Seis trucos para cargar mejor la batería del móvil
Tener un smartphone está genial, pero el problema siempre es el mismo: la batería. Cada cual tiene sus truquitos para que aguante al máximo, como reducir el brillo de la pantalla, quitar el WiFi o desactivar la función de GPS, pero no todos son válidos.
Es más, algunos consejos incluso pueden ser contraproducentes. Por ejemplo, dejar que se descargue la batería por completo para luego cargarla de una vez ya no es eficaz, puesto que esto estaba pensado para las antiguas baterías de níquel. En la actualidad, los móviles y los portátiles utilizan baterías de litio, cuyo funcionamiento es diferente, según señala TechInsider, que recuerda que la web Battery University ofrece mucha información y consejos para cuidar de ésta. Aquí, una selección:
No dejes cargando el móvil toda la noche
En teoría, una batería de litio puede dañarse si sigue cargándose una vez está completa. Aunque algunos ordenadores portátiles y móviles lo detectan automáticamente y cortan la carga, dejar que la batería se cargue al máximo no es lo más recomendable. Aún resulta peor si la batería se recalienta (por ejemplo, jugando a un juego en 3D).
Tampoco dejes la batería demasiado descargada
Ahí es donde se complica la cosa. En pocas palabras: si está demasiado cargada o demasiado descargada, sufre mucha presión y se estropea con más facilidad que si siempre está a media carga. A veces los fabricantes establecen un límite (5%) en el que el smartphone se apaga para no dañar la batería, explica Battery University.
Lo ideal sería hacer como los profesionales; por ejemplo, los coches eléctricos se cargan como máximo un 80% y se descargan hasta el 30%.
Recarga de forma regular
Es mejor cargar el móvil poco a poco y cuando sea posible en vez de esperar a que se quede en números rojos para luego cargarlo de golpe. De este modo, estarías agobiando a la batería, que sólo puede llegar a 300 o 500 ciclos de descarga antes de que su autonomía empiece a reducirse.
Si, por el contrario, se recarga con el doble de frecuencia (por ejemplo, cuando está al 80% dejamos que llegue al 30% y luego la cargamos hasta el 50%), la batería aguantará tres veces más.
No cargues la batería si el teléfono está caliente (o helado)
A las baterías de litio no les gustan las temperaturas extremas. Se recomienda que al cargar el móvil, la temperatura no sea inferior a 0ºC ni superior a 45°C.
Si bien el hecho de utilizar el smartphone mientras se está cargando no está contraindicado, hay que tener cuidado con no usar una aplicación que consuma muchos datos y que recaliente el teléfono. Del mismo modo, no dudes en desconectar el cargador si el teléfono se calienta demasiado o si estás al sol. En cualquier caso, evita temperaturas demasiado elevadas.
Si la batería se vuelve loca, haz una carga completa
Sólo existe una circunstancia en la que hay que descargar el móvil por completo y volver a cargarlo de una vez: si el indicador marca cifras sin sentido. Por ejemplo, si queda un 30% de batería y a los 15 minutos el teléfono se apaga.
Posiblemente se deba a que el medidor está mal calibrado. Para repararlo, basta con efectuar un ciclo completo de carga y descarga. Si con esto no se resuelve el problema, comprueba también en las aplicaciones si alguna está consumiendo más de lo normal.
Si vas a estar un tiempo sin utilizarlo, carga el móvil al 40%
Si te planteas dejar de usar el ordenador o el móvil durante varios meses, piensa en la batería antes de meterlo en el armario. Antes de nada, asegúrate de guardar la batería en un lugar fresco, ya que, cuanto más calor haga, más autonomía perderá.
Aunque el dispositivo esté apagado, irá perdiendo batería poco a poco. Por eso tampoco conviene dejarla descargada a su suerte. La mejor opción consiste en cargarla al 40%.
Si lo guardas al 40% durante un año en una habitación a 25ºC, su autonomía máxima permanecerá prácticamente intacta (un 94%), mientras que si está cargada del todo perderá un 20% de su autonomía.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición francesa de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano