DR Congo y el rompecabezas de las misiones de paz de la ONU
El ataque del pasado 7 de diciembre a la operación de paz de las Naciones Unidas (ONU) en la República Democrática del Congo (RD Congo) dejó un balance de 15 cascos azules muertos y 53 heridos. Este incidente – la peor masacre de cascos azules en 24 años- ha intensificado el debate sobre los múltiples defectos y desafíos que impiden que estas misiones realmente promuevan la paz y generen estabilidad allí donde se despliegan.
Con más de 21,000 personal desplegado entre soldados, policías y civiles, la Misión de la ONU en la RD Congo (MONUSCO en su acrónimo francés) es la mayor operación de mantenimiento de la paz del mundo. Aun así, tal y como hace poco admitieron los secretarios generales adjuntos para misiones de paz y asuntos políticos de la ONU, esta misión carece de suficientes recursos. Una operación de estas dimensiones, "no puede traer la paz a un país del tamaño de Europa occidental," reconocieron los altos cargos en una carta al Economist.
Las cascos azules caídos hace unas semanas – todos ellos soldados tanzanos –elevaron el número de bajas en MONUSCO a 28 durante todo año pasado. Un elevado número de fallecidos que es resultado directo de la creciente inestabilidad en el país tras el aplazamiento de sus elecciones presidenciales, el exigente – para muchos imposible- mandato de la misión y el anticuado e insuficiente equipamiento con la que cuenta.
Como muestra un botón. Durante la noche del fatídico ataque, los helicópteros de la ONU tardaron más de 12 horas en responder a las llamadas de ayuda hechas por los cascos azules asediados. Días después, los militares responsables achacaron al "mal tiempo" la demora en la provisión de asistencia - algo que no debería haber sido un impedimento si la misión dispusiera de tecnología militar más avanzada.
Aun carente del equipamiento adecuado, MONUSCO sigue siendo la operación de paz más cara del mundo con un presupuesto de Introduzca texto aquí,142 millones para 2017/18. Tras una enorme presión por parte de la administración Trump y su doctrina 'American First', la misión vio recortada su financiación en un 8%. Un tijeretazo que, a principios de 2017, forzó al jefe de MONUSCO a revisar a la baja su personal, recortar gastos de combustible y reducir el uso de medios aéreos.
Austeridad impuesta desde la sede neoyorkina de la ONU que parece haber limitado la capacidad de reacción de esta operación de paz en el país africano con el resultante coste en vidas humanas. Sospecha que, tal y como dejó entrever un portavoz de la ONU, será unos de los focos de la investigación que la organización acaba de abrir para aclarar los hechos que rodearon el ataque.
Campos de batalla cambiantes
Las Fuerzas Democráticas Aliadas, el oscuro movimiento armado sospechoso del asalto a las fuerzas de la ONU, es un grupo fundamentalista islamista establecido originalmente en la vecina Uganda.
El perfil yihadista y desestructurado de este movimiento pone de relieve uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan muchas de las actuales operaciones de paz: cómo responder a las organizaciones terroristas y movimientos insurgentes que socavan la seguridad en África y Oriente Medio - en contraposición al clásico conflicto entre partes combatientes bien definidas. "Frente a la violencia asimétrica, las misiones de paz experimentan [nuevas] dificultades hasta el punto de verse obligadas a dedicar un gran porcentaje de sus recursos a su propia seguridad,"señaló recientemente Moussa Faki Mahamat, presidente de la Comisión de la Unión Africana.
Sin embargo, existe un amplio consenso en Naciones Unidas de que las misiones de paz, tal y como están hoy concebidas, no están preparadas para afrontar responsabilidades antiterroristas. Su estructura y recursos no están diseñados para afrontar este nuevo tipo de mandatos, dado que, por ejemplo, el sistema de misiones de paz carece de sólidos servicios de inteligencia.
Cuando el enemigo está dentro
Pero no es la aparición de la amenaza terrorista y letales movimientos rebeldes lo que mina la confianza en los esfuerzos que los cascos azules hacen por todo el planeta. Es el abuso sexual, ya que desde hace dos décadas, algunas misiones de paz de la ONU se han visto empañadas por acusaciones y querellas de esta naturaleza en la RD Congo, la República Centroafricana, Haití y Liberia.
Solo en MONUSCO este año se han registrado 25 casos de abuso y explotación sexual por parte de cascos azules – a nivel global, la cifra se sitúa en más de 2.000 denuncias entre 2004 y 2016. "Donde la pobreza acucia, la mera promesa de una pastilla de jabón y un poco de comida es suficiente para cautivar a una adolescente,"nos recuerda Sanam Naraghi-Anderlini, antigua asesora de género para la ONU.
Este deplorable comportamiento por parte de un puñado de cascos azules no solo denigra a las personas que se suponen protegidas por los soldados de la ONU; sino que también daña la reputación del sistema de la ONU en su globalidad.
A pesar de todos sus defectos, las Naciones Unidas deben ser reconocidas por haber restablecido cierto grado de estabilidad en algunos de los puntos más conflictivos del planeta durante las últimas décadas. Camboya a principios de los años 90 y más recientemente Sierra Leona, Liberia y Costa de Marfil son los éxitos más evidentes del sistema de misiones de paz.
El Consejo de Seguridad de la ONU es sin duda el órgano culpable de las debilidades con las que muchas operaciones de paz son concebidas. Tras el consentimiento del país anfitrión, el Consejo define los objetivos, dota de presupuesto, y numera los efectivos con los que una misión va a contar.
A miles de kilómetros del conflicto a resolver, el puñado de diplomáticos y asesores extranjeros que diseñan las misiones de paz suelen guiarse por una visión demasiado optimista y por cierto desconocimiento de la situación en el terreno. Como resultado, son muchas las ocasiones que en las que las misiones son diseñadas en base a unas expectativas que pocas veces se pueden cumplir.
El ataque de principios de diciembre a MONUSCO ha reavivado el viejo debate sobre la necesidad de inyectar una mayor dosis de realismo en los objetivos y estrategias de las misiones de paz de la ONU.
La lentitud con la que se procedió a apoyar a los cascos azules tanzanos durante la ofensiva rebelde debe generar una seria revisión de los mecanismos de respuesta con los que cuentan las 15 misiones de paz actualmente desplegadas en tres continentes.
Un proceso que se tendrá que llevar a cabo al mismo tiempo que los países proveedores de cascos azules exigen un protocolo más estricto de seguridad para sus soldados en el terreno.
"Durante décadas, [el enfoque] ha estado dominado por nuestra respuesta a los conflictos. En el futuro, tenemos que hacer mucho más para evitar guerras y generar la paz," resaltó António Guterres durante su primer discurso como secretario general de la ONU.
Tras el grave incidente del pasado 7 de diciembre, muchos se preguntarán cómo la organización mundial aspira a generar estabilidad en algunos de los rincones más volátiles del planeta cuando aún se le hace cuesta arriba mantener a sus propias tropas con vida.