El PACMA propone aprobar una ley general de protección animal para acabar con la disparidad entre comunidades
Cada autonomía tiene su norma, cada municipio su ordenanza... Un toro, un caballo, un gallo o un delfín son protegidos de manera diferente según donde estén.
La protección animal en España ha mejorado notablemente en materia penal como resultado de una mayor concienciación del respeto debido a las especies no humanas. Sin embargo, sigue siendo desigual e injusta, dependiendo de dónde reside el animal o quien le causa el daño. No existe una ley general clara que ampare a los animales en todo el estado sino 17 normas, una por cada autonomía, a las que hay que sumar las ordenanzas municipales de localidades y ciudades, también en parte competentes en la materia.
Lo que tenemos es una superposición de articulados dispersos, parciales, en muchos casos desfasados, que no garantizan un trato homogéneo y que acaba perpetuando diferencias al abordar, por ejemplo, los festejos taurinos o que impliquen maltrato hacia los animales, el sacrificio cero y el cierre de zoos, delfinarios o circos que usen a estos seres sintientes como reclamo.
Para acabar con esta situación, el Partido Animalista PACMA ha lanzado la llamada Ley Cero o Ley General de Bienestar y Protección de los Animales, una propuesta para la que ha cosechado ya más de 166.000 firmas vía internet y que busca acabar con la diversidad y disparidad de sanciones y la falta de criterio común a la hora de definir hasta las categorías de animales (de compañía, domésticos, salvajes...). Su reto, "no olvidar a ningún animal" y que todos, no sólo los que comparten nuestra casa o nuestro entorno inmediato y que sí suelen estar más abrigados por las normas, estén amparados por un régimen jurídico.
Instalado en la sociedad el debate de toros sí o toros no, con los animalistas ganando cada vez más batallas en esa lid, "hay que poner el foco en otras cosas, como los mataderos, las condiciones de vida de millones de animales cautivos que nos dan de comer o los zoos. Es una realidad oculta que tiene que estar sobre la mesa", como resume insistentemente Silvia Barquero, la presidenta del partido.
Para quien piense que es la propuesta de una plataforma menor, hay que recordar que el PACMA es la formación política extraparlamentaria de mayor empuje en sufragios en las elecciones más recientes -junio de 2016-, con 286.702 votos en el Congreso (lograron multiplicar por seis esos apoyos en ocho años) y 1.213.871 en el Senado. Sus propuestas, ahora, tienen eco en otras formaciones.
AQUÍ ES DELITO, ALLÍ NO
La catalana es, con una diferencia sensible, la comunidad más avanzada en materia de protección animal, desde hace años, mientras que otras ni se plantean ahondar en la materia, con normas de los 80 y 90, como fue el caso hasta este mismo año de la Comunidad de Madrid.
En el PACMA son muy claros a la hora de mostrar las diferencias territoriales en la materia. Así, "un cazador puede acribillar a tiros a un perro o a un gato abandonados en Castilla La Mancha, aunque en Andalucía sería sancionado", explican en el argumentario de la norma. "Un gallo puede ser obligado a pelear por su vida, contra otro gallo, en un rincón cualquiera de cualquier municipio canario -abunda, aunque justo esta semana han llegado buenas noticias desde las islas-, pero en Galicia está prohibido. Y si un caballo vive en territorio gallego, no estará amparado por su ley de protección animal, mientras que la de Cataluña lo protege como animal doméstico".
Tomando estos últimos animales, por ejemplo, explican que pueden ser catalogados como domésticos, asimilables a domésticos o de compañía, en función de la comunidad. Los caballos no viven dentro de las casas de las personas, cierto, sino en establos o anexos, pero también pueden estar muy cercanos a sus dueños y tener un "valor afectivo y de compañía". ¿Dónde los metemos, entonces?
Y más: los reptiles, los peces, los mamíferos como las suricatas... ¿no pueden acaso ser domesticados? ¿Se entiende que son de compañía o salvajes o silvestres o exóticos? Las etiquetas ya no importarían tanto si una ley global garantizase el cuidado y respeto a los animales, para acabar de forma integral con el maltrato, con situaciones como la de este jabalí despeñado por unos senderistas en los Picos de Europa y que justo se está convirtiendo en estos días en un icono del sufrimiento animal en España.
SACRIFICIO, TAUROMAQUIA Y CIRCOS
La norma "de armonización que plantea el PACMA quiere establecer "unos mínimos de bienestar para todos los animales", pero de entre todos los males que aquejan a los no humanos, destacan tres como especialmente apremiantes, necesarios de atajar. Son los sacrificios de animales sanos, su empleo en circos y espectáculos y la tauromaquia.
