Ya es demasiado tarde para desnuclearizar Corea del Norte: qué se puede hacer ahora
EE UU no tiene más opción que aceptar que Corea del Norte sea nuclear si de verdad quiere alcanzar una paz duradera en la península de Corea.
Hasta el momento, Corea del Norte ya ha llevado a cabo su sexto ensayo nuclear con éxito, además de otros ensayos con misiles balísticos intercontinentales. Llegados a este punto, se puede considerar que cuenta con las herramientas necesarias para poner sobre la mesa ante Estados Unidos su fuerza nuclear disuasiva: "La teoría de que un país X no lanzará sus bombas contra el país Y si el país Y tiene bombas con las que contraatacar". En consecuencia, la ventana de oportunidades de forzar a Corea del Norte a abandonar su programa de armas nucleares se ha cerrado. Aunque Estados Unidos quizás debería negarse a aceptar que Corea del Norte pase a ser un "estado nuclear legítimo", no puede seguir ignorando el hecho de que existe una nueva potencia nuclear en el mundo.
La cruda realidad es que Estados Unidos no tiene más opción que aceptar que Corea del Norte sea nuclear si de verdad quiere alcanzar una paz duradera y la estabilidad en la península de Corea. Pero antes de que pueda suceder y aliviar las tensiones, debe cambiar su mentalidad asumiendo que no queda otra que dejar que Corea del Norte se nuclearice. Esto es lo que debe aceptar:
Los países que tomaron la decisión voluntaria de abandonar su programa de armas nucleares, como Sudáfrica, Kazajistán, Ucrania y Bielorrusia, probablemente lo hicieron porque su clima de seguridad mejoró. El caso de Corea del Norte es completamente distinto. Si ha desarrollado armas nucleares ha sido en parte para disuadir a Estados Unidos de atacarles. El despliegue de tropas y armas estadounidenses en Corea del Sur y Japón, las reiteradas maniobras militares en zonas cercanas a la península de Corea y el poder de Estados Unidos, con el que pocos pueden rivalizar, han conseguido que Corea del Norte se muestre tan paranoica como para protegerse con armas nucleares. Mientras siga siendo imposible alcanzar una verdadera reconciliación entre ambos países, algo que parece cada vez más improbable si tenemos en cuenta los ásperos discursos de uno y otro lado, Corea del Norte se sentirá amenazada. Por lo tanto, es complicado imaginar que en Pyongyang estén muy dispuestos a abandonar su programa de armas nucleares, y más si el clima de seguridad no deja de agravarse conforme su líder, Kim Jong Un, se sigue enzarzando en una guerra dialéctica con el presidente Donald Trump. A este paso, solo una ofensiva militar podría privar a Corea del Norte de sus armas nucleares, e incluso esa es una opción poco aconsejable: una medida de tales dimensiones sería costosa y con total probabilidad provocaría una cantidad masiva de víctimas.
Los líderes norcoreanos son tan racionales como su contraparte estadounidense. El argumento de que Corea del Norte no puede estar incluida en la "teoría clásica de la disuasión nuclear" está basado principalmente en el comportamiento agresivo y la naturaleza autoritaria del régimen. Sin embargo, la historia ha demostrado que a los norcoreanos se les ha dado bien medirse y contenerse cuando han considerado que la supervivencia del régimen estaba en juego. La propia estructura del régimen no afecta a su racionalidad. La Unión Soviética y China también eran regímenes autoritarios cuando se nuclearizaron, y ambos países fueron considerados pese a todo racionales en el ámbito nuclear. No hay pruebas concretas, tal y como han manifestado altos cargos de la CIA, de que Kim Jong Un sea un "loco" capaz de desatar sus armas nucleares sin estar su régimen en peligro.
Incluso aunque fueran ciertas las afirmaciones de que Kim Jong Un "es una persona irracional", al mundo se le han acabado las opciones de detener su programa nuclear. Las sanciones no sirven para nada. Tras nueve rondas de sanciones impuestas por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Corea del Norte no ha variado su hoja de ruta. Aunque las sanciones fueran tan severascomo para amenazar la subsistencia del país, no hay que perder de vista la tenacidad del pueblo norcoreano para resistir las dificultades. La guerra es un riesgo demasiado alto. Si no hubo forma de evitar que Seúl sufriera las represalias del otro lado de la frontera en el pasado (algo que bien podría suceder en el caso de que se desatara el conflicto), tampoco ahora es posible evitarlo.
Una vez comprendidos y asumidos estos puntos, Estados Unidos no debe pensar que una Corea del Norte nuclear supone una derrota ni que deba aceptar de forma ciega todas las exigencias de Pyongyang por el mero hecho de que estos posean armas nucleares. No estoy diciendo que no se pueda hacer nada aparte de apaciguar a Corea del Norte. Al contrario, se pueden adoptar muchas medidas para mitigar esta crisis y construir una paz duradera en esta región y más allá. A continuación expongo cuatro medidas que podría adoptar Estados Unidos para favorecer un clima más tranquilo en un mundo con una Corea del Norte nuclear.
Para Corea del Sur y Japón, una Corea del Norte nuclear implica un desequilibrio militar a favor de los norcoreanos. Sin embargo, la balanza puede reequilibrarse si Estados Unidos les ofrece unas garantías de seguridad firmes en la región. Para que la disuasión sea efectiva, Estados Unidos debe avisar explícitamente a Corea del Norte de que está preparado para proteger a sus aliados, aunque cuenten con cabezas nucleares capaces de alcanzar territorio estadounidense.
Hay muchas cosas que se pueden hacer para aliviar las tensiones. Además de garantizar su protección a los aliados, Estados Unidos puede reducir su actividad militar en la región como gesto de buena fe hacia Corea del Norte. Más concretamente, debería ser el jefe de Estado, Donald Trump, quien tendría que llevar la iniciativa de detener su guerra dialéctica con Kim Jong Un. Es peligroso enzarzarse en una discusión interminable de descalificaciones y humillaciones como "pequeño hombre cohete" y "viejo chocho trastornado", ya que un enfado podría llevar a cualquiera de los dos líderes a tomar una decisión irracional. En lugar de centrarse en la desnuclearización, Estados Unidos podría considerar la opción de reducir las sanciones impuestas a Corea del Norte a cambio de concesiones como que los norcoreanos suspendan los ensayos nucleares, una propuesta no muy diferente de la que China formuló hace un tiempo.
Aparte de estrechar vínculos de seguridad con Corea del Sur y Japón, deben aprender la lección que les ha dejado el controvertido sistema de misiles de defensa desplegado en Corea del Sur y tener en cuenta también las preocupaciones e intereses de China y Rusia, como hizo el P5+1 (las cinco potencias mundiales permanentes en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas más Alemania) en las negociaciones con Irán.
No cabe duda de que aceptar que Corea del Norte sea libremente nuclear va a provocar serias repercusiones a nivel internacional con respecto al Tratado de No Proliferación Nuclear. Otros países, como Irán y Arabia Saudí, están siguiendo de cerca hasta dónde decide llegar Corea del Norte, quizás para tomar ejemplo. Estados Unidos, apoyado por otros países, debería dejar claro que cualquier tentativa futura de nuclearización será abordado con severidad, con las graves consecuencias que les provocaría un aislamiento conjunto, sanciones coordinadas e incluso incursiones militares dirigidas desde Naciones Unidas.
Este post de The WorldPost fue publicado originalmente por el Berggruen Institute y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.