La procrastinación eficiente: un libro enseña cómo procrastinar mejor (PDF)
Si eres un verdadero procrastinador, ya deberías saber que esa palabra define el modo de vida que consiste en hacer cualquier cosa en lugar de la que debes... porque habrás pasado horas y horas navegando alrededor de ese concepto por internet. De hecho, una de las primeras referencias que se encuentra uno en la red al investigar el asunto es un ensayo que el filósofo de la Universidad de Stanford John Perry escribió en 1995 titulado "La procrastinación estructurada", que defiende que se puede llegar a ser productivo a condición de dejar pendiente algo más importante. Así se llega al "procrastinador estructurado", "una persona que consigue hacer muchas cosas cosas dejando de hacer otras".
Ese ensayo original se fue ampliando con los años y dio lugar a "La procrastinación eficiente. Guía para dar largas, pensar en las musarañas y posponer todo de manera productiva", que acaba de ser publicado en España (Empresa activa, 9 euros), un divertidísimo libro de "autoengaño filosófico" que pretende que los procrastinadores se sientan un poco mejor en su pellejo. El IgNobel de Literatura 2011 le llegó a Perry precisamente gracias a ese primer ensayo... más de década y media tarde, lo cual parece muy adecuado.
A pesar de su formación, Perry solo se permite alguna referencia filosófica básica, como la idea de akrasia, que Platón y Aristóteles usaban para hablar del misterio de por qué los seres humanos elegimos hacer otra cosa distinta a la que es mejor para nosotros si se supone que somos racionales. A partir de ahí, "La procrastinación eficiente" entra de lleno en el insigne campo de libritos fascinantes sobre temas aparentemente estúpidos escritos por intelectuales reputados (como El arte de amargarse la vida, de Paul Watzlawick).
A lo largo del libro Perry describe el bucle en el que vive el procrastinador y con el que muchos se identificarán: las fantasías de perfección impiden hacer un trabajo aceptable que al final se acaba realizando de cualquier manera porque ha llegado el último plazo ineludible de entrega. Por el camino se han añadido ingentes cantidades de culpa bien merecida por haber perdido el tiempo y sacado de quicio a los demás.
Si bien el autor no da soluciones, sí que propone algunas ideas para aprender a llevarlo mejor: asume que ser procrastinador es un defecto pero tampoco de los peores, espera a que algunas tareas se soluciones solas, divide las tareas en pequeñas tareas más asumibles, ponte dos despertadores, usa alarmas para no navegar sin rumbo durante horas, asume que no eres desordenado sino un "organizador horizontal" que necesita tenerlo todo a la vista y no clasificado, ponte música activa por mañanas, busca una gran e importantísima tarea que puedas postponer durante años para dedicarte a otras... o procura trabajar con no procrastinadores y mantenlos contentos.
[Para descargar el primer capítulo en PDF, La procrastinación estructurada, pincha AQUI]