Las 5 excentricidades más locas de Robert Mugabe
Lujosas fiestas de cumpleaños, mansiones de 44 habitaciones... El presidente de Zimbabue vive entre lujo mientras la población se muere.
Tiene 93 años, pero eso no le ha impedido seguir gobernando Zimbabue. Al Viejo Bob o, lo que es lo mismo, Rober Mugabe le gusta ser el presidente más viejo del mundo. Es más, cuando cumpla 100 años, o cuando se muera, quiere que sea su mujer, Grace, de 51, la que le suceda. Pero si perpetuarse en el poder le había salido bien hasta ahora, su plan post mortem o de sucesión ha provocado una crisis de dimensiones inéditas en el país. Ha sido la gota que ha colmado el vaso: este miércoles el Ejército ha tomado el control de Zimbabue, entre rumores de golpe de Estado, deteniendo en su domicilio al matrimonio Mugabe y haciendo que el exvicepresidente Emmerson Mnangagwa, destituido hace una semana, pase a ser el nuevo presidente interino del país.
La figura de Mugabe siempre ha sido controvertida: su prestigio como héroe tras la independencia del país en la década de los 80 se ha ido deteriorando por la situación actual del país africano, sumido en una importante crisis económica, y gravemente afectado por los numerosos escándalos de que rodean a su gobierno. Por si todo esto fuera poco, Mugabe está acusado de tener un extenso historial de violaciones sistemáticas de los derechos humanos, lo que le ha valido numerosas sanciones tanto por parte de la Unión Europea como de Estados Unidos. Pero eso no le había impedido, hasta ahora, seguir con su excéntrico modo de vida.
FIESTAS DE CUMPLEAÑOS DE MILLONES Y MILLONES DE EUROS
La gente se muere en Zimbabue, sumida en la más profunda pobreza, pero a su presidente le importa más celebrar sus cumpleaños, el 21 de febrero, por todo lo alto. Cada año la suma de lo que se gasta en el que parece ser su día favorito del año aumenta: 440.000 euros por sus 89, 730.000 euros por sus 90 o 914.000 euros por sus 92.
Semejantes sumas de dinero se las gasta con sus invitados, que suelen rondar los 200.000, con los que disfruta de menús a base de carne de elefante, búfalos y de impala, entre otros animales salvajes, según el periódico local Chronicle. Y en las "actividades" con las que celebrar el día tampoco se queda corto, todo acorde a los años que cumple: por sus 89 años se sirvió una tarta que pesaba exactamente 89 kilos, por sus 90 hizo soltar 90 globos y matar 90 vacas... Y por sus 92 soltó 92 globos en el lugar de la celebración que, por cierto, fue en una de las zonas más afectadas por las devastadoras sequías que vivía por aquel entonces el país.
MULTIMILLONARIA BODA Y ANILLO DE ANIVERSARIO
El Viejo Bob tampoco escatima a la hora de regalar a su mujer, de quien dicen que le corrompió provocando nefastas consecuencias para la nación. De hecho en la capital del país la llaman "Dis-Grace" (desgracia).
Todo comenzó con su boda, en 1996, a la que asistieron 12.000 invitados. Tal y como escribió John Carlin en el diario El País, "el lujo y el despilfarro de aquella ceremonia, el sometimiento de Mugabe a los extravagantes caprichos de su nueva mujer, anticiparon la decadencia a la que sucumbiría el régimen en los años siguientes y el caos en el que súbitamente se hundiría la economía del país, provocando un deterioro catastrófico en el valor de la moneda y una fuga masiva de sus ciudadanos a la vecina Sudáfrica".
Y el despilfarro para con su mujer no acabó ahí: en 2016 el presidente de Zimbabue le regaló, como presente por su décimo aniversario, un anillo valorado en 1,3 millones de euros.
MANSIÓN DE 25 HABITACIONES Y DOS LAGOS
Y qué decir de su residencia, de 25 habitaciones, con lagos y rodeada de radares para evitar que la gente de a pie se acerque lo más mínimo a ella. Conocida como "Blue Roof", la mansión fue diseñada por un arquitecto chino, cuyo sello se puede percibir en el acceso al edificio: unos caminos con azulejos traídos expresamente desde Shanghai que, como era de esperar, están fuera del alcance de la gran mayoría.
MONUMENTO A SÍ MISMO
Dominic Benhura tardó seis meses en crear la estatua, esculpida en piedra y de casi cuatro metros de altura, y que se instaló, en 2006, frente al palacio presidencial. En la figura Mugabe aparece con el rostro serio, vestido con camisa y corbata, con sus características gafas y con el brazo derecho levantado hacia el cielo.
Puede que al ver la foto la estatuta te haya recordado a alguien... Quizá a que parece que va a despegar cual Superman, o que está imitando aquel "hasta el infinito y más allá" de Buzz Lightyear. Más allá de las risas, un dato: Mugabe ordenó construir este monumento en un momento en el que tenía que hacer frente, de nuevo, a huelgas y protestas en las calles ante la grave crisis económica que sufría el país.
DESVÍO DE AVIONES NACIONALES PARA IRSE DE COMPRAS
Sí, han leído bien, la práctica de desviar aviones de la línea aérea nacional para uso exclusivo del matrimonio Mugabe, es algo habitual. Según una investigación que realizó en 2001 el zimbabuense The Independent, durante la década de los 90 el presidente viajó a más de 150 países y gastó en gasolina más de 295 millones de euros.
Uno de esos viajes tuvo como destino final Barcelona. Tal y como informó El Mundo, el boeing de Air Zimbabue que debía aterrizar en el aeropuerto de Gatwick acabó en Barcelona dejando a casi un centenar de pasajeros en tierra. Atentos al objetivo del matrimonio: comprar azulejos y sanitarios para la nueva mansión que por aquel entonces estaban construyéndose.
"Nos estamos construyendo una casa y mi esposa quiere adquirir unos azulejos españoles que le han asegurado que son muy buenos. Los venden también en Sudáfrica, pero seguro que en España son más baratos", explicó el propio presidente antes de emprender viaje.