Mohamed bin Salmán, el príncipe heredero que quiere poner patas arriba Arabia Saudí
Asegura que quiere transformar el país, pero algunas de sus medidas asustan por su deriva hacia el autoritarismo.
Un hotel de lujo convertido en cárcel, cientos de detenidos de la familia real acusados de corrupción y un constante goteo de reformas que están dejando atónitos al país y al resto del mundo. ¿Qué ha ocurrido en Arabia Saudí para que, tras décadas de inmovilismo de un régimen guiado por una ideología extremista como el wahabismo, las cosas estén avanzando, aparentemente, a pasos de gigante? La respuesta tiene un apellido: Salmán.
Desde hace meses todas las miradas están puestas en el príncipe heredero Mohamed bin Salmán, de 32 años, que, junto a su padre el rey Salmán bin Abdulaziz, ha prometido unas reformas con las que auguran el regreso a una "Arabia Félix". A día de hoy el papel del rey es más bien simbólico: a sus 81 y enfermo de demencia senil, las decisiones del país las toma desde que ascendió al trono en 2015, según todos los analistas, su hijo.
MBS, como se le conoce en Arabia Saudí, era claramente el favorito de su padre. Según se convirtió en rey le nombró ministro de Defensa (es el más joven del mundo en ocupar esta cartera) y de ahí que el hecho de que, dos años más tarde, le nombrara príncipe heredero relevando en el cargo y en la línea sucesoria al príncipe Mohamed bin Nayef, sorprendiera a pocos. Es más, en aquella ceremonia, el rey Salmán bin Abdulaziz también nombró a MBS viceprimer ministro. Una suma de poderes con los que "formar" al próximo rey de Arabia Saudí.
Durante este tiempo MBS ha ido ganando experiencia a pasos agigantados: es él el que está poniendo patas arriba el tablero de Oriente Medio, generando desconcierto a nivel internacional, y también grandes esperanzas entre la población más joven del país. Muchos analistas también consideran al joven heredero al trono responsable de la agresividad mostrada por la monarquía saudí desde 2015, periodo en el que se ha embarcado en la guerra del Yemen y en el que ha intentado fundar una amplia alianza militar islámica antiterrorista.
"MBS es un reformista, no por convicción sino por obligación. Muchos de los miembros de la monarquía no están de acuerdo con su visión y eso le ha llevado a tener que hacer purgas como ha hecho ahora más recientemente, en la que ha detenido a más de 200 personas. Está pensando en su reinado. Sabe que va a haber un choque generacional y está buscando el apoyo entre los jóvenes", explica a El HuffPost Antonio Priego, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Pontificia Comillas y experto en Oriente Medio.
Al príncipe heredero no se le escapa el perfil de la población saudí: "El 70% tiene menos de 30 años y, francamente, no vamos a pasar 30 años más de nuestra vida aceptando ideas extremistas, sino que vamos a destruirlas ahora", dijo él mismo hace unas semanas. Sabe a quién dirige su mensaje y tiene localizados los obstáculos. Los jóvenes, las mujeres, son sus apoyos, necesita tenerlos a su favor. De ahí que entre las más de 200 personas detenidas la mayoría sean de avanzada edad y que incluso haya miembros de la casa real saudí. Esto tiene una doble lectura: borra de un plumazo a los que se oponen a su reinado y de paso demuestra que la monarquía ya no está por encima de la ley. Y eso a buena parte de la población, harta de ver a sus líderes bañándose en lujo, le gusta.
Como también les gusta ver a su príncipe heredero enfundado en unos vaqueros para fotografiarse con el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, o que por fin se permita a las mujeres conducir, o que puedan asistir a competiciones deportivas, o la creación de islas turísticas no regidas por la estricta ley de wahabismo. "Él no ha hecho más que intentar granjearse el favor de los más jóvenes, que son con los que va a tener que convivir el resto de su vida", añade Priego.
Pero más allá de estas reformas que están conquistando a la mayoría de la población, MBS está lanzando un mensaje contradictorio sobre el tipo de reinado que quiere. Preocupa una deriva hacia el autoritarismo. Los analistas coinciden en que busca consolidar una estructura de poder mucho más centralizada y lo está haciendo de manera unilateral, lo que amenaza con romper los consensos fundacionales entre los diferentes círculos de poder. "La estructura de la regla dinástica establecida durante las últimas décadas se está transformando en un sistema monárquico más centralizado", explica a la agencia AFP Jane Kinninmont, experta del instituto Chatham House , que avisa: "MBS subvierte el modelo de gobierno saudí. Unos cambios tan espectaculares van a encontrar, por fuerza, una resistencia".
Por su parte, el experto del centro de estudios Carnegie de Beirut, Mohanad Hage Ali, asegura a la agencia Efe que antes el sistema saudí "era horizontal y las decisiones se tomaban después de consultas, pero en la actualidad, es vertical".
Pero MBS juega a "tapar" cualquier recelo sobre su persona con más reformas. Otra de ellas es la promesa de una apertura religiosa, con la que también busca mejorar la imagen internacional de Arabia Saudí y favorecer la llegada de inversores internacionales. El objetivo es que sean ellos los que abonen su plan bautizado como Visión 2030 para diversificar la economía y reducir la dependencia del petróleo.
El príncipe heredero no oculta que tiene planes arriesgados para rehacer por completo la economía saudí dependiente del petróleo y abrir el país a la inversión extranjera. Con la recesión económica por la caída de los precios del petróleo a nivel mundial, el Gobierno saudí ya se ha visto obligado a introducir medidas de austeridad, reduciendo los subsidios y elevando los costes para los ciudadanos. Y todavía queda camino por recorrer.
GUERRA EN YEMEN Y MIRADA A LÍBANO...
A todas las críticas que se ciernen sobre la estrategia de MBS hay que sumarle las dudas que suscita su preparación: su formación se limita a una licenciatura en derecho por la Universidad Rey Saud.
De ahí que se cuestionen decisiones tan inéditas para el país como ha sido la implicación saudí en la guerra de Yemen. Este paso, del que se responsabiliza a MBS, ha sido interpretado como una agresiva campaña de política exterior que tiene como objetivo frenar el avance en Oriente Medio de Irán, el gran rival regional de Arabia Saudí. Esta estrategia cuenta con el respaldo de Israel y del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, empeñado en liquidar el acuerdo nuclear con el régimen iraní. "Arabia Saudí se está convirtiendo en un estado completamente diferente a lo que era, antes se podía esperar de él orden, pero desde la llegada de los Salmán es revisionista, agresivo, se mete en conflictos... Promover una intervención armada como la de Yemen jamás se pensó de Arabia Saudí, que ahora es un socio incómodo porque nadie sabe cuál va a ser su siguiente paso", expone Priego.
Según este experto en Oriente Medio, los últimos movimientos hacen pensar que es Líbano el próximo objetivo. "La implicación en este país es una especie de respuesta a la influencia iraní ahí. Empieza a ocupar una zona de influencia que hasta ahora había ocupado Siria, a la que llamaban ahí la madre, porque era esa mano que siempre estaba detrás de cualquier cosa. Sin embargo, dada la situación siria, ese rol de protección lo está ocupando Irán y ahora Arabia Saudí lanza un órdago diciendo que también quiere participar".
Así es, de momento, el tablero de juego del príncipe heredero.... Él tiene clara la estrategia, pero los planes no siempre terminan como uno quiere. De MBS también dicen que es "frío y calculador", quizá en su caso le valga para conseguir todos y cada unos de sus objetivos.