Obispos y monjas de EEUU, en plena cruzada contra la austeridad de Paul Ryan
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Obispos y monjas de EEUU, en plena cruzada contra la austeridad de Paul Ryan

Getty

Al "número dos" republicano, Paul Ryan, y su plan de ajuste fiscal le han salido unos opositores insospechados: las monjas y obispos católicos de EEUU, que lideran una cruzada contra su programa de recortes sociales por considerarlo una "traición" y una "trampa mortal" para los más pobres.

Cuando Ryan, que aspira a la vicepresidencia de EEUU por el Partido Republicano, anunció el pasado abril su drástico plan de austeridad, el congresista por Wisconsin de 42 años recibió una lluvia de críticas de los demócratas y otros activistas sociales. Menos esperados, sin embargo, fueron los ataques desde un sector tradicionalmente complaciente con las políticas conservadoras del Partido Republicano: la Iglesia católica.

Ryan, de origen irlandés y católico practicante, vio cómo la Conferencia de Obispos Católicos enviaba una carta al Congreso para alertar contra un plan presupuestario "moralmente indefendible y una traición al principio católico de la solidaridad". En julio, el obispo de California y presidente del Comité de Justicia Nacional y Desarrollo Humano de la Conferencia de Obispos Católicos de EEUU, Stephen E. Blaire, reiteraba que el ajuste "fracasa a la hora de encarar los criterios morales" de solidaridad y protección a los más desfavorecidos.

A los obispos se han sumado también un grupo de monjas, que se lanzaron a la carretera en julio en un autobús bautizado como Nuns on the bus (Monjas en el bus) con el que recorren el país denunciando la agresiva propuesta de recortes.

"El plan es una trampa mortal para aquellos que están en los márgenes de la sociedad (...) pone en peligro gran parte de los programas sociales", aseguró Diane Donahue, una de las monjas, al culminar su recorrido ante el Congreso en Washington el 2 de julio.

UN PLAN "ANTIPATRIOTA"

Y los ataques se han recrudecido desde el pasado 11 de agosto, cuando el aspirante republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, anunció que Ryan sería su pareja de fórmula en las elecciones presidenciales de noviembre. La hermana Simone Campbell, una de las religiosas que viaja en el Nuns on the Bus, calificó la semana pasada el plan de "horrible" e invitó tanto a Romney como a Ryan para que pasen un día de campaña con ellas en sus labores con los más desfavorecidos. Para Campbell el plan de ajuste es "antipatriota" contrario a la justicia social.

El plan, tan alabado por unos como vilipendiado por otros, propone reducir el abultado déficit presupuestario a través de un duro hachazo a los programas sociales y al gasto público. Su principal diana es el popular programa Medicare, que ofrece cobertura sanitaria a las personas de la tercera edad y jubilados. Ryan, presidente del Comité Presupuestario de la Cámara de Representantes, plantea privatizar parcialmente Medicare y reducir otras partidas sociales como los cupones de alimentos para las familias con menos ingresos.

La propuesta, que busca reducir el déficit presupuestario, del actual 7,8% del PIB, al 3% para 2015, se concentra en los recortes de gasto y en el tamaño del gobierno y no en la subida de impuestos, que en su opinión desalienta la creación de empleo. Ryan sostiene que "la verdadera amenaza a nuestra sociedad hoy es la explosiva deuda federal", en referencia al abultado déficit del país.

Aun así, y para disipar temores este fin de semana hizo campaña con su madre Betty, de 78 años, beneficiaria del Medicare y quien vive gran parte del año en Florida, un estado con gran concentración de jubilados. El aspirante a la vicepresidencia de EEUU garantizó, de la mano de su madre a sus seguidores de la tercera edad, que con un gobierno republicano seguirán disfrutando de sus beneficios. "Nuestro plan no afectará a los beneficios de la gente que está jubilada o cerca de la jubilación; es una promesa que hemos hecho y que debe ser mantenida", aseguró en medio de aplausos.

Distinto será, por lo que dejó entrever, lo que ocurrirá con la siguiente generación. "Debemos reformar Medicare para mi generación, de modo que no esté en bancarrota cuando nos retiremos", afirmó.