Todos podemos sentirnos identificados con esta madre en su primera clase de yoga
"Me he tirado un pedo en clase de yoga. Soy un cliché con patas".
A veces, es nuestro propio cuerpo el que nos traiciona.
La bloguera Laura Mazza, también conocida como Mum on the Run (es decir, "madre a la fuga"), compartió el pasado miércoles en su página de Facebook una anécdota humillante con la que mucha gente podrá sentirse identificada. La madre de 31 años narra su primera clase de yoga en la que acabó llorando de la risa.
Se le escapó un pedo considerable.
"¿Qué acaba de pasar?", escribe la madre australiana. "Estoy soñando. Seguro. Tiene que ser una pesadilla".
Los cambios físicos sufridos tras el parto fueron los culpables de que Laura considerara la posibilidad de empezar a hacer yoga.
Según cuenta, le recomendaron que hiciera yoga después de diagnosticarle diástasis abdominal —la separación de los músculos rectos abdominales— a causa del embarazo. Semanas antes de la clase, el síndrome del colon irritable, que provoca diarrea y gases, le había estado dando problemas. La madre describe sus pedos como "un cruce entre un huevo podrido y una planta de incineración".
Así que, como era de esperar, sucedió lo inevitable.
"En algún punto entre la postura del delfín y la del perro de tres patas, se me escapó uno de esos pedos con olor a huevo podrido", escribe. "Me he tirado un pedo. Me he tirado un pedo en clase de yoga. Soy un cliché con patas. Mi suelo pélvico me había traicionado".
Los dos primeros fueron silenciosos, pero, como suele pasar, a la tercera fue la vencida. Haciendo otra postura, y con el profesor presionándole la espalda, se le escapó una sonora (y fragante) ventosidad. Avergonzada, intentó salir de la clase a toda prisa mientras todo el mundo tenía los ojos fijos en ella.
"No voy a volver a hacer yoga nunca JAMÁS", escribe la madre de dos niños. "Que le den a la separación muscular".
Pero no es la primera ni la última a la que le sucede. La publicación lleva más de 17.000 comentarios y se ha compartido más de 21.000 veces. Los usuarios de la red social han compartido con la madre bloguera sus propias anécdotas embarazosas y le han dedicado palabras de ánimo.
"Yo he estado en tu lugar y me ha pasado lo mismo... en numerosas ocasiones", escribe alguien en la sección de comentarios. "Es de lo más normal en una clase de yoga; cuando se supera la primera vez y se va conociendo a los compañeros, uno se ríe y hasta la próxima vez".
Cuando los compañeros del HuffPost Australia intentaron contactar con Laura, no recibieron una respuesta inmediata, pero el viernes la bloguera respondió en una segunda publicación.
"Gracias por todo el amor que me habéis demostrado, por compartir vuestras historias conmigo y por darme consejos relacionados con el yoga, los gases y la diástasis abdominal", escribe. "Estamos acostumbrados a ver noticias de mierda constantemente que hacen que nos cuestionemos el rumbo que está tomando la humanidad, pero no tenemos que dejar que la maldad, que es minoría, la arruine, porque el amor que me estáis mostrando es la prueba de que el mundo es un lugar maravilloso".
Quizá, después de todos los comentarios recibidos, Laura se plantee darle otra oportunidad al yoga.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense del 'HuffPost' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero.