El 31 de diciembre tendrá un segundo más... y puede provocar fallos informáticos
El 31 de diciembre se añadirá un segundo extra a los relojes de todo el mundo a las 23 horas, 59 minutos y 59 segundos Tiempo Universal Coordinado (UTC). Históricamente, el tiempo se basa en la rotación media de la Tierra con respecto a los cuerpos celestes, y el segundo se definió en este marco de referencia. Sin embargo, la invención de los relojes atómicos define una escala de tiempo 'atómica' mucho más precisa y un segundo que es independiente de la rotación de la Tierra.
En 1970 los acuerdos internacionales establecieron un procedimiento para mantener una relación entre el Tiempo Universal Coordinado (UTC) y UT1, una medida del ángulo de rotación de la Tierra en el espacio. El International Earth Rotation and Reference Systems Service (IERS) es la organización que supervisa la diferencia entre las dos escalas de tiempo, y establece segundos intercalares para ser insertados o retirados de la UTC, cuando sea necesario mantenerla dentro de 0,9 segundos. Para determinar la UTC, se genera primero una escala de tiempo secundaria, el Tiempo Atómico Internacional (TAI); consiste en la UTC sin segundos.
Cuando el sistema se instituyó en 1972, la diferencia entre la TAI y la UTC se determinó que era de 10 segundos. Desde 1972, 26 segundos bisiestos adicionales se han añadido a intervalos variables de seis meses a siete años, con el más reciente insertado el 30 de junio de 2015. Después de la inserción del segundo intercalar en diciembre, la diferencia acumulada entre la UTC y la TAI será de 37 segundos, informa el US Naval Observatory.
LA FRECUENTE CONFUSIÓN
A veces surge confusión sobre la idea errónea de que la inserción ocasional de segundos bisiestos cada pocos años indica que la Tierra debería dejar de rotar dentro de unos pocos miles de años. Esto es debido a que algunos segundos adicionales erróneos son medidos por el índice al que la Tierra se está ralentizando. Los incrementos de segundos, sin embargo, indican la diferencia acumulada en el tiempo entre los dos sistemas. La decisión en cuanto a cuándo añadir un segundo salto se determina por el IERS.
Las mediciones muestran que la Tierra, en promedio, corre lenta en comparación con el tiempo atómico, en alrededor de 1,5 a 2 milisegundos por día. Estos datos son generados utilizando la tecnología de interferometría de base muy larga (VLBI). VLBI mide la rotación de la Tierra mediante la observación de las posiciones aparentes de los objetos distantes cerca del borde del universo observable.
Estas observaciones muestran que después de alrededor de 500 a 750 días la diferencia entre el tiempo de rotación de la Tierra y el tiempo atómico sería aproximadamente un segundo. En lugar de permitir que esto suceda, se inserta un segundo para acercar las dos escalas de tiempo. Fácilmente podemos cambiar la hora de un reloj atómico, pero no es posible alterar la velocidad de rotación de la Tierra para que coincida con los relojes atómicos.
¿FALLOS INFORMÁTICOS?
La variación de segundo el 31 de diciembre, que prácticamente será imperceptible, sí puede crear algunos fallos informáticos y los gigantes tecnológicos tienen que tomar medidas. Eso ha provocado que en los últimos días se hayan multiplicado los vídeos en YouTube en los que se augura un “gran problema”.
Pero todo tiene solución. Como explica Hipertextual, los sistemas emplean protocolos NTP para sincronizar sus relojes, por lo que añadir un segundo adicional puede desencadenar la caída de algún servidor. En 2012, Linkedin, Mozilla o Foursquare experimentaron algún problema de este tipo.
Google puede ser uno de los más afectados porque maneja protocolos que sincronizan los relojes con los sistemas operativos. Los dispositivos revisan frecuentemente estos protocolos para asegurarse de que tienen la hora correctamente.
La solución sería añadir un segundo extra a los servidores, pero como apunta Google no es tan fácil puesto que la mayoría de los ordenadores y sistemas operativos no entienden de ese segundo 61. Así que en 2015, la compañía decidió alargar los segundos previos al adicional mediante milisegundos imperceptibles para evitar problemas.