Estibadores: después de controladores y mineros, ¿otra profesión a la que odiar?
Privilegiados, violentos, tramposos, nepotistas… Los estibadores son la última profesión a odiar en España. Primero fueron los funcionarios, a los que llamamos “parásitos”, luego tocó el turno a los mineros “unos subvencionados que chupan del bote de Bruselas sin más”, los profesores y sus “más de dos meses de vacaciones”, agricultores que esconden un terrateniente en sus carnes y que no han cogido una azada en su vida y, por supuesto, pilotos y controladores aéreos, que menudos veranitos nos han dado. ¡Más trabajar y menos protestar!
Estibadores y Fomento retoman las negociaciones para la liberalización de la contratación este martes. Entre la sentencia del Tribunal Europeo de Luxemburgo de 2014 y la mesa a la que se sientan de nuevo, median dos amenazas de aprobar de inmediato el real decreto de desrregulación, una de huelga y gruesos cruces de acusaciones.
En paralelo, los estibadores han convocado un calendario de nueve días de paros en los puertos a partir del próximo 6 marzo, con los que exigen al Gobierno que no apruebe la reforma de la estiba hasta que no haya acuerdo.
Desde 2003, el colectivo no había rechistado. Entonces siguieron una huelga a nivel europeo. Los estibadores demuestran sentirse orgullos de la “unidad”, que dicen que es marca de la casa, dentro y fuera de España. Los portuarios, como se hacen llamar, temen que tras el decreto peligren sus empleos. Los sueldos que perciben y los puestos que presuntamente pasan de padres a hijos han sido su golpe de ariete a ojos de la opinión pública.
COLECTIVOS PEQUEÑOS, PERO ODIADOS
Casi tres años después de que comenzaran las negociaciones para la liberalización del sector de la estiba, la opinión pública sabe más de los estibadores que sus propias familias. El torrente de información sobre el sector contrasta con el bajo perfil de un colectivo pequeño, con 6.127 trabajadores en toda España y del que poco se conocía hasta su reciente careo con Fomento.
Poco numeroso era también el gremio minero que dio la pelea en 2012 contra el recorte, abrupto y sin plan de reconversión, del 63% de las ayudas al carbón: 5.300 mineros, el 90% en Asturias y León. Otro pequeño colectivo, la marea negra, cuyo grito era: “¡Si esto no se arregla, guerra, guerra, guerra!”.
Desde la patronal de la estiba Anesco, se ha presentado a los estibadores como capaces de paralizar el país, privilegiados que trabajan de madrugada sin turnos fijos ni contrato y tan ambiciosos que han sido capaces de echarse a los pies de los caballos para conservar los entre 68.000 y 110.000 euros que, de acuerdo a sus cifras, un estibador gana de media. La remuneración de los jornales de seis horas de los estibadores se fijan por convenio colectivo, en cuya mesa de negociación se sientan los representantes de los trabajadores y la patronal.
"Yo, personalmente, no he visto jamás un salario así, por muchos domingos y madrugadas que haya hecho", cuenta al teléfono Esther Lázaro, una de las 800 mujeres estibadoras en España, de camino al Puerto de Valencia donde trabaja. Lleva 21 años en la estiba, una profesión que también fue la de su padre y para la que hubo de preparar unas pruebas de acceso. "No hay enchufe", incide, "hay amor por este trabajo", apunta, "que no es un trabajo cualquiera, que se hace desde el corazón".
De ellos se ha dicho, además, que son violentos y que constituyen el último reducto de la aristocracia laboral. El ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, pasó de atribuirles actos vandálicos en medio de una huelga encubierta a suavizar el tono y a llamar al diálogo.
¿Qué hay de cierto en estas acusaciones?
El Gobierno decretó el estado de alarma por primera vez en la historia en diciembre de 2010 para responder a los controladores aéreos. De aquel conflicto se extraen algunos paralelismos: la polémica giró en torno al salario de quienes vigilaban el tráfico aéreo en España, que llevaban meses trabajando fuera de convenio y pedían reducir las horas extra por persona con más puestos de trabajo y descanso. El entonces ministro de Fomento, José Blanco, lo dejó claro: "No vamos a permitir este chantaje que está utilizando como rehenes a los ciudadanos". Desde entonces, parte importante del tráfico aéreo en Barajas lo realizan técnicos del Servicio de Dirección de Plataforma (SDP), que trabajan con contratos temporales, un salario base a los 21.000 euros e incumpliendo el período de descanso mínimo del 25% del turno.
