EEUU acaba con la igualdad de los usuarios en internet
El regulador de las comunicaciones de ese país pone fin a la neutralidad de la red.
La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) de Estados Unidos aprobó hoy una nueva norma sobre el servicio de internet que acaba con la "neutralidad de la red" que garantizaba una norma de 2015.
La mayoría republicana en la institución reguladora votó hoy a favor de la nueva regla que deroga el principio de "neutralidad de la red", que salvaguardaba internet como un servicio público de libre e igual acceso.
Estas son las claves de la decisión y cómo va a afectar a Internet tal y como lo conocíamos hasta ahora:
¿Qué es eso de la neutralidad en la red?
Es (ejem, ERA) una regla que los proveedores de internet y los gobiernos se comprometían a seguir para tratar de igual forma todo el tráfico de datos que viaja por internet.
Esto significa que mantenían el compromiso de no discriminar el tráfico en función de su contenido y, por lo tanto, de tratar por igual a las diferentes páginas web, plataformas o aplicaciones. Todos eran iguales ante Internet.
La neutralidad de Red también obligaba a estos proveedores (en el caso español vendrían a ser los telefónicas, vodafones, oranges, etcétera) a no cobrar más a los usuarios en función de los contenidos a los que accedan a través de internet.
En realidad, la diferenciación de tráfico existe y se practica para dar prioridad en la red a las comunicaciones de los servicios de emergencias o a la gestión de las redes de las propias operadoras, pero la neutralidad de red obligaba a que esa distinción se limitase a esos aspectos.
Qué es lo que se ha decidido
La Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, en su siglas en inglés), con mayoría republicana, ha fulminado la batería de medidas implementada por Barack Obama en 2015 para blindar la igualdad de los usuarios cuando navegan.
La clave de aquellas medidas era que el acceso a la red se clasificaba por primera vez como "bien público", lo que daba a la FCC la capacidad para obligar a las compañías a tratar cada una de las conexiones de los usuarios con el mismo principio de igualdad que se aplica a las llamadas de teléfono.
Aquella votación fue una derrota para los partidarios del "internet de dos velocidades", o una Red rica y otra pobre. La votación de este jueves, en cambio, la resucita.
¿Quién ha hecho campaña para acabar con ella?
El enemigo más visible de la neutralidad de Red durante los últimos meses ha sido Ajit Pai, el presidente de la FCC. Contundentemente apoyado por Trump, que movió hilos para que tuviese asegurado un mandato de cinco años tras nombrarle presidente de la comisión, Pai ha sido señalado como "esbirro" de las grandes corporaciones, dado su pasado como ejecutivo de Verizon Communications.
Verizon es precisamente una de las grandes empresas proveedoras de servicios que ha hecho tándem con la administración Trump y con los republicanos del Congreso de Estados Unidos para acabar con la neutralidad de red. Comcast y AT&T son otros dos gigantes de los servicios de navegación que se han mostrado en contra de la regulación de internet como "bien público" y que se han movilizado para que el voto de este jueves fuese el que ha sido.
Frente a ellos, la mayoría de congresistas del Partido Demócrata, que consideran que eliminar la neutralidad de red equivale a desnaturalizar internet. Junto a ellos en esta batalla aparece una amplia amalgama de activistas de la más diversa índole que consideran que la desregulación de la red supone su conversión en un campo de batalla donde serán posibles la discriminación y la censura. Aducen que, agrandes rasgos, supondría la privatización de Internet.
En el bando de quienes han defendido hasta ahora la neutralidad de red también están empresas surgidas en el boom digital, como Twitter, Yahoo, Netflix o Amazon. Estas empresas son las que pueden verse más afectadas por los planes, todavía no revelados, de los proveedores de servicios.
¿Qué significa el fin de la neutralidad?
Tras la eliminación de las regulaciones, será posible que los proveedores de servicios creen carriles de diferentes velocidades dentro de sus redes de banda ancha. Podrán, por lo tanto, discriminar contenidos de la competencia, ralentizar el acceso a contenidos que no sean de su agrado, aumentar la velocidad de otros que sí lo sean e incluso bloquear el acceso a páginas web, plataformas o aplicaciones. Las implicaciones para la libertad de expresión y la censura son enormes.
Ahí es donde radica la preocupación de las empresas digitales: generan una enorme cantidad de tráfico, ocupan mucha banda ancha y es previsible que los proveedores de servicios empiecen a cobrarles más si quieren mantener la velocidad de acceso. Puede que Google o Facebook puedan cumplir con las nuevas exigencias, pero otras plataformas digitales no serán capaces de hacerle frente a la nueva situación.
¿Y qué implica para el usuario?
El gran afectado por esta decisión, en cualquier caso, es el usuario. No sólo será rehén de las batallas entre las plataformas de contenidos y los proveedores de servicios, sino que quedará en manos de estas últimas cuando le ofrezcan nuevos precios más altos para disfrutar de velocidades de navegación equivalentes a las que tiene ahora.
Los partidarios de la desregulación, sin embargo, creen que la decisión de este jueves mejorará las condiciones del servicio y de la red. A lo largo de estos meses, Pai ha insistido en la idea de que eliminar la neutralidad supondrá la vuelta "a un internet libre y abierto". "El gobierno dejará de regular cómo los proveedores deben manejarse, y estos tendrán incentivos para afrontar la próxima generación de redes y servicios", recoge sus palabras El País.
¿Cómo afecta a España?
La eliminación de la neutralidad de la red no afecta directamente a España, puesto que esta depende de la legislación de la Unión Europea. Pero a nivel europeo, los intercambios de datos con proveedores estadounidenses son diarios y masivos, por lo que no habrá que esperar mucho para ver de qué manera afecta la decisión de este jueves al mercado de las telecomunicaciones europeo.
A nivel europeo, las consecuencias tampoco tardarán mucho en hacerse visibles. Algunas compañías, de hecho, ya están sacando al mercado ofertas en las que, bajo la apariencia de una supuesta adaptación a los gustos del cliente (usas más mensajería que redes sociales, o más redes sociales que aplicaciones de email, o más aplicaciones de música que de vídeo), discriminan el contenido al que darán acceso y crean perfiles que servirán de base para el lanzamiento en el futuro de paquetes exclusivos y diferenciados para cada uno de esos servicios.