Lo que se sabe del masivo ataque contra mujeres en Colonia
Pasó en Colonia pero, ahora, también se sabe que ocurrió en al menos otras seis ciudades alemanas, y en Austria, Suiza y Finlandia. La masiva agresión sexual a mujeres por parte de grupos organizados en la pasada Nochevieja escandaliza, indigna y atemoriza a Europa, desarbolada ante un tipo de violencia organizada insólita y por el machismo que encierra.
Hasta el momento, las denuncias en Colonia -la ciudad donde se conocieron más casos- ya superan las 120, el 75 % relatan agresiones sexuales y robos y también se ha dado cuenta de tres violaciones. En Hamburgo también se han registrado casi medio centenar de denuncias, la mayoría relacionadas con agresiones sexuales. En Bielefeld, unos 150 hombres manosearon y besaron a varias mujeres en el cambio de año. Y los mismos ataques se repitieron en Berlín, Stuttgart o Fráncfort, en número y agresividad que nada tienen que ver con los de una noche de delincuencia ordinaria.
Pero, ¿qué es lo que realmente se sabe de este inesperado ataque? Aquí tratamos de explicarte lo que se ha confirmado hasta el momento.
"Nos las arreglamos para ir a la catedral, una zona donde había mucha gente, pero queríamos llegar más allá del Museo Ludwig para unirnos a todo el mundo y ver los fuegos artificiales junto al río. Pero de pronto fuimos rodeadas por un grupo de entre 20 y 30 hombres", explica una joven llamada Michelle a la BBC. Ella fue una de las víctimas del ataque masivo de Colonia. "Nos agarraron de los brazos, trataron de quitarnos la ropa para llegar entre nuestras piernas (...) y llevarse todo lo que teníamos en los bolsillos", abunda la chica.
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Numerosos hombres, concentrados ante la estación de Colonia en la noche del 31 de diciembre.
Su relato coincide con el de otras víctimas y testigos: aproximadamente un millar de hombres se concentraron frente a la principal estación de tren de la ciudad y comenzaron a agredir a las mujeres que pasaban; hubo tanto ataques sexuales como meros robos. Son numerosos los testigos que sostienen que gran parte de estos hombres tenían "apariencia árabe o norteafricana", aunque también hay quien ha afirmado que parecían "subsaharianos" y quien les ha aplicado la vaga etiqueta de "mediterráneo".
Sí hay coincidencia en señalar que todos ellos iban fuertemente bebidos, que se parapetaron en zonas oscuras para cometer sus ataques, que usaron petardos para asustar a sus víctimas y llevarlas a zonas que les convenían y que entre ellos se apoyaban, es decir, iban en masa a atacar.
Las agresiones registradas en otras ciudades han sido de naturaleza similar, aunque participaron menos hombres y el número de víctimas es más bajo: grupos, organización, alcohol, concentración en zonas de marcha en Nochevieja, mujeres como únicas víctimas, delitos sexuales acompañados de robos...
La Policía de Colonia reproduce lo narrado por las víctimas y ha asumido ya que los ataques fueron pactados, organizados. Lo ha reconocido tanto el Ministerio de Justicia como el de Interior. "Todo el asunto parece haber sido acordado de antemano", ha dicho Heiko Maas, titular del primero de los departamentos. "Algo así no surge de la nada. Tiene que haber alguien detrás". Las redes sociales parecen haber sido el lugar donde todo se planeó, pero aún no se ha rastreado lo suficiente como para encontrar pruebas de ello.
Muchos de los agresores de la explanada de la estación "estaban borrachos y eran agresivos", ha remarcado la policía de Colonia. El grupo se reunió primero frente a la estación principal de la ciudad. Después los individuos se separaron en grupos de entre 20 y 30 para llevar a cabo sus ataques. Lo que hicieron fue rodear a mujeres, incluso a aquellas que se encontraban con sus parejas. Les arrojaron fuegos artificiales casi directamente al cuerpo, "para generar caos y distracción". A algunas jóvenes les hicieron llaves de artes marciales para inmovilizarlas. Según ha descrito la Policía local, el atacante se colocaba delante de la mujer, la rodeaba con su pierna y la empujaba. Así, la víctima caía al suelo y el agresor aprovechaba ese momento para realizar tocamientos o robarle.
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La Policía escolta a uno de los jóvenes retenidos para ser identificados ante la estación.
Ahora lo que se trata de aclarar es el nivel de organización, qué tienen en común estos agresores, qué buscaban con su actuación aplastante. De momento, las autoridades alemanas reconocen que se enfrentan a "una nueva forma de criminalidad organizada".
Este es uno de los puntos más calientes de esta polémica agresión: el papel de la Policía. Tanto las fuerzas de seguridad como los medios de comunicación están siendo muy criticados por no desvelar semejante salvajada hasta cuatro días después de que se produjera. Algunos círculos más conservadores entienden que se ha aplicado una política de silencio para que no se potencien los ataques xenófobos que Alemania acumula desde hace meses, de grupos que rechazan que se acoja a más refugiados -han llegado algo más de 1,1 millones a lo largo de 2015-.
