Estaban pidiéndolo
Yo también he sufrido acoso sexual en el trabajo.
Tras los últimos acontecimientos que han sacudido el mundo del entretenimiento y, a pesar de que tantísimas personas aseguran haber sido conscientes de las agresiones, el acoso y demás actos lascivos llevados a cabo por Weinstein, captó mi atención una declaración de alguien totalmente inesperado, quien apuntaba que, probablemente, las mujeres en cuestión estaban "pidiéndolo".
¿En serio?
¿En qué siglo estamos? ¿Esto es todo lo que han conseguido granjearse los movimientos de mujeres, el feminismo y la reciente Marcha de las Mujeres? Una mujer que se dedica a vestir a otras mujeres famosas con vestidos ajustados y sexis, que construyó un imperio mundial a base de su buen trabajo, ¿en serio es capaz de tirar a estas mujeres valientes por tierra y tildarlas de prostitutas como si fuera la típica chica mala?
¿En serio?
Yo también he sufrido mis propias versiones, privadas y personales, de acoso sexual en el trabajo. ¿Lo pedí? No. Lo único que pedí fue un trabajo, y lo que vino con ese trabajo fue el acoso sexual.
A estas alturas, lo que realmente creo que estamos pidiendo es tener la oportunidad de mostrar nuestro talento y nuestra humanidad. Queremos tener la oportunidad de expresarnos, demostrar lo que sabemos hacer y, quizá, formar parte de una película que genere cambios verdaderos.
Desgraciadamente, al final es necesario que algún famoso muera de una sobredosis de opiáceos para arrojar luz sobre la epidemia que existe y, con suerte, conseguir un cambio. Esto hemos de agradecérselo a Prince tras su trágica muerte: cambió la legislación y, lo que es más importante, nuestra actitud.
Probablemente fracase este grotesco abuso de poder que ha llevado a cabo este delincuente sinvergüenza con el solo fin de "pillar", quizá fracasen sus intentos, los de su abogado y los de su grupo de amigos famosos de tapar este acto y culpar a la víctima. Quizá la verdad de este caso saque a la luz más casos de acoso sexual perpetrados por algún miembro del gobierno, algún presidente, algún candidato a la presidencia, algún director, alguna estrella de cine, algún ejecutivo o alguien más que forme parte del club de multimillonarios de mierda, que acabarán teniendo un final vergonzoso.
Citaré aquí a la maravillosa Helen Reddy: "Soy una mujer, óyeme rugir. Somos demasiadas para que lo ignoren".
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por María Ginés Grao.