En el primer caso, proponen como medida "efectiva" la prohibición de la compraventa de animales y la esterilización obligatoria; el fin del sacrificio de animales en las perreras es una de las principales reivindicaciones del movimiento animalista. Algunas administraciones públicas ya articulan el conocido Sacrificio Cero, aunque sin buenos resultados, al no atajar el problema en su origen, denuncian. No prohíben prácticas como la compraventa, no refuerzan la esterilización ni la tenencia responsable, no castigan con firmeza el abandono ni dan apoyo institucional a las protectoras de animales. "El resultado son perreras saturadas, con el perjuicio que eso supone para la salud de tantos animales", señalan.
Cada año, recuerdan, cerca de 150.000 animales son abandonados en España, la mayor tasa de abandono de Europa, en gran parte porque es la manera que tenemos de deshacernos de camadas no deseadas o de animales usados en la caza, cuando acaba la temporada.
En el caso de los circos, PACMA sostiene que "España está preparada para prohibir la utilización de animales" en estos espacios. "Si ya no está permitido en países de culturas tan dispares como Holanda, Hungría, Grecia o Bosnia-Herzegovina, ¿por qué España mantiene esta permisividad hacia el maltrato impropia de un país moderno y avanzado?", se pregunta la formación animalista. Recuerda que ya "muchos" ayuntamientos españoles intentan prohibir esta práctica, proclamándose ciudades libres de circos con animales y evitando así el maltrato que supone la privación de libertad del animal, su inmovilización con cadenas y jaulas, su entrenamiento con ejercicios repetidos y antinaturales y el aislamiento con respecto a su hábitat y sus compañeros de especie.
Gran parte de este razonamiento se puede hacer extensivo a los zoos, que a su entender no están para proteger especies porque concentran a menos del 1% del total de ejemplares, los arrancan de su entorno y los fuerzan a la endogamia, haciéndoles perder el "valor de la conservación". Un botón: "los leones o los tigres tienen 10.000 veces menos espacio en cautividad que en libertad", detallan. Sumen a la lista los parques de aves o los delfinarios, de los que España se ha convertido en (negativa, según su visión) referencia europea.
(Puedes seguir leyendo tras el vídeo...).
"Que el maltrato esté al servicio de la diversión no es propio de un país civilizado", dicen, contundentes, cuando hablan de la fiesta de los toros. La sociedad española está, a su juicio, por delante del actual escenario legal en materia de respeto animal, con sólo un 8% de la población acude al menos una vez al año a algún. "En esta atmósfera de rechazo, es inaudito que la tauromaquia no se haya prohibido ya", señalan. Por eso plantean eliminar a la tauromaquia su catalogación cultural y prohibir, a través de la Ley Cero, "el sufrimiento y la agonía de los toros".
EDUCACIÓN Y ÉTICA
PACMA defiende que una mejor respuesta legal (y punitiva) debe ir acompañada de una "indispensable" intervención educativa y un "replanteamiento ético", por los que la sociedad asuma su relación con los animales y qué es maltrato, y no pase por alto comportamientos con los que se hace la vista gorda. A saber: es maltrato tener a un animal en malas condiciones de higiene o salud, no darle el alimento adecuado a sus necesidades (por tipo y cantidad), no tenerlo en un alojamiento cómodo o seguro o mantenerlo atado y encerrado.
En el documento en el que plantean su propuesta de ley general -que puedes leer al final de esta noticia- repasan la lentitud con la que nuestro país ha ido asumiendo compromisos animalistas, como el tiempo tardado en ratificar el Convenio Europeo sobre protección de animales de compañía de 1987, trámite que no se ha completado hasta este 2017.
La formación enfatiza que la Constitución avala el cuidado y respeto de los animales, que los estudios físicos y psicológicos han demostrado que tienen sensibilidad, son sintientes, y sienten dolor o miedo. Para quien lo olvide, añaden un dato final: compartimos el 99,4% de los genes con los orangutanes y chimpancés, como la brasileña Suiza y las argentinas Sandra y Cecilia, que entre los años 2007 y 2016 han sido protegidas por la justicia por figuras como el hábeas corpus por ser "sujetos no humanos titulares de derechos" y "les asiste, entre otros, el derecho fundamental a nacer, vivir, crecer y morir en el medio que les es propio según su especie". "No son objeto de exposición como una obra de arte creada por el hombre", firmaba uno de los jueces que sentenció que estos ejemplares debían ser puestos en libertad de inmediato.
Propuesta de PACMA para una Ley general de bienestar y protección de los animales by El HuffPost on Scribd