Por qué el príncipe Harry y Meghan se dan la mano y el príncipe Guillermo y Kate no
¿Están las muestras públicas de cariño prohibidas por el protocolo real británico? Responden los expertos.
Como la mayoría de parejas recién comprometidas, el príncipe Harry y Meghan Markle son casi incapaces de quitarse las manos de encima.
La pareja lleva saliendo desde hace un año y medio y, en ese tiempo, han dado rienda suelta a su cariño en público. En septiembre, el príncipe, de 33 años, y la actriz, de 36, asistieron a los Juegos Invictus de Canadá, donde apenas se soltaron la mano e incluso se besaron en determinado momento.
También en el anuncio de su compromiso se pudo apreciar este cariño, tanto en su presentación oficial como en su primera aparición pública tras el anuncio, en el Día Mundial de la Lucha contra el Sida.
Durante esa ajetreada semana, la pareja se cogió del brazo tranquilamente, cosa que rara vez hace el hermano mayor de Harry, el príncipe Guillermo, con su esposa, la duquesa de Cambridge.
"Es fácil apreciar la personalidad extrovertida de Meghan y el príncipe Harry, su aspecto moderno y su gran corazón cuando se muestran de cara al público", explica al HuffPostMyka Meier, experta en protocolo real y fundadora y directora de la empresa de asesoramiento en etiqueta Beaumont Etiquette.
No hay ningún protocolo oficial que diga que los royals no pueden dar muestras públicas de afecto cuando asisten a compromisos oficiales. Pero, en general, parece que los duques de Cambridge prefieren ser más comedidos que el príncipe Harry y Markle.
"Simplemente, es una cuestión de preferencia para cada pareja", sostiene Meier. "Cada miembro de la familia real goza de la confianza suficiente como para juzgar por sí mismo lo que es o no apropiado".
Esta diferencia resulta incluso más notable en la entrevista que dio cada hermano tras anunciar su compromiso. En la que concedieron Harry y Markle a la BBC, la exactriz de Suits no soltó la mano de su futuro marido mientras explicaba cómo Harry se declaró y si iban a tener hijos.
Cuando el príncipe Guillermo anunció en 2010 su compromiso con Middleton, su amor de la universidad, la pareja desveló todos los detalles románticos de la pedida a la BBC, pero no movieron sus manos de sus respectivos regazos.
(Cabe destacar que la pareja llevaba saliendo ocho años cuando se comprometió. En comparación, el cortejo de Harry y Meghan ha ocurrido en un abrir y cerrar de ojos)
La experta en lenguaje corporal Traci Brown asegura que en ambas entrevistas es evidente el amor entre las parejas, aunque los duques de Cambridge sean menos propensos a manifestarlo públicamente.
"Vemos dos niveles de emoción muy diferentes en estas entrevistas", explica. "Harry y Meghan son inseparables y no tiene ningún problema en dar muestras de afecto. En el caso de Guillermo y Kate, hay ternura y amor, pero claramente no ven bien mostrar un magnetismo real".
Meier señala que ahora lo más habitual es ver a los duques de Cambridge en eventos oficiales. La conmemoración de una batalla de la Primera Guerra Mundial o una visita diplomática a otro país requiere algo más de decoro.
"La mayoría de eventos a los que asisten son de naturaleza muy formal", apunta Meier. "Por ejemplo, en acontecimientos deportivos y otros más ligeros la pareja es más cariñosa y se les ve más dispuestos a mostrar afecto".
¿Queréis ejemplos? Esta foto de la pareja real a principios de este año durante una maratón solidaria:
Quizá el estilo reservado de Guillermo tiene algo que ver con su posición en la línea de sucesión al trono, teniendo en cuenta que él está en segundo lugar, después de su padre, el príncipe Carlos.
"Algún día será el rey de Inglaterra y, claramente, el duque de Cambridge es muy sensible al honor que se le ha dado", comenta Meier. "Sus acciones son un símbolo y él se toma muy en serio su papel en el ranking real, lo cual es simplemente una señal de respeto tanto a la familia real como a su país y sus ciudadanos".
Aunque posiblemente no exista una regla oficial sobre el gesto de darse la mano, hay un precedente sentado con la reina de Inglaterra y su afán por mantener al máximo las formas. La monarca actual, la reina Isabel II, y su marido, el príncipe Felipe de Edimburgo, nunca han dado muestras públicas de afecto, pese a llevar 70 años de matrimonio.
El príncipe Harry, por su parte, es sexto en la línea de sucesión a la Corona, y quizá por eso se ha ganado la reputación de ser el royal más desenfadado.
En cuanto al cariño que muestra en público con su prometida, es posible que se le haya contagiado el estilo americano de Markle, opina Brown.
"Los estadounidenses suelen ser mucho más extrovertidos y no tienen problema en dar rienda suelta a sus emociones e ir a lo suyo", argumenta. "Se sabe que los británicos son un poco más estirados, aunque Harry es la excepción. Todo apunta a que al casarse con una americana serán la unión perfecta".
Meier ve en ambos hermanos la influencia de su madre, Diana de Gales. Antes de su muerte, en 1997, la princesa era muy querida por el público por su empatía y su sinceridad a la hora de tratar abiertamente sus propias luchas personales, como su divorcio y sus problemas de salud relacionados con la imagen.
Considerando las muestras de cariño del príncipe Harry y la franqueza del príncipe Guillermo al hablar sobre enfermedades mentales, quizá estamos asistiendo a una nueva era de accesibilidad por parte de la realeza.
"Los príncipes Guillermo y Enrique se muestran muy abiertos al público, lo cual evidencia que fueron criados así", plantea Meier. "Estamos viendo más que nunca un lado de la familia real que ofrece amor y transparencia y creo que eso los convierte en perfectos representantes de la Casa Real como ejemplo de generaciones futuras".
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano