Merkel se juega su futuro en las negociaciones para formar gobierno
Conservadores, liberales y ecologistas alemanes siguen este viernes negociando para evitar elecciones anticipadas.
Los conservadores, los liberales y los ecologistas alemanes seguían este viernes negociando in extremis para intentar formar un gobierno de coalición y evitar elecciones anticipadas, que pondrían en juego el futuro político de la canciller Angela Merkel. Tras un mes de laboriosas negociaciones, los cuatro partidos políticos (CDU, CSU, FDP, Verdes) que intentan poner en pie una coalición decidieron finalmente en la madrugada del viernes prorrogar sus discusiones más allá del 16 de noviembre, la fecha tope que se habían fijado inicialmente.
Las elecciones se celebraron el pasado 24 de septiembre.
Si es necesario, estas negociaciones, a puerta cerrada y en una atmósfera tensa, seguirán "durante todo el fin de semana", ha indicado Alexander Dobrindt, uno de los líderes del partido conservador de Baviera (CSU).
Poco antes de que se retomaran las negociaciones el viernes al mediodía, Angela Merkel ha admitido que las próximas rondas serán "duras" pero que "a pesar de las dificultades (...) vale la pena ir a una segunda ronda" de discusiones.
EL BLOQUEO DE MERKEL
Angela Merkel está más bloqueada que nunca. Si la líder de los conservadores no consigue pactar una hoja de ruta para gobernar junto al partido liberal (FDP) y los Verdes, los alemanes deberán volver a las urnas. Un escrutinio que podría poner fin a su carrera.
Pero la perspectiva de unas nuevas elecciones no gusta a nadie, sobre todo porque podría favorecer a la extrema derecha. El partido Alternativa para Alemania (AfD), con su discurso xenófobo, contra el islam y contra Merkel, entró con fuerza en la cámara de diputados con 92 escaños.
La inmigración, un tema candente en Alemania desde la llegada de refugiados en 2015, es el principal escollo en las negociaciones. "Hemos intentado construir puentes pero hasta ahora desgraciadamente hemos fracasado", ha reconocido Wolfgang Kubicki, el jefe del grupo parlamentario liberal.
Frente al auge del AfD y a la presión del ala más conservadora de su partido, Angela Merkel prometió limitar la acogida de demandantes de asilo después de haberles abierto las puertas en 2015 y 2016, cuando entraron en el país cerca de un millón de refugiados.
Los aliados políticos de Merkel quieren limitar el número de nuevos demandantes de asilo a unos 200.000 al año.
La cuestión del reagrupamiento familiar es especialmente polémica. Los ecologistas quieren que se aplique el año que viene para los refugiados que sólo han obtenido un permiso de residencia temporal, pero los conservadores y los liberales se oponen tajantemente.
Sin embargo Los Verdes se niegan a cambiar su posición porque consideran que ya han cedido mucho en otras cuestiones, como el abandono de las energías fósiles o de los motores de combustión.
La política fiscal y la posible supresión de un impuesto para apoyar a las regiones más pobres de la antigua RDA también es motivo de desacuerdo.
El viernes, pocas horas después de las 04h00 de la madrugada y tras 15 horas de negociaciones sin tregua, los responsables políticos reconocieron que hay pocos avances.
"Tras cuatro semanas [de negociaciones], no hemos avanzado en los puntos esenciales", ha dicho Kubicki.
Por su parte el partido socialdemócrata (SPD), que ha elegido quedarse en la oposición tras su fracaso en las legislativas de septiembre, es muy crítico con Merkel.
"La canciller de las medias tintas (...) hace lo que siempre ha hecho, mirar", ha sentenciado el líder del SPD, Martin Schulz.