Cómo protegerte de los peligros de la contaminación atmosférica
Si el pueblo reclama cambios, las empresas y los gobiernos se verán forzados a abordar el problema.
La contaminación atmosférica es una amenaza universal para las personas, no solo en ciudades con mala reputación en cuanto a su calidad del aire, como Pekín, Bombay y Los Ángeles. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), pueden atribuirse en torno a 6,5 millones de muertes anuales a la contaminación atmosférica. Aún más sorprendente es que 9 de cada 10 personas de todo el mundo vivan en lugares en los que el aire no es apto para la salud del ser humano.
Aunque hay pocas cosas que pueda hacer el ciudadano medio para evitar por completo los contaminantes que porta el aire, sí que puede adoptar ciertas medidas rutinarias a largo plazo para pretegerse a sí mismos y a quienes les rodean.
"La situación es verdaderamente crítica. Nadie debería respirar un aire que podría estar matándole", asevera en declaraciones al HuffPost la doctora María Neira, directora del Departamento de Salud Pública, Medio Ambiente y Determinantes Sociales de la Salud de la OMS.
Para muchas personas de todo el mundo, la contaminación atmosférica es una realidad que simplemente tienen que tolerar, que no pueden evitar. No pueden simplemente mudarse a otras ciudades, pero hay algunas pequeñas medidas que pueden minimizar los efectos adversos.
Edward Lawrence Avol, profesor de Medicina Clínica Preventiva en la Universidad del Sur de California, lleva décadas viviendo en Los Ángeles. Como ávido corredor que es, explica que abstenerse de caminar o de hacer ejercicio en las calles con mayor tráfico puede ayudar a evitar el aire contaminado por las emisiones de los vehículos.
"Con solo andar una manzana más allá, es sorprendente lo que se reduce la exposición a los contaminantes", comenta.
En aquellas fechas en las que los niveles de contaminación son realmente peligrosos, los lugares más saludables suelen ser los espacios cerrados equipados con filtros de aire en funcionamiento, según señala el doctor Avol. También conviene limitar las actividades físicas en esos días para no acelerar la respiración.
"Imagínate que eres una gran aspiradora: lo que tienes que hacer es reducir la intensidad", recomienda.
Aunque son muy comunes en ciudades como Pekín en los días de mayor polución, las mascarillas suelen ser muy poco efectivas contra la contaminación atmosférica si no se llevan perfectamente ceñidas en torno a la nariz y la boca. Las mascarillas baratas de cirujano o las improvisadas no aportan mucha protección, ya que el aire puede colarse fácilmente por los huecos que dejan a los lados.
Otras opciones más caras, como las máscaras N95, sí que pueden protegerte, ya que se adaptan al contorno de la nariz y la cara y son capaces de filtrar hasta un 95% de las partículas contaminantes del aire. Los hombres con vello facial, como el doctor Avol, no pueden recurrir a estas máscaras, ya que las barbas y bigotes impiden un sellado completo.
Edward Lawrence Avol también comenta que existen redes de científicos que han puesto en marcha mapas a tiempo real para que los ciudadanos puedan consultar la calidad del aire que respiran. Incluso es posible comprar y colocar sensores relativamente baratos en tu casa para comprobar los niveles de contaminación.
La realidad es que la contaminación atmosférica es una crisis sanitaria que exige una reacción seria por parte de los gobiernos y las empresas.
Según la doctora Neira, hay un conjunto de enfermedades mortales, como el 36% de los cánceres pulmonares, el 34% de los accidentes cardiovasculares y el 35% de las enfermedades pulmonares obstructivas crónicas, que pueden achacarse directamente a la contaminación del aire. Los investigadores también han hallado una relación con el incremento de la tasa de asma y neumonía en niños. Asimismo, se está percibiendo una reducción del peso de los recién nacidos.
María Neira asegura que un incremento drástico de la preocupación de la población podría ser la chispa que iniciara la lucha por el cambio. Si el pueblo reclama cambios, las empresas y los gobiernos se verán forzados a abordar el problema.
La OMS está apremiando a los gobiernos nacionales para que intensifiquen su esfuerzo y se comprometan por ley a trabajar por un aire más limpio. La doctora María Neira señala que pese a que el tope aceptable para la salud pública es de 20 microgramos de partículas contaminantes por cada metro cúbico de aire, el 80% de las ciudades están actualmente por encima de esos límites.
El doctor Avol también indica que otro de los beneficios de llevar mascarillas, funcionen o no, es que sirven para sensibilizar a las demás personas y hacer ver que la contaminación atmosférica es un problema del que hay que hablar:
"Cada vez estamos más concienciados de estos problemas en más ciudades, en sociedades que están evolucionando muy rápido", asegura.
Aunque algunas ciudades están rezagadas en ese aspecto o les cuesta mucho seguir el ritmo, otras, como Los Ángeles, han realizado importantes avances en las últimas décadas hasta dejar atrás algunos de los aspectos en los que peor reputación tenían.
Los Ángeles es un ejemplo de superación:
"Está mucho más limpia que cuando yo me crie aquí. La generación actual lo tiene mucho mejor", afirma el doctor Avol.
De todos los derechos fundamentales del ser humano, el aire limpio es uno que se da por hecho con demasiada frecuencia, según comenta la doctora María Neira:
"¿Quién puede no estar de acuerdo con el hecho de que necesitamos respirar un aire limpio? ¿Acaso existe otra opción? ¿Se puede sobrevivir sin respirar?", concluye la doctora.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Estados Unidos y ha sido traducido del inglés por Daniel Templeman Sauco.