24/7 LOS 365 DÍAS DEL AÑO
“Los estibadores cargamos y descargamos los barcos en los puertos, 24 horas al día, los 365 días del año, llueve, nieve, diluvie o haga sol”, describe en su defensa Miguel Rodríguez, portavoz de la Coordinadora Estatal de Trabajadores del Mar durante la visita que realiza a la Redacción de El Huffington Post el jueves 16.
Rodríguez y Goya, portavoz y coordinador, respectivamente, de la CETM.
El modelo español de la estiba contraviene la libre competencia. “No nos oponemos a la apertura”, matiza el portavoz. Los estibadores asumen el cambio como obligatorio, pero exigen conservar cierto control sobre el proceso. Y aseguran que la mejor manera de cubrir la demanda de mano de obra en los puertos es “desde un pool [modelo de concentración empresarial]”, explica Miguel Rodríguez.
En la actualidad, son las Sociedades de Gestión de Estibadores Portuarios (Sageb), amparadas por la ley de puertos, las que forman y seleccionan a los estibadores. Las empresas solo contratan el día que tienen actividad y los gastos laborales de esta plantilla se pagan a escote entre todas.
"¿Te cuento quiénes somos los estibadores?", interpela Esther Lázaro, desde Valencia. "Acudo cada mañana al llamamiento a las 7", arranca. "Me avisan de que ese día tengo trabajo y aquí estoy ahora, camino del puerto", continúa. "Todavía desconozco si este fin de semana libraré algún día", comenta sin lamento, "y sí es cierto que trabajamos seis horas, en jornales de seis horas, sucesivos", explica. "Termino a las 20 horas de trabajar y entro de nuevo a las 2 de la madrugada, y dicen que somos unos privilegiados por tener un trabajo digno", defiende con viveza.
Este sistema procede de una ley de 1983 que promovió el traspaso de los estibadores de empleados del Estado a las Sagep. Cualquier necesidad de mano de obra se canaliza hoy a través de estas compañías que ceden sus trabajadores a los operadores a cargo de las labores de estiba, sin que exista otra vía de contratación.
Las sociedades gestionan un registro de trabajadores desde el que se reparte el trabajo y se distribuyen los turnos. España asegura que Bruselas lo considera ilegal. Pero Bruselas solo dice que lo ilegal es obligar a las empresas a contratar a los estibadores a través de estas sociedades, no el registro. Las Sageb funcionan como empresas de trabajo temporal, ETT, pero conocen al trabajador, su cualificación y especialidad, y llevan un minucioso detalle de quién entra y quién sale. De aquí emanan las acusaciones de nepotismo, de aquí y de empleos que pasan de padres a hijos.
La orden tampoco llegó de Bruselas en 2012."Hemos constatado que, en contra de lo que asegura el Gobierno, la decisión de recortar los presupuestos del Plan del Carbón no viene impuesta desde Europa". Esa fue la denuncia de los sindicatos después de reunirse ese año con el expresidente del Parlamento Europeo Martin Schulz.
Para cumplir con Bruselas, los estibadores proponen sustituir las Sageb por centros portuarios de empleo sin compromiso de contratación alguno. Pero ni a la patronal ni al Gobierno le gusta la idea. Fomento se negó a modificar la redacción del real decreto y aquello dio pie la semana pasada a un boomerang que fue de la amenaza de aprobación inmediata del real decreto a la convocatoria de huelga y de ahí a tender la mano a la negociación y desconvocar los paros para aceptar, por último, compartir ambas partes una mesa de diálogo.
También al exministro de Educación José Ignacio Wert se le calentó la boca ante la contestación social a su polémica reforma de la LOMCE, cuando dijo, entre otras cosas, que "la comunidad educativa no puede ser una comunidad democrática, porque el proceso educativo no es democrático".
