Por qué el compromiso de Meghan Markle con el príncipe Enrique es algo histórico
La actriz de 'Suits' será la primera estadounidense en casarse con un miembro de la realeza británica.
Este lunes se anunció el compromiso entre la actriz Meghan Markle y el príncipe Enrique, que marca un cambio trascendental en la historia de los emparejamientos de la realeza británica.
El compromiso del príncipe con esta actriz de 36 años no es tan inusual como lo hubiera sido en pasadas generaciones, ya que las tradiciones cada vez son más progresistas; no obstante, la incorporación de Markle a la familia real sigue siendo pionera en muchos aspectos.
Cuando Markle y el príncipe Enrique comenzaron a salir en 2016, algunos periódicos sensacionalistas británicos publicaron artículos que incluían comentarios racistas sobre la actriz, de padre blanco y madre negra.
Un columnista del Daily Mail escribió que si esta pareja decidía tener un hijo, "los Windsor espesarían su sangre azul y la pálida piel y el cabello pelirrojo de los Spencer con un ADN más exótico", y describía a la madre de Markle como "una rastas afroamericana de los barrios bajos".
El titular de otro artículo del Daily Mail sobre Los Ángeles, ciudad natal de la actriz, rezaba lo siguiente: "La chica de Harry parece sacada directamente de Compton", haciendo referencia a un barrio periférico de Los Ángeles donde nació el grupo de rap N.W.A. El autor de este artículo también se preguntaba si Enrique iría de visita al "barrio de la madre [de Markle], repleto de pandilleros".
En una declaración pública extraordinaria que tuvo lugar en noviembre del año pasado, el príncipe Enrique condenaba los "mensajes racistas" de los artículos y el continuo "abuso y acoso" que recibía la familia de Markle.
En 2015, Markle escribió en la revista Elle sobre el racismo al que han tenido que enfrentarse ella y sus padres, contando cómo su padre le aconsejó que "dibujara su propia casilla" cuando le preguntaran por su raza.
Esta joven de Los Ángeles no es la primera estadounidense en casarse con un miembro de la realeza británica, pero sí es la primera vez que ese matrimonio ha sido aceptado por la familia real.
En 1936, el rey Eduardo VIII abdicó para casarse con Wallis Simpson, mujer de distinguida familia y divorciada en dos ocasiones, después de que su relación desatara un escándalo público.
Markle, al igual que Simpson, está divorciada, pero su caso ha sido aceptado, lo que muestra que las convenciones sociales son más tolerantes con el paso del tiempo. El padre del príncipe Enrique, el príncipe Carlos, se divorció de su madre, la princesa Diana, y en 2005 se casó con Camilla Parker Bowles (también divorciada), que ahora es la duquesa de Cornwall (aunque celebraron la boda por lo civil).
Hasta 2015, la normativa británica prohibía que los miembros en la línea de sucesión contrajeran matrimonio con católicos, ya que la reina Isabel II ejerce como cabeza de la iglesia anglicana. Sin embargo, la ley revisada permite a Markle, que asistió a un instituto católico, contraer matrimonio con el príncipe Enrique.
Los cambios relativos a la ley de sucesión que ha llevado a cabo el Parlamento Británico también incluyen la abolición de la tendencia a que sean los herederos varones quienes ocupen la línea de sucesión. Así, por ejemplo, la hija del príncipe Guillermo y de la duquesa de Cambridge, Carlota, podría entrar directamente en la línea de sucesión, después de su hermano mayor, Jorge, incluso aunque tenga descendencia masculina.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense del 'HuffPost' y ha sido traducido del inglés por María Ginés Grao.