Por qué a veces resulta tan desagradable probarse ropa
El espejo, la soledad... seguro que en estas rebajas lo experimentas bien.
La cortina que no corre bien, el colgador que es inexistente o demasiado pequeño, el minitaburete que sólo soporta el peso de un bolso, la luz pálida... En ese contexto, no es tan fácil mirarse al espejo, gustarse a sí misma ni tener ganas de comprar, ya sea un pantalón o un bañador.
Las rebajas de verano empiezan en casi toda España este sábado 1 de julio (o incluso el viernes 30 de junio) y hasta un 89% de los españoles participará en ellas, según una encuesta de Idealo Magazín. Lo que seguro que no hacen todas esas personas es pasar por los probadores.
"Las compras que se realizan durante las rebajas son más rápidas, más impulsivas", explica al HuffPost Francia Christine Gonzalez, profesora de la Universidad de Maine (Francia), especializada en la promoción de ventas. "Se suelen hacer en peores condiciones", precisa. El primer día de rebajas, hay más excitación, más prisa y más nerviosismo, lo que puede acentuar (aún más) ese malestar de los probadores que normalmente ya está presente de por sí.
CARA A CARA, PARA LO BUENO Y PARA LO MALO
Probarse ropa debería ser un momento agradable: cerrar la cortina, respirar hondo, quedarse a salvo de las miradas y ponerse una bonita prenda. Y sin embargo...
Setha Low, profesora estadounidense de Psicología Ambiental, describe el probador como "el espacio de confrontación máxima". En ese estrecho lugar se entrechocan la imagen que tiene uno de su cuerpo y la realidad. Y, según la sexóloga y psicoanalista Catherine Blanc, el choque suele ser duro.
"Las prendas que camuflaban, sujetaban y dibujaban la silueta caen sobre nuestro cuerpo y nos lo hacen ver en su realidad, mostrando también así la forma en que lo tratamos. Esta brutalidad de la mirada sobre uno mismo seguro que no es objetiva, sino moldeada por la autoestima y las comparaciones, más o menos conscientes, y siempre en nuestra contra. Es la imagen que la publicidad y los medios nos incitan a tener", sostiene.
En Psicología del bien y del mal, el profesor de Psicología Cognitiva Laurent Bègue cita también la violencia del espejo del probador. Esto se aplica en particular a las personas que quieren adelgazar y que descubren la diferencia entre sus aspiraciones y su peso real frente a un espejo a tamaño normal.
Además, nuestro reflejo puede variar de una marca a otra. Una periodista del DailyMail ya demostró que el espejo del probador no le enseñaba la misma imagen de sí misma dependiendo de las marcas. Algunos eran mucho más aduladores que otros. En Francia, una periodista de Rue89 también llevó a cabo su propia investigación y llegó a las mismas conclusiones. Evidentemente, las marcas no abrieron la boca sobre el tema.
UNA EXPERIENCIA EN FASE DE MEJORA
El probador es un elemento clave en el proceso de compra. Si el lugar acompaña, puede convertirse en un plus que te animará a pasar más tiempo en la tienda. Las marcas son conscientes de ello, pero la relación cliente-probador necesita mejorar.
Aunque hay esperanzas. En el sector del lujo ya se han producido innovaciones interesantes. Por ejemplo, la mayor boutique de Nueva York de la marca Ralph Lauren ha instalado espejos inteligentes que funcionan así: cuando el cliente entra con una prenda, esta aparece en el espejo, así como los colores y las tallas en los que está disponible. Un robot estilista sugiere combinaciones al cliente, que puede seleccionar directamente desde el espejo las piezas que le gustaría probarse. Además puede modificar la iluminación de tres formas diferentes.
Internet tampoco se queda atrás en este tema.
El probador sirve para tranquilizar y convencer al cliente; le asegura o no la voluntad de poseer tal o cual artículo. Y este efecto es mucho más acentuado online. "Las investigaciones muestran que esta herramienta en una web favorece la intención de compra del consumidor tanto en esa web como en la tienda física de esa misma marca", cuenta al HuffPostMarie Beck, doctora en Ciencias de Gestión y autora de una tesis sobre el tema. En Francia, por ejemplo, Carrefour y Armor Lux ya lo implantaron en 2015 gracias a la aplicación francesa Fitle.
Estos probadores virtuales son una forma de preparar el paso a la tienda, reduciendo la importancia de una prueba física, que resulta más una confirmación que un descubrimiento. "Los probadores virtuales representan una fase cómoda de preselección de prendas en una tienda física y favorecen (tanto online como offline) la dimensión social de la compra, enseñando al cliente y a sus acompañantes el resultado de la probatura y permitiendo una prueba colectiva con cambios de color", explica.
¿Nos ayudarán estos probadores a enfrentarnos con más calma y menos presión psicológica a esta dura prueba? En cualquier caso, en el futuro habrá que seguir trabajando nuestra relación con los espejos y con nuestra propia imagen.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Francia y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano