo, muchas personas creativas y altamente productivas trabajan de manera eficiente y persistente por su cuenta y obtienen grandes satisfacciones y se sienten realizadas.
Cuando los padres hacen uso de la inteligencia parental, consideran importante entender la mente, el estado de desarrollo y la capacidad para solucionar los problemas de su hijo. Poner una etiqueta a ciertos comportamientos sociales es lo contrario a entenderlos, una característica esencial de la inteligencia parental. Por eso, aquí tienes 10 razones por las que no deberías llamar tímido a tu hijo:
1. Si etiquetas a tu hijo, lo estás reduciendo. Es un punto de vista unidimensional y simplista que puede hacer que no veas otros aspectos de la personalidad de tu hijo.
2. Llamar a tu hijo tímido puede hacer que se sienta avergonzado, fomentando un problema potencial, si es que lo hay.
3. Llamar tímido a tu hijo implica que tiene una característica fija que no puede modularse. Esto puede hacer que no aprenda estrategias que podrían resultarle útiles, como abrirse a una persona comprensiva que pueda reforzar positivamente su imagen, lo que, a su vez, le ayudaría a socializar.
4. Llamar tímido a tu hijo puede hacer que piense que desapruebas su personalidad, lo que podría provocar que bajara su autoestima y que no intentara poner en práctica estrategias como intentar sentirse cómodo en grupos pequeños con gente sensible.
5. Es importante no cometer el error de percibir la precaución o las dudas de tu hijo frente a situaciones nuevas como una incapacidad para relacionarse con los demás. Puede que le echen para atrás las situaciones desconocidas o la sobreestimulación, no las relaciones personales.
6. Llamar tímido a tu hijo minimiza su habilidad potencial de aprender a razonar consigo mismo sobre las experiencias sociales que pueden acabar siendo positivas y satisfactorias. Después de experimentar algunos éxitos, puede adquirir habilidades de automotivación y autopersuasión que mejoren con el tiempo.
7. Si ayudas a tu hijo a ser selectivo con la gente que se relaciona y a escoger a niños calmados y no agresivos, aprenderá que sus amigos son amables y le aceptan.
8. Es útil hacer saber a tu hijo que estás orgulloso de él por ir con precaución cuando tiene miedo. Cada paso le lleva poco a poco a confiar en sí mismo para afrontar los obstáculos del futuro.
9. Es esencial que le demuestres que su forma de relacionarse con los demás es la correcta, aunque sea distinta de la tuya. Los padres deberían tener cuidado de no imponer sus sistemas de creencias, como si ser muy sociable fuera algo necesario en su cultura.
10. Los profesores deberían considerar que un nivel de participación muy alto no es lo que define a un buen estudiante. Los que no participan tanto pueden ser también trabajadores, listos y competentes.
En ocasiones, los padres piensan que sus hijos necesitan cambiar, cuando es su entorno el que necesita un cambio. No todo el mundo trabaja bien en grandes espacios abiertos o mediante aprendizaje colectivo, como se creía antes en el mundo educativo y en el empresarial. Puede que el trabajador silencioso que se concentra mejor trabajando por su cuenta, que es atento y que está abierto a nuevas ideas no sea el que más destaque, pero quizás es el más eficaz.
Este post apareció originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero