La masacre de Texas pudo ser desencadenada por una venganza familiar
El autor del crimen había amenazado a su suegra, que acudía regularmente a la iglesia atacada.
La masacre que tuvo lugar este domingo en Texas fue desencadenada por una venganza familiar, según ha señalado el portavoz del Departamento de Seguridad Pública, Freeman Martin. "Había una situación doméstica entre la familia y los suegros", ha dicho. "La suegra asistía a la iglesia (...) Ella había recibido mensajes amenazantes de él", ha agregado. Además, la Fuerza Aérea de Estados Unidos ha reconocido este lunes que no facilitó la información requerida sobre el historial criminal de Devin Kelley, el autor del crimen.
Según la portavoz de la Fuerza Aérea, Ann Stefanek, Kelley fue miembro de este estamento militar entre 2010 y 2014. El autor de la matanza fue sometido a una corte marcial en 2012 por dos cargos de agresión contra su mujer y uno contra su hijo, ha precisado la portavoz, por lo que fue condenado a su expulsión por mala conducta y a doce meses de confinamiento.
Sin embargo, la Fuerza Aérea ha señalado que esta información no fue incluida en la base de datos conocida como Centro Nacional de Información Criminal (NCIC). La legislación prohíbe la venta o entrega de armas a personas condenadas por violencia doméstica.
"La Fuerza Aérea ha iniciado una revisión sobre la gestión del historial criminal de Kelley tras su condena en 2012 por violencia doméstica", ha recalcado Stefanek.
Aparentemente, los problemas familiares fueron un factor en la matanza del domingo. Kelley estuvo involucrado en una disputa doméstica con la familia de Danielle Shields, una mujer con la que se casó en 2014, y la situación recrudeció, según funcionarios y registros públicos. Después, su suegra, que acudía a menudo a la iglesia donde sucedieron los hechos, comenzó a recibir amenazas.
DOS DISPAROS DE UN VECINO
Kelley recibió dos disparos de un vecino cuando huía y después de suicidó de un tiro en la cabeza. Recibió impactos de bala en la pierna y en el torso disparados por un vecino convertido en héroe que se enfrentó con él después de escuchar los tiros desde su casa, según ha explicado en una rueda de prensa frente al templo Freeman Martin, del Departamento de Seguridad Pública (DPS, en sus siglas en inglés) de Texas.
A pesar de que en primera instancia las autoridades dudaron de si el asesino se suicidó o murió a causa de los disparos del vecino, identificado como Stephen Willeford, la autopsia ha revelado que el tiro que él mismo se descerrajó en la cabeza fue mortal.
ANTECEDENTES POR MALTRATO
El asesino, que tenía antecedentes por maltrato doméstico y maltrato animal, se suicidó tras escapar de la zona del tiroteo y ser perseguido por carretera durante varios minutos por Willeford y otro vecino -Johnnie Langendorff- que estaba cerca de la iglesia y vio el altercado.
Freeman ha desvelado también que los investigadores han recogido de la escena del crimen centenares de balas y quince cartuchos con rondas de treinta proyectiles cada una, lo que corrobora la violencia del peor tiroteo en la historia de Texas.
Kelley perpetró esta masacre vestido con un chaleco antibalas y armado con un potente rifle semiautomático Ruger AR en el templo First Baptist Church de Sutherland Springs, un pueblo situado 45 kilómetros al sureste de San Antonio (Texas).
Según las investigaciones policiales, el asesino mató a dos personas fuera de la parroquia y a 23 dentro del recinto, y un niño murió víctima de las heridas en un centro médico local poco después del ataque.
Las edades de las víctimas mortales oscilan entre los 18 meses y los 77 años de edad, un indicativo más de que el asaltante trató de hacer el mayor daño posible sin tener piedad de ninguno de los asistentes a la misa que en esos momentos se oficiaba en el templo.
POCAS PERSONAS SALIERON INDEMNES
Si se tiene en cuenta lo relatado por los testigos, pocas fueron las personas que salieron indemnes del ataque, ya que, como cada domingo, en el interior del templo, blanco con tejado marrón, había poco más de medio centenar de fieles siguiendo el oficio religioso cuando sucedió el tiroteo, sobre las 11.30 hora local (17.30 GMT).
De las veinte personas heridas, diez permanecen en estado crítico un día después de la masacre y cuatro están graves.
Compuesta básicamente por una oficina de correos, un centro comunitario, una tienda de abastos, un taller de reparación de coches, dos gasolineras, las casas de los 400 vecinos y un par de iglesias, entre ellas la de la matanza, Sutherland Springs era hasta este domingo una tranquila comunidad en la que apenas pasaba nada.