Votar en el extranjero: una odisea entre la desinformación y la burocracia
Si usted reside de forma permanente en el extranjero y tiene intención de votar en las próximas elecciones autonómicas y generales, debería ya haberse inscrito en el censo electoral. De lo contrario, no podrá ejercer su derecho sin gastarse dinero en viajar a España para hacerlo presencialmente.
Esto es así porque este miércoles 30 de diciembre concluye el plazo para que todo aquel que resida permanentemente en el extranjero pueda registrarse en el Censo de Extranjeros Residentes Ausentes (CERA) y votar sin moverse del país en el que vive.
El colectivo Marea Granate, que aúna a los miles de españoles que han tenido que marcharse al extranjero en busca de un futuro mejor, denuncia que desde que se comenzó a aplicar la reforma de la ley electoral en 2011, la falta de información y las trabas burocráticas impiden que la mayoría de los residentes en el exterior puedan participar en los procesos electorales.
En los últimos comicios europeos, según datos de esta organización, sólo participó un 1,84% de los casi dos millones de censados en el extranjero, mientras que en las últimas generales fue del 4,95%. Números que contrastan con la participación de los extranjeros en 2008: un 31,74% de los censados.
UN PROCESO "KAFKIANO"
"Tenemos una suerte de sufragio censitario en pleno siglo XXI", se queja David, que trabaja en París (Francia) de consultor para un organismo internacional, en declaraciones a El Huffington Post.
Este joven de 27 años y miembro de la Marea Granate en la capital francesa ya ha conseguido inscribirse para votar en los comicios de 2015, por eso sabe bien el "kafkiano" proceso para poder ejercer su derecho a voto.
Un proceso que, en apariencia, es sencillo. Quienes vivan en el extranjero sólo tienen que estar censados en su Consulado, solicitar las papeletas para votar y emitir el voto cuando corresponda.
Sin embargo, la falta de información y las exigencias burocráticas lo convierten en una pesadilla, como explica Berta, antropóloga de 45 años residente en Dinamarca. "Las experiencias que nos cuentan muchos de quienes acuden a Marea Granate en busca de ayuda, nos indican que la información que reciben es muchas veces incompleta, ambigua o directamente incorrecta, y que la difusión de la información es a todas luces insuficiente", asegura.
Por ejemplo, muchos no saben que si no se han inscrito en el censo de residentes permanentes, pueden hacerlo en el de temporales (ERTA) a partir del 1 de abril, cuando se convocan las elecciones, y rogar el voto (pedir las papeletas) al mismo tiempo. La desventaja de esta modalidad radica en tener que desplazarse al Consulado para pedir el voto y en que su inscripción caduca pasado un año. La ventaja, sin embargo, es que sí les permitiría votar en las municipales, al no ser borrados del censo español como en el caso de los permanentes.
La Marea Granate ha elaborado esta infografía para explicarlo más claramente:
(Sigue leyendo después de la infografía...)
DESCOORDINACIÓN Y FALTA DE INFORMACIÓN
El colectivo lamenta la "total descoordinación entre consulados", que provoca, por ejemplo, que en algunos países se exijan más trámites que en otros en los que ponen más facilidades. "En los muchos casos en los que se requiere presencia personal, esto supone un esfuerzo magnánimo para el emigrante", indica Berta, quien pone el ejemplo de Estados Unidos o China donde inscribirse para votar puede significar "comprar un billete de avión, pedir un par de días de vacaciones y pagar un hotel".
Marea Granate también denuncia que ningún consulado haya difundido información sobre el fin de plazo para inscribirse en el CERA y que el Ministerio de Asuntos Exteriores no haya hecho campañas para informar sobre este hecho, como ocurre en otros países.
Una vez inscrito en cualquiera de las dos modalidades de censo, quien quiera votar debe rogar el voto, es decir, pedir la documentación para ejercer el derecho a sufragio. En el caso de los inscritos en el CERA, esto se puede realizar a distancia, mientras que los temporales deberán hacerlo presencialmente en el Consulado.
Pero este trámite tampoco está exento de dificultades. En un plazo de 25 días, se debe rellenar el formulario, esperar a la aprobación del ruego y recibir todas las papeletas. "Cuando las recibes, contando con que las recibas a tiempo y las recibas todas, puedes emitir tu voto", explica David, quien indica que en países "que no tienen un correo tan desarrollado como el de Europa" puede suponer que se agoten los plazos. "Si se retrasa el correo y llega el día antes o el día después a que envíen las papeletas, olvídate", añade.
Según este joven, es ocasiones el emigrante debe costearse los franqueos para realizar los trámites, por lo que mucha gente se ve desincentivada para ejercer su derecho a voto. "En las europeas se hicieron entre 140.000 y 150.000 ruegos y sólo se aprobaron unos 76.000", explica.
Una vez con las papeletas en casa, sólo queda emitir el voto, que se puede hacer presencialmente en el Consulado o enviándolo por correo, también a través de la entidad consular.
Pero, ¿y en caso de no recibir bien las papeletas o de que no hayan aceptado el ruego? "No hay ninguna alternativa", contesta David. "Escribir una queja a la Junta Electoral no sirve porque el recuento ya está hecho, las elecciones han seguido su curso y ya se ha elegido a los representantes sin que tú hayas podido expresar tu parecer", agrega.
"VOTAR ES UNA PROMESA DE FUTURO"
Pese a las piedras del camino, en la Marea Granate se muestran optimistas por la movilización de los residentes en el extranjero. "La gente está muy concienciada", explica Berta. "Es esperanzador el grado de compromiso político de nuestros seguidores, que parecen estar dispuestos a hacer todo tipo de sacrificios para poder votar. Sabemos de muchos han optado por comprarse un billete de avión para poder votar en persona", asegura.
"Es por eso que Marea Granate trabaja sin descanso para que el voto exterior deje de ser rogado, deje de ser robado", continúa Berta, quien explica la importancia del voto para los emigrantes. "Al cambiar de país de residencia el emigrante siente un desarraigo en la mayor parte de casos difícil de llevar. No te sientes ni de aquí ni de allí. El despojo del derecho al voto es una representación máxima de este desarraigo, ya que es una forma de decir que no formas parte ni de unos ni de otros", relata.
"Una gran mayoría de los españoles que se han visto obligados a abandonar el país en los últimos tiempos son jóvenes en busca de empleo, lo que les convierte en emigrantes muy temporales, que sueñan con la idea de volver a España en cuanto las condiciones lo permitan. Y saben que eso no va a ser posible a menos que cambie el signo político, de forma que votar es una especie de promesa de un futuro junto a los suyos", concluye Berta.