Más allá de la transparencia, las críticas son por la actuación policial en sí. La prensa local sostiene que las agresiones comenzaron horas antes de Año Nuevo y que se dio aviso a los agentes, que fueron a las estaciones y desalojaron a parte de los hombres. Sin embargo, desalojo no fue detención, por lo que estas personas regresaron poco después para seguir atacando. Algunas jóvenes llegaron a ser escoltadas al interior de las estaciones de tren por seguridad, pero no hubo más. Los diarios alemanes han difundido un documento interno de la Policía en el que literalmente se reconoce el "descontrol" de esa noche.
La agencia Reuters ha informado en la tarde de este viernes de que el jefe de la Policía de Colonia va a presentar su dimisión tras la ola de robos, abusos y agresiones a mujeres, según una fuente gubernamental.
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Refuerzo policial en los alrededores de la estación de tren y la catedral de Colonia.
La Policía fue informada a tiempo sobre las agresiones, pero la falta de personal les impidió controlar la situación, según el informe conocido este viernes. “Eran sencillamente demasiados al mismo tiempo”, los agentes llegaron “rápidamente al límite de su capacidad”, justifican.
Del millar de agresores de Colonia, sólo se ha identificado a una treintena -"estaba oscuro, iban tapados, unos escondían a otros...", son las excusas de los agentes- pero en Hamburgo, por ejemplo, no hay ni un identificado. Hay un sospechoso más en Stuttgart. No hay detenidos. Ahora se están revisando los circuitos cerrados de cámaras para dar con todos ellos, pero las autoridades reconocen que "las probabilidades de que incluso uno solo de los perpetradores sea condenado son pequeñas", un problema común en el caso de ataques en masa.
"No hay ninguna prueba de que los agresores sean refugiados", ha sido a frase repetida insistentemente por la Policía y la Alcaldía de Colonia en esta primera semana del año. Sin embargo, este viernes el Gobierno alemán ha confirmado finalmente que hay "algunos" solicitantes de asilo entre los responsables de la ola de ataques de Nochevieja. El portavoz del Ministerio del Interior, Tobias Plate, ha indicado que la Policía federal ha identificado a 31 personas por su nombre, de las que 18 están en proceso para recibir asilo.
De los 31 interrogados, nueve son argelinos, ocho marroquíes, cinco iraníes y cuatro sirios. También se sabe que entre los que cometieron delitos esa noche hay dos ciudadanos alemanes, un iraquí, un serbio y un estadounidense. Tendrían entre 18 y 35 años.
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Protesta de un grupo ultraderechista contra los refugiados, en Colonia.
El Sindicato de la Policía (GdP) alemana afirma también que "seguro" que había refugiados entre los agresores y que la dirección de la policía mintió al indicar que se desconocía la identidad de los agresores, aunque no ha aportado pruebas de ello.
En las últimas horas se han filtrado información en la prensa germana que apunta a que en la noche del 31 de diciembre la policía controló a un centenar de personas entre las que había muchos sirios con papeles de las oficinas de asilo. El Spiegel online va más allá y recoge que uno de ellos gritó incluso en medio de la celebración: “Soy sirio, tenéis que tratarme bien. La señora Merkel me ha invitado”.
El suceso ha salpicado a la política migratoria de la canciller Angela Merkel. Grupos de ultraderecha que se oponen a ella, como Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida, por sus siglas en alemán), han utilizado a su favor que la Policía no haya negado el testimonio de que los sospechosos "parecen ser del norte de África o de países árabes".
Los movimientos populistas como el partido Alternativa para Alemania (AfD) han visto los ataques como una confirmación a su tesis antimigratoria. "¿Ya es Alemania lo suficientemente multicolor y abierta al mundo para usted, señora Merkel?", le dijo a la canciller la líder de AfD, Frauke Perry, responsabilizándola de lo sucedido.
"Lo que ocurre en las plataformas (digitales) de la ultraderecha es cuanto menos tan atroz como los asaltos a estas mujeres", replicó por su parte el ministro del Interior de Renania del Norte-Westfalia, Ralf Jaeger.
El ministro de Interior, Thomas De Maizière, ha pedido no estigmatizar a los refugiados, aunque ·el origen de los refugiados no puede convertirse en un tabú en aras de la corrección política", matiza. Pese a ese llamamiento a la sensatez, incluso miembros del partido de la canciller, la Unión Cristiana Democrática (CDU, por sus siglas en inglés), han empezado a hablar de medidas migratorias inmediatamente después de los ataques.
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El único paso concreto dado hasta ahora por la coalición del Gobierno alemán ha sido la promesa de que endurecerá el castigo a los inmigrantes que cometan cualquier tipo delito. El diario Bild apunta, citando documentos internos de ambas formaciones, que tanto los Cristianos Demócratas de Merkel como su socio socialdemócrata y vicecanciller Sigmar Gabriel se han mostrado a favor de prohibir la concesión de asilo a cualquier persona que haya sido sentenciada a pena de cárcel o se encuentre bajo libertad condicional.
Merkel se mueve entre la firmeza y el intento de no estigmatizar a nadie y bajara propuestas como la de agilizar las devoluciones de quien delinca o de endurecer las penas a los foráneos que cometan delitos sexuales. La canciller ha lanzado un "claro mensaje" a los que "no están dispuestos a respetar la ley", sean de donde sean. "Actuaremos", ha garantizado.