ERE ENCUBIERTO
Antolín Goya, coordinador del sindicato mayoritario de estiba, acaba de unirse a la conversación en El Huffington Post. Transmite fatiga y su estado contrasta con el vigor que arrancó de sus compañeros al grito de “Ni un paso atrás” cuando a principios de febrero pidió estar “a piñón”. Las negociaciones han sido largas, y sobre todo infructuosas.
“El Gobierno, al lado de la patronal”, introduce, “aprovecha el requerimiento europeo para abrir un expediente de regulación de empleo que abonarán las autoridades portuarias en lugar de las empresas y abaratará la contratación posterior”, dice. “Los trabajadores asumimos la sentencia europea pero pedimos que la solución sea fruto de la negociación”, agrega.
Algo así hubo en el llamado maratón de huelgas de pilotos de Iberia de 2012. El Gobierno terminó por imponer un árbitro para poner fin al conflicto por la creación de la filial low cost Iberia Express, que ponía en riesgo 8.000 empleos. Tampoco Iberia quiso negociar entonces y acusó a los pilotos de programar "con total alevosía ese calendario de 24 días de huelga que, de llevarse a cabo, causará irreversibles pérdidas a la economía española, una puntilla al turismo en nuestro país, el único sector de la economía con buena salud hasta el momento”.
En otras perlas, Iberia aseguró que la productividad de los pilotos de Iberia era la más baja de España. “La media de horas de vuelo que realizan al año es de 650, frente a 900 que permite la legislación vigente y las más de 800 que realizan los pilotos de las compañías de corto radio con las que compite Iberia”, señaló en el comunicado. Otros privilegiados, de poco pico y mucha pala.
NOATUM PORTS
Miguel Rodríguez, siempre al lado de Antolín Goya y convertido en su sombra, interviene en la conversación para aportar un dato poco conocido. “Noatum Ports”, antigua Dragados, “está en venta desde hace tiempo y tenemos información de que hay grandes grupos inversores que tienen interés en comprarla, pero sin el sindicato dentro, esta es la condición impuesta”, aclara.
Propiedad de JP Morgan, el grupo operador de terminales portuarias en España bloquea desde hace tres años el acuerdo de la estiba, explica el Antolín Goya. ¿Con qué intención? “Desprenderse de nosotros y vender la compañía a la china Cosco Shiping[el gigante chino del transporte]”, continúa Miguel Rodríguez, “que ya ha manifestado su interés”.
Esther Lázaro insiste una y otra vez en que escribamos en letras grandes que los estibadores son trabajadores comprometidos y solidarios. "Nosotros queremos llegar a ser el primer puerto en productividad, que las empresas ganen muchísimo dinero, porque eso significa que estamos todos a una, que hay unidad", dice, "pero te das cuenta de que lo das todo, incluso arriesgas tu vida, y ahora dicen que no te quieren a ti, que quieren al chino que viene en el barco".
Noatum logró refinanciar 150 millones de euros en 2015, pero sus números rojos apuntan a otros 500 millones de deuda. Un cambio en el modelo de la estiba permitiría a Noatum, como al resto de concesionarias, mejorar su cuenta de resultados con vistas a una posible venta.
Junto a JPMorgan, la danesa Maerks es el segundo gigante de la estiba en España. El sector lo completan nombres nacionales. Las 13 empresas más importantes del sector de la carga y descarga se agrupan en el lobby llamado Plataforma de Inversores en Puertos Españoles (Pipe), que ratifica el informe de la consultora PwC encargado por Fomento y que aboga por los costes laborales un 60% y aumentar la carga de trabajo un 21%.
¿En qué nos beneficiaría, como país, una reforma de la estiba? “La implementación de esta y otras reformas necesarias (la unificación de fachadas marítimas y la eliminación de la sobrecapacidad en los puertos) reduciría los costes portuarios un 30%. Pero sería la economía española la que se vería beneficiada, con un incremento del PIB real de más de 2.000 millones de euros al año (un 0,22%); 700 millones más en exportaciones anuales y la creación de 18.000 empleos al año”, escribe José Luis Almazán, vicepresidente ejecutivo de Pipe, en la tribuna publicada en el diario El Mundo el 9 de febrero